Mark Rothko

Mark Rothko Consuelo Kanaga Picryl

Creación

Carlos Taché elige a Rothko

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Sensato, claramente articulado, inteligente, y prudente, además de en posesión de una voz bien timbrada y convincente, Carlos o Carles --creo que usa indistintamente la versión catalana y la castellana de su nombre; como entre nosotros hablamos en catalán, le llamo Carles--, Carles Taché (Barcelona, 1947), es probablemente el galerista más importante y más conocido de Barcelona.

En su local de Consejo de Ciento asistí a lo largo de los años a docenas de inauguraciones, siempre en la seguridad de que valía la pena acercarse por allí. Ahora en su sede de la calle Trafalgar sigue ejerciendo su benéfica influencia sobre el mundo artístico barcelonés.

No me extiendo en la presentación de Carles Taché, el lector puede encontrar fácilmente una estupenda entrevista, llena de datos y opiniones, que le hizo el año pasado Manel Manchón para Metrópoli Abierta. Ayer telefoneé al galerista, marchante, o como él dice, a la “voz del artista, peregrino del arte que siempre ha buscado una verdad y unas respuestas”, a Taché, y le formulé la pregunta que pone en marcha los artículos de esta serie: ¿Qué obra de arte destacarías…?

El galerista de arte Carles Taché

El galerista de arte Carles Taché CG

No eligió una sola pintura sino un autor, y no vaciló en elegir:

--Mark Rothko. Es muy importante en el nacimiento de la abstracción espiritual, y yo además lo relacionaría con Turner, lo relacionaría con muchas de las acuarelas íntimas de Turner en que aparece un horizonte con tierra, mar y cielo, esos campos de luz. Creo que a Rothko se le debe mucho, en la contemporaneidad, y que él a su vez debe mucho a Turner, a esos campos de luz espirituales del pintor inglés.”

Se queda callado un momento Taché y luego prosigue: “Casi todo en Rothko es significativamente espiritual. Incluso su suicidio. Como sabes, se suicidó en su estudio; lo hizo por varios motivos, entre ellos la separación amorosa, un estado de depresión en que se hallaba, el peso de la edad… pero también sentía que su mundo se acababa. El movimiento del pop art estaba en auge y en ese escenario él no se sentía cómodo. Su muerte por propia mano fue un acto brutal…”

“Curiosamente, he leído”, prosigue Taché tras una pausa pensativa, “que cuando se cortó las venas, que así es como lo hizo, envolvió la cuchilla con hojas de papel, para no cortarse los dedos… Ya se ve en todo que fue un acto litúrgico, como una confirmación de que lo que tenía que hacer ya lo había hecho…”

El pintor Mark Rothko

El pintor Mark Rothko FLV

A renglón seguido entra Taché en una divagación fascinante sobre el sentido del arte. Me pareció que incluso se emocionaba hablando de estas cosas, que son la columna vertebral de su propia vida. Tomé notas sobre la marcha, el lector disculpará que se me escaparan algunas palabras y a lo peor haya en estas frases algunas desconexiones, pero bueno, esto es lo que alcancé a anotar:

“Creo que el primer agente de la abstracción está en la naturaleza. Incluso si miramos las estatuaria clásica, las esculturas de los antiguos maestros griegos, a las que les faltan los brazos, o las piernas, las completamos con nuestra mirada. Es algo que está entre el mundo de lo existente y de lo inexistente, y ese es precisamente el mundo del arte. Rothko estaba convencido de que existe la protección espiritual que nos brinda el arte. Y él mismo era un protector. Está en el origen del mundo contemporáneo y de su visualización…”

“Piensa, por ejemplo, en el mundo prehistórico. ¿quién pintaba aquellas maravillas que vemos en Lascaux, en Altamira. El hombre, el varón, salía de la cueva, del hogar por decirlo así, a enfrentarse a una naturaleza que era feroz y hostil, y salía a cazar, a buscar el sustento. Yo atribuyo esas pinturas a las mujeres, que se quedaban en las cuevas, para criar a la prole, para cuidar de los enfermos y de los impedidos y de los ancianos. Ellas pintaban las cuevas, con escenas de caza: esas pinturas eran plegarias, eran oraciones para que el hombre volviera de la peligrosa caza ileso…”

Carles Taché en su galería

Carles Taché en su galería Metrópoli Abierta

Marca Taché una pausa y sigue: “Rothko vivirá permanentemente entre nosotros. Yo recomiendo mirarlo muy profundamente: no se trata de manchas de color, son vibraciones, es una presencia lo que hay en sus lienzos. Desde la prehistoria hasta él, el hombre siempre ha buscado y gozado de la protección del arte. El mismo idioma procede de él, como la iconografía religiosa, el mismo rostro de Dios. Los artistas, los maestros del Románico nos brindan la imagen de Dios, no se conocería el arte contemporáneo sin la Pietá Rondanini. Se dice que la dejó inacabada, yo creo que no, no está inacabada, sucede que no quiso acabarla, de lo contrario ya te digo que tal como era Miguel Ángel aún seguiría perfeccionándola. No, la quiso dejar así. Yo veo a Miguel Ángel muy cerca de Rothko. Para mí mirarlo, mirar sus obras, ha sido un aprendizaje del arte.”

Exquisitamente educado como es, a Taché le preocupa estar “enrollándose demasiado”, pero aún quiere añadir algo: “Era un personaje, además, excepcional. Incluso si miras sus fotos, en las que está sentado en ese típico sillón que tienen todos los artistas para descansar y contemplar lo que están haciendo, y pensar, se ve la trascendencia del personaje, su personalidad, su ausencia de las contingencias…. Yo estoy ahora mismo escribiendo sobre él, no para publicar nada, sólo para mí mismo… Y en lo que escribo sostengo que el arte sale de nosotros, que es el gran protector del hombre y que es creativo en función del espectador. Claro, me refiero al arte exigente, no a la decoración, que también es respetable pero es otra cosa. Hablo de los artistas rotundos, intransigentes… Como Rothko.”