Carla Simón Barcelona
Carla Simón, más política que nunca: "Me equivoqué, no tengo nada en común con Junts"
La directora catalana estrena 'Romería', una película que aborda la identidad, la memoria y el estigma
También te puede interesar: Los Goya regresan a Barcelona y se mudan al Fórum: "Será la mejor gala"
Noticias relacionadas
Carla Simón ha hecho su película más política. Su nombre, Romería, no aparenta serlo. Su sinopsis, tampoco. La trama, basada una vez más en la vida de la cineasta, retrata el viaje de Marina a Vigo. Un viaje físico y emocional que, disfrazado con el objetivo de conseguir una beca, es en realidad una excusa para conocer al padre que nunca conoció, llenar esa memoria llena de vacíos, de preguntas, misterios y sombras.
El padre de la protagonista, como el de Simón, murió de sida en los 80. Ni directora ni personaje llegaron nunca a conocerlo. ¿Por qué? La historia de Simón es personal, la de Marina es ficcionada, pública y también compartida por muchos. Marina se topa con un padre que no conoce y que apenas va a poder conocer. El relato de su familia paterna ofrece versiones contradictorias. No se ponen de acuerdo ni en la fecha de la muerte de su padre. Pero es que tampoco encaja con la versión que escribió su madre en su diario.
El diario de Marina, en realidad, sale de unas cartas que escribió la madre biológica de Carla Simón. Y no es la única ficción que se encuentra en Romería. En cambio, la cinta está cargada de verdad. Una verdad que recuerda que la memoria es una construcción, pero que si no conocemos la historia que no se cuenta, ésta cae en el olvido.
La realizadora catalana no se esconde. Le ha salido un film político desde lo más personal y, además, dando rienda suelta a su lado más poético. Así es como entiende el cine, su cine: político casi por defecto, personal y poético por voluntad. De allí que quiera pasar página de ese momento en que apoyó a un amigo de Junts en las elecciones. Un error que no volverá a cometer. Su lugar es tras las cámaras.
Carla Simón Barcelona
- Vuelve a un episodio personal. ¿Es la pieza que le faltaba? ¿Es la pieza que falta explicar a este país?
- Es la pieza que me faltaba a mí. Exploré la historia de la familia de mi madre biológica y mi padre adoptivo, que es la misma, la de mi madre adoptiva y ahora me faltaba la de mi padre biológico. Me planteé si me apetecía contarla, por eso.
- Y creo que tiene sentido, porque no solo es mi historia, es también la de mucha gente, de toda una generación, que es la de mis padres. Una generación que durante los 80 perdió la vida y dejó este vacío.
- Recuperar la historia es político.
- Bueno, todo lo personal es político de alguna manera. Somos humanos, vivimos en sociedad y en un contexto que, evidentemente, afecta totalmente a nuestras historias.
Carla Simón Barcelona
- Podríamos decir que es su film más político, ¿no? Porque habla de la reconstrucción de la memoria, de llenar o tratar de explicar esa historia que nos falta o nos han quitado.
- No lo sé, porque Alcarràs tenía esa cosa social y también política de la situación de los payeses. Pero insisto, cuando hablas de algo muy personal hay algo intrínseco de eso, porque lo dibujas en un contexto. En este caso, sí que hay una voluntad de recuperar la memoria de esta generación que pasó de vivir una infancia en el franquismo, con una represión total, a una Transición que abraza la libertad hasta el final y con todas las consecuencias.
- ¿Una generación clave?
- En realidad, eran muy inocentes, porque no sabían los efectos de la heroína, o que después vendría el sida, ni nada de estas cosas. Fue una generación muy importante en la historia de nuestro país, porque rompieron con todos los valores establecidos hasta entonces.
- Hubo un salto increíble de la manera de hacer y de pensar entre sus padres y ellos, de hecho. Mucho más que el que yo he tenido con mis padres o el que yo siento que tendrán mis hijos conmigo. Esta ruptura fue supernecesaria en un país que había vivido en dictadura durante tantos años, que los dejó tan atrás en todo a nivel europeo. Y esa ruptura la hicieron ellos.
Carla Simón Barcelona
- ¿Por qué cree que no se reivindica, entonces?
- Siento que hay algo de dolor, de tabú e incluso de estigma por todo lo que ha provocado todas estas muertes. Muchas veces no se ha puesto suficiente en valor a esta generación, la generación que cambió las cosas.
- En cambio, muchos lo han vivido con vergüenza o con culpa o como castigo, cuando en realidad no se debería vivir con nada de todo esto. Todo son maneras de ver lo que les pasó. Las generaciones posteriores les ha puesto estas etiquetas y nuestra generación debería cambiar la manera de verlo, sin juzgar y abrazando lo que ellos vivieron, entendiendo la mala suerte que tuvieron con la heroína y el sida.
- ¿Es una generación menospreciada por esa estigmatización?
- No lo sé. En cualquier caso, hay dificultad de hablarla. Y cuando cuesta hablar de algo quiere decir que hay algo que no está bien colocado en la memoria de la gente o del país. Por eso siento que esto es memoria histórica también y hay que ponerlos en valor, sí. No solo la gente que murió, sino también la que sobrevivió y que le cuesta hablar de eso muchas veces.
Carla Simón Barcelona
- En cualquier caso, su película muestra que la memoria, personal o de un país, está llena de vacíos, de historias sin contar. ¿Es posible recuperarla?
- La película lo propone, de hecho, Y parte de ahí. La memoria es muy selectiva y cada uno te explica su versión de las cosas. E incluso cuando vivimos nuestro recuerdo lo van modificando a nuestra conveniencia, para adaptarlos a lo que nosotros necesitamos explicarnos, para sobrevivir y para estar en paz con nosotros mismos.
- Lo que sucede es que, cuando intentas reconstruir una memoria a través del relato de los otros, las piezas no encajan. Yo misma llegué a la conclusión de que si mis padres estuvieran vivos tampoco me explicarían todo y tampoco serían fiables.
- Llegados a este punto pensé: ¿por qué no inventarme lo que yo necesito explicarme, como está haciendo todo el mundo en realidad? Porque todo lo que vivimos en un momento, inmediatamente queda en el pasado y es susceptible de ser inventado en el relato.
- Bueno, pero luego están aquellos que la intenta borrar o manipular. En ‘Romería’ hay un reflejo de diferencias de clases muy obvio y son las clases altas las que tratan de ocultar lo que ha sucedido.
- Totalmente, viene más desde arriba que desde abajo. Porque la heroína afectó a todo el mundo y empezó por arriba y luego ya bajó. Desde abajo se vivía como se podía. En cambio, a pesar de que los padres, de clase alta, se enteraban de todo, lo ocultaron, pero lo vivieron juntos también.
Carla Simón Barcelona
- Esta peli con tanto mensaje, ¿le ha permitido sacarse la espinita de participar en política? Porque usted en las pasadas elecciones municipales se presentó…
- No. Este capítulo… Claramente me equivoqué. Ese momento me dio menos esperanza en el mundo, porque yo no tengo nada en común con Junts. No soy de Junts, pero lo único que quería era ayudar a un amigo de mi pueblo, que tenía un programa que estaba muy bien...
- ¿Fue una bola que se hizo demasiado grande? Porque le llovieron críticas.
- Creo que se leyó fatal y yo fui muy ingenua. Eso está claro. Yo estuve de suplente, como candidata independiente, pero, claro, la palabra independiente dentro de un gesto así no se entiende.
Carla Simón Barcelona
- Pues mejor volver al cine. Usted, en cualquier caso, usa el cine para recuperar la memoria. La suya y la del país. ¿El cine puede jugar un papel clave en esta recuperación?
- Bueno, el cine tiene la capacidad de resucitar a los muertos, incluso. Puede crear estas imágenes que uno tiene. El cine tiene esta dimensión mágica de que todo sea posible. Yo allí vi ese potencial. Además, para mí tenía sentido salirme un poco de esa cosa más naturalista o de compromiso con la realidad y que sirve para poder modificar el relato y ver a esta generación desde otro punto de vista.
- De hecho, ‘Romería’ tiene ese punto más poético que ya tenía ‘Carta a mi madre para mi hijo’. ¿Su cine va a ir por ese camino?
- A ver, como cineastas también nos tenemos que cuestionar constantemente y yo siento que en las dos primeras películas había explorado un compromiso muy fuerte con la realidad. Pero siempre he intentado encontrar la poesía más a través de lo real y tenía ganas de explorar algo más poético y también más cinematográfico, porque aquí hay referencias de forma más intencionada. Y es un tono que me hace sentir más cómoda. Pero la intención es que cada película me lleve a lugares que no conozco.
Carla Simón Barcelona
- La siguiente además ya no es autobiográfica, es un documental sobre flamenco. ¿La aparición de nuevo de la música de Lola y Manuel es un guiño a lo que vendrá?
- A ver es algo personal, que era de mis padres y que ya puse en el corto. Pero el proyecto siguiente es una cosa nueva totalmente, que está muy verde, pero me apetece mucho.
- Por tanto, ¿‘Romería’ es un fin de ciclo?
- Sí. Siento que son tres películas que me han hecho mirar hacia atrás, hacia la memoria familiar, hacia el pasado, hacia la infancia, la adolescencia. Y el hecho de que coincida con el nacimiento de mi segunda hija y que tenga mi propia familia, hace que tenga muchas más ganas de mirar hacia otros lugares. No digo que no vuelva a tocar el tema de mi familia, porque es muy grande (ríe).
Carla Simón Barcelona
- Esta trilogía, en cualquier caso, la ha situado como un referente del cine catalán. ‘Estiu 1993’ fue como una piedra fundacional de eso que se acordó en llamar ‘nuevo cine catalán. ¿Cómo lo vive? ¿Siente cierta presión de que sus trabajos sean mirados con lupa?
- Al no verme desde afuera, no lo pienso mucho, la verdad. Sí hay algo que me honra el dar clases y sentir que para nuevas generaciones Estiu 1993 es una película que tienen muy presente. Eso es muy bonito.
- Pero esto es una carrera muy larga y siempre intento relativizar todo mucho y vivirlo con mucha consciencia, abrazando el momento ahora que las cosas van bien y se reconoce el trabajo, porque nunca sabes en qué momento se deja de hacer o se vuelve a repetir. Por eso, para mí, lo bueno de tener reconocimiento es que puedes seguir haciendo cine, que no es obvio en ninguna carrera artística.
- O sea, cero presión.
- Sí, trae cierta presión, pero la siento en momentos muy concretos del proceso creativo. Lo importante es escucharse a sí mismo, para entender qué es lo que quieres hacer y no dejarse influenciar por lo que piensan o dirán o lo que se espera.
Carla Simón Barcelona
- Por lo tanto, en el futuro vamos a encontrar una Carla Simón más mítica o más comprometida.
- No lo sé. A mí me nacen las historias y luego las he de escuchar y entenderlas. Eso lleva a búsquedas muy profundas para poder hablar en propiedad de las cosas y hacerlo de forma muy natural y siempre acaba en un contexto donde hay una vertiente política. En cualquier caso, yo parto de algo muy particular y de los personajes, de lo más íntimo, para después acabar tocando otras cosas.
- Yo no sabría hacer una película con voluntad política o social de forma expresa, porque creo que sale un cine didáctico o de mensaje, y no es lo que estoy buscando.