Luisa Martín

Luisa Martín SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Creación

Luisa Martín: “Es imposible pensar que el poder llevado a cabo por las mujeres va a ser diferente”

La actriz regresa a Barcelona con una obra sobre el poder, la verdad y la identidad

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Luisa Martín es conocida por ser la Juani de Médico de familia, sí, pero también como mujer de teatro y, sobre todo, persona comprometida con la sociedad. Hace años que colabora con Médicos Sin Fronteras y, desde hace un tiempo, con Anasbabi, una ONG que apoya a las personas y familias con enfermedades raras. Por eso no es de extrañar que, durante la entrevista con Crónica Global, salga a la luz el nombre de Netanyahu y la guerra con Palestina.

El encuentro tiene lugar durante la presentación en Barcelona de Malditos tacones, que hasta el 7 de septiembre se presenta en el Teatro Goya. A la obra, escrita por Ignacio Amestoy, dirigida por Magüi Mira y coprotagonizada por Olivia Molina, tampoco le falta compromiso.

Habla de las mentiras del poder, cómo este ha moldeado una manera de ser, como impide las relaciones sanas entre las personas y, sobre todo, la importancia de dar con la verdad y la propia identidad en un mundo pensado por y para los poderosos y donde la mentira se impone a la dolorosa verdad. Así lo cuenta la actriz.

Si muchos le recuerdan por su papel de la Juani de ‘Médico de familia’, el personaje que interpreta en ‘Malditos tacones’, no lo podríamos tachar de amigable o entrañable, ¿no?
No, entrañable no es en absoluto. Es una mujer que ha tenido una educación muy británica, en la que, por supuesto, no se pueden mostrar las emociones ni los sentimientos. Sorprende su frialdad. Sufre y tiene sus problemas, obvio, porque tiene un pasado doloroso, pero procura que no se note nada. Está acostumbrada a vivirlo todo de esa manera.
¿Es uno de los engaños del poder de los que habla la obra, que pide a una mujer ser estoica?
No. La obra habla del mal uso que se hace del poder, que es muy perverso. Cuando tienes poder se funciona de otra manera y se usa mal, para hacer daño a los demás muchas veces.
¿Ese daño implica, por eso, el condicionamiento de cómo debe ser una mujer?
Claro, el poder ha condicionado el comportamiento de todo el mundo, porque el que tiene poder considera que hace bien las cosas y que los demás tienen que hacer las cosas como él considera. Y, por supuesto, las mujeres durante siglos hemos estado en un segundo plano. Ahora empezamos a sacar la cabeza y reivindicamos la igualdad en todos los terrenos y en todos los sentidos. Pero la perversión del poder es que suele ser una tentación constante de “ustedes hagan lo que a mí me da la gana”.
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¿También cuándo lo tiene una mujer?
Sí, cuando el poder lo ostenta una mujer también le pasa. Por eso hay que tener mucho cuidado con eso. Es imposible pensar que el poder llevado a cabo por las mujeres va a ser diferente. Puede haber algo distinto cuando implica a los hijos, porque sí creo que ahí hay una diferencia biológica, pero salvo eso...
¿El poder ha engañado a la mujer sobre cómo tiene que actuar cuando ostenta un cargo? ¿La mujer ha caído en ese engaño, como el que representan estos ‘Malditos tacones’?
Nos han engañado a las mujeres. Nos han dicho que si vas de esta determinada manera vestida o si te pones estos zapatos, este tacón, te pones más alta y tienes más poder, tienes más fuerza, que sería un poco como el símil de la corbata de los hombres. Pasaba antes, que vías a mujeres ejecutivas que tenían que vestir con traje y corbata. Eso es un error, porque las mujeres somos mujeres y nos tenemos que comportar con naturalidad. ¡Los hombres que hagan lo que quieran!
Pero como dice, no siempre ha pasado. ¿Este enfrentamiento que a veces se da entre mujeres en el poder tiene que ver con esa herencia patriarcal?
No, los enfrentamientos muchas veces son por necesidad, por vicio o por lo que quieras. Cuando hay un enfrentamiento de verdad es porque hay un motivo de verdad. Ahí no interviene el sexo para nada.
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¿Y cuál es esa oposición que enfrenta a estas dos mujeres en la obra?
Cada una viene con una mochila cargada de problemas, de preguntas y de asuntos por resolver. Ambas saben que van a enfrentarse, porque ha llegado la hora de sacarse de las mochilas lo que cada una tiene, para poder seguir avanzando.
¿Eso tiene que ver con la identidad? ¿Con la verdad que parecen desconocer?
Eso tiene que ver con la identidad de cada una, tiene que ver con la verdad de cada una, tiene que ver con lo que no se ha dicho durante mucho tiempo, tiene que ver con el personaje que cada una se ha creado de sí misma y ha entregado a la sociedad, y lo que no es cierto de todo eso.
¿Y es fácil llegar allí, a esa verdad?
No, no. Es muy difícil llegar a la verdad. Como dice mi personaje, “verdad solo hay una, pero no es fácil llegar a la verdad porque la mentira tiene muchas caras y es una tentación constante”. La mentira es una tentación constante, porque la verdad puede hacer daño. La mentira en cambio, ofrece algo seguro, un lugar seguro.
Esto se puede aplicar a la actualidad, ¿no?
¡Ah, claro! No queremos abrir ese melón, pero sí, la mentira está muy de actualidad y no quiero, no me tires de la lengua. Por Dios, no me tires de la lengua.
Luisa Martín

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No, porque usted, encima y fuera de los escenarios, es una persona muy comprometida. Su poder lo ha usado para causas políticas y sociales.
Bueno, yo prefiero no llamarlo poder, no creo que sea una persona poderosa. Yo utilizo mi popularidad para ayudar a personas que no tienen la misma voz y visibilidad que yo. Ahora mismo pertenezco a Médicos sin Fronteras y trabajo con una asociación que se llama Anasbabi, para visibilizar enfermedades raras y para ayudar a las personas que padecen enfermedades raras y a sus familias.
Ahora mismo tenemos una campaña con la asociación Más Visibles. Necesitamos 500.000 firmas, porque hemos presentado una iniciativa legislativa popular en el Congreso de los Diputados para que se legisle el cribado neonatal y se equipare en toda España. Creo que merece la pena implicarse en este tipo de cosas. A mí cuando me dicen hay que hacer esto, hay que hacer lo otro, pues yo estoy a sus órdenes porque creo que forma parte de mi labor. Para mí es una obligación, porque cuando conoces un problema de cerca, no le puedes dar la espalda y muchas veces sucede.
Por tanto, se puede usar bien el poder, ¿o el poder corrompe?
Eso dicen, que, cuando ves pasar los euros y ves que te puedes quedar con un poquito, debe corromper muchísimo. No lo sé.
¿Es fácil caer en la trampa de la mentira y el poder, entonces?
Todo muy armado para que caigamos en esa mentira. Yo no me siento poderosa y no tengo esa tentación. Entonces no sé muy bien cuáles son los mecanismos. Pero bueno, creo que yo soy muy optimista. Soy de las que no ve el vaso medio lleno sino rebosando agua.
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Pues es difícil, ¿eh?
Es difícil, es difícil. Pero yo creo en el ser humano. Y hay muchos más seres humanos buenos que malos, lo que pasa es que los malos hacen mucho ruido.
¿Le damos demasiada importancia?
Sí, lo que pasa es que hay gente que tiene mucho poder. Mira, ahora dice Netanyahu que ya está, que ya ha llegado el momento de aniquilar a toda una población, que tenemos los helados en el frigorífico y hay que comérselos porque si no van a caducar. ¿Perdona? Estamos llegando a unos niveles que no me lo puedo creer. No sé qué están haciendo.
Y muchas veces critican que la sociedad se implique en esa guerra.
No, si a mí ya me han criticado por hablar del genocidio. ¡Me importa un rábano! Y mira, la persona que me critica por denunciar el genocidio israelí, no me merece la pena. Así de claro. Y lo que es más sorprendente y verdaderamente más doloroso es que habiendo pasado lo que los judíos han sufrido en épocas pasadas, es que estén haciendo esto. ¡No puede ser!
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Por último, usted es una mujer de teatro, pero sin duda, también de televisión. De antes y de ahora. ¿Ha cambiado mucho?
La televisión ahora se hace mucho más rápido, pero es un poco el ritmo de la sociedad. Yo creo que hay grandes creadores, grandes guiones, gente estupenda, maravillosos actores y unas series que te enganchan.
¿Y no hay temor a la explosión de la burbuja?
El miedo es el peor enemigo del hombre. Yo no tengo ningún temor a que pinche, ni a que explote, ni a que nada. Esto es así, es lo que tenemos y yo lo que hago es intentar luchar o mejorar lo que hay. Sea a través de mis contratos o de lo que sea. Yo pongo mis condiciones porque no quiero que se deteriore la profesión y quiero que se mejore la situación, pero el miedo mata.