Tiene 28 años, es un nutricionista de Huelva y entre sus películas favoritas destaca el El Show de Truman. Se llama Carlos Ríos y ha creado un movimiento imparable, bautizado como realfooding.
Su lucha contra los alimentos ultraprocesados ya cuenta con una comunidad en Instagram que supera el millón de seguidores, y va in crescendo, aunque no le gusta la palabra influencer. En su tiempo libre escucha música, audiolibros y practica deporte --ahora está con la calistenia--. La gente lo para por la calle y hasta le da las gracias por cambiar su vida. Él confiesa sorprenderse con estas reacciones.
A por la red social de Google
Pero ¿qué planes de futuro tiene este realfooder a corto plazo? Lo tiene claro. “Ahora voy a dar el salto a Youtube”, confiesa Ríos a Crónica Global. De hecho, ya ha grabado algunos vídeos para estrenarse en la red social de Google en enero de 2020. “Mi mensaje se puede comunicar perfectamente en esta plataforma y, además, ya cuento con una buena comunidad, pero quiero llegar a un público que todavía no me conoce porque no está en Instagram”, añade.
Contra los ultraprocesados
Para los que aún no lo conocen, Ríos intenta, como él mismo confiesa, “concienciar a la gente de que se puede llevar una alimentación saludable, económica y rica” alejada, por completo, de los alimentos ultraprocesados, que son su gran enemigo. Este nutricionista onubense sufrió sobrepeso de pequeño, algo que atribuye a este tipo de productos. “Yo me podía meter 100 gramos de azúcar en un desayuno con un brik de zumo, unas galletas y el azúcar que también le añadía a la leche con cacao”, detalla.
Los alimentos ultraprocesados, según Ríos, cuentan con un packaging que los hace muy atractivos para el consumidor. “Durante el tiempo que estuve en una clínica trabajando --tres años-- me di cuenta de que la gente sabía lo que era la comida basura o fast food, pero que la heterogeneidad de los productos dietéticos, light o cero, hacía que la gente se creyese que eran saludables y en realidad no lo son”, subraya. No obstante, aunque son su gran enemigo, Ríos también peca de vez en cuando, aplicando su regla del 10%. “Si el 100% equivale a 30 días comiendo sano, me permito, dentro de ese mes, comer tres días algo malo”.
Lo que le enseñó su abuela
Ríos se sincera cuando dice que “no está diciendo nada nuevo”, sino cosas que aprendió de su abuela. “Con 80 años, mi abuela no necesitaba ningún influencer para comer bien. Ella me enseñó lo que era la comida de mentira, es decir, la que ella nunca había visto antes. Y me pareció muy interesante llevar eso a otras generaciones --con un poco de humor-- que no lo tenían tan claro. Mi contenido de valor es enseñar a otros a comer”, señala.
Sin embargo, el tipo de información que comparte Ríos en Instagram generó, sobre todo al principio, cierto malestar en algunas marcas y cadenas de distribución que, con el tiempo, han entendido un poco mejor su labor, incluso reformulando alguno de sus productos. “Ahora es cuando acuden las marcas a mí, pero en todo mi crecimiento exponencial en Instagram nunca he monetizado lo que hacía a través de las marcas, sino que empecé pasando consulta de forma online a los usuarios de mi comunidad. Y, en la actualidad, si recomiendo un producto es porque está relacionado con mi marca y advierto de que es una promoción. Mi marca personal es mi mayor activo y por eso tengo que cuidarla mucho. Mi objetivo final es ayudar al consumidor, no a las marcas”, afirma.
Una 'app' con más de 800.000 usuarios
Pero como Ríos no quiere depender sólo de Instagram, en octubre de 2019 lanzó su primera app, disponible tanto para Android como iOS, que, de momento, es totalmente gratuita. Su éxito ha sido tal que, en apenas dos meses, la aplicación MyRealFood cuenta ya con 800.000 usuarios y en ella están trabajando, además de Ríos, otras tres personas --un ingeniero y dos abogados-- que son también realfooders y creen fervientemente en el movimiento. “La app no cuenta con publicidad y es totalmente gratuita. Hemos invertido en ella unos 10.000 euros de recursos propios, más nuestro trabajo diario. Para monetizarla estamos pensando en un servicio Premium que ofrezca asesoramiento personalizado. Es decir, como crear una clínica dentro da la app”, explica Ríos.
Pero ¿qué la hace diferente de otras apps similares? Ríos no lo duda. "El sistema de categorización, en mi opinión, es muy riguroso a nivel científico y cuenta con el extra de una gran comunidad que tiene la comida como nexo de unión para ayudarse, conocerse y compartir información y recetas".