Raquel Taranilla gana el Premio Biblioteca Breve con una novela-respuesta a Vila-Matas
La novela galardonada, 'Noche y océano', refleja la frustración generacional de los nacidos a finales de los 70 a partir de la historia del robo del cráneo del director de cine F. W. Murnau
10 febrero, 2020 21:00Nacida en 1981 y profesora de Ciencias de la información en la Universidad Complutense de Madrid, la escritora Raquel Taranillas se proclamó esta mañana ganadora del Biblioteca Breve 2020, el histórico premio literario fundado en 1958 en Barcelona por Víctor Seix y Carlos Barral, y cuyo primer galardonado fue Luis Goytisolo con Las afueras. Siete décadas más tarde, y después de que fuera refundado en 1999, el premio ha ido a parar a la novela Noche y océano, una fábula sobre el robo del cráneo del director de cine F.W. Murnau.
Taranillas sucede así a la poeta Elvira Sastre, que recibió este mismo galardón el año anterior con una primera novela de calidad cuestionable, a pesar de haber vendido hasta cinco ediciones, que rompía claramente la tradición del Biblioteca Breve, creado para reconocer “la calidad absoluta en la realización literaria”. Este año la apuesta de Seix Barral, en cierto sentido, se enfoca hacia el descubrimiento de una nueva voz literaria femenina, en tanto en cuanto Taranillas únicamente había publicado Mi cuerpo también (Libros del lince), un ensayo autobiográfico.
La novela de Taranilla se ha impuesto a los más de novecientos manuscritos presentados. El jurado, formado por Pere Gimferrer, la librera Lola Larumbe, la escritora Clara Usón, el cineasta Fernando León de Aranoa y la editora Elena Ramírez, describió la obra como una narración lúdica y paródica, “rebosante de humor inteligente y enorme energía expresiva”. Detrás de este humor se esconde también una reivindicación del cinismo, entendido como forma de salvación para la generación –nacida a finales de los setenta– representada por Bea Silva, la protagonista, una profesora universitaria extremadamente culta, pero que, como otros compañeros de trabajo, vive hastiada por la precariedad laboral. La trama de la novela comienza cuando su protagonista lee en la prensa la noticia del robo del cráneo embalsamado del director de cine mudo F. W. Murnau y piensa que el responsable es Quirós, un cineasta que recaló en su casa durante algún tiempo y que preparaba un documental sobre Tabú, el film póstumo del director alemán.
A partir de esta historia Taranilla hace un retrato de su generación, a la que describe a partir del exceso de conocimiento y de información. “Bea” –señala el jurado– “se ha ido llenando la cabeza de datos, citas, referencias, fuentes y teorías durante tanto tiempo que ya no puede evitar trazar conexiones, encontrar paralelismos, vincular cualquier idea supuestamente espontánea a otras muchas ya existentes”. Estas referencias, que según Larumbe, sitúan a la autora en la estela de escritores como Vila-Matas o Foster Wallace, dan pie a Taranilla para construir una novela que nace como crítica a “la mitomanía, que nos hace incapaces de crear ideas propias y nos lleva a vampirizar las de otros, algo siempre rentable”.
La protagonista de Noche y océano es una lectora intrépida, pero de una forma desobediente y que, como diría Harold Bloom, ha aprendido la lección para desviarse y emprender su propio camino creativo. El libro es también una respuesta a Aire de Dylan, una de las últimas novelas de Enrique Vila-Matas, obra que –confiesa Taranilla– le irritó mucho. “Fue como una patada en la cara”, dijo la premiada tras confesar su admiración por el escritor barcelonés. “Vila-Matas es un maestro, pero Aire de Dylan hace un retrato injusto de mi generación".
De este desencuentro con Vila-Matas, y en concreto con el protagonista de su libro, Vilnius, un hombre dedicado a “completar su Archivo General del Fracaso”, nace Bea: “Ella cuenta esa generación, la mía, de una forma alternativa a la de Vilnius. De fondo aparece tambien su experiencia como profesora universitaria: “La carrera académica es una mierda”, dijo tajante la ganadora el Biblioteca Breve."Yo me tuve que marchar a Qatar y los petrodólares me permitieron aguantar. Bea y yo somos profesoras en una universidad española, y eso es algo heroico. Muchos colegas míos completan sus sueldos trabajando de camareros. He dejado de ser profesora asociada este año, y tengo 38. ¿Cómo tener fe en lo que estás haciendo?”. Taranilla construye su novela a partir de esta voz desquiciada, inmersa en una sociedad del conocimiento, que, como señala León de Aranoa, nos ahoga.