
Productora Quepo Barcelona
Quepo, la productora catalana premiada por la Academia de Cine por su papel clave en la transformación social
Esta cooperativa cumple 18 años con reconocimiento por su trabajo en los márgenes de la industria cinematográfica
Trabajar en los márgenes también tiene su recompensa. Lo saben bien desde Quepo, una cooperativa de Barcelona nacida de la voluntad de dar visibilidad a las personas y causas que menos la tienen y que, este 10 de abril, reciben el Premio González Sinde 2025. Un galardón que entrega la Academia de Cine española a aquellas instituciones que, valiéndose del medio cinematográfico, lo emplean para la consecución de fines sociales.
La noticia cayó por sorpresa en la sede de la empresa. “No lo esperábamos para nada”, admite la directora de producción, Raquel Borell. Se consideran “bastante outsiders” y su forma de relacionarse con el audiovisual está muy lejos de la Academia e incluso de la industria cinematográfica.

Raquel Bonell y Pablo Zareceansky, de la Productora Quepo Barcelona
Trabajan con profesionales de la industria, pero sus ritmos son otros. “Nuestra forma de relacionarnos con el audiovisual siempre ha estado muy enfocado en el objetivo de transformación social, y muchas veces nuestra manera de producir tiene mucho que ver con la necesidad inmediata de hablar de un tema, de ponerlo sobre la mesa y de intentar incidir tanto en los medios de comunicación como en las comunidades” afectadas por el tema.
Es por eso que sus dinámicas de estreno y presentación de festivales es completamente distinta. “Nosotros estamos directamente vinculados en el día a día”, subraya Borell, y eso les hace ir por libre. Pero con razón. “Tenemos unos objetivos muy diferentes”, añade el director de cine y cofundador de Quepo, Pablo Zareceansky.

Pablo Zareceansky, cofundador de la Productora Quepo Barcelona
Vamos "a contratiempo de los festivales", señala el cineasta, porque “te hipotecan la película un año o dos años en los que esa peli es solo para ellos y, a veces a nosotros nos quema más la urgencia” por la problemática social del momento, razona.
Sus films tienen como objetivo “servir” a la gente implicada en esa situación, y por eso, “no priorizamos presentarlas en festivales”, afirma.
A eso se le añade otro factor. “Pensamos en otros públicos que son más quirúrgicos”, revela Zareceansky. “A veces no hacemos películas para que las vea todo el mundo, sino que hacemos películas para que las vea esta gente concreta, porque queremos que se genere algún cambio”, añade.

Raquel Bonell, productora de Quepo Barcelona
Esto, que puede sonar pretencioso, ya lo han logrado. Cada proyecto es muy distinto y teje sus redes, pero hay uno que llegó a quien tenía que llegar. Se trata de un proyecto que hicieron junto a la Universidad de Barcelona y otros seis países sobre el daño psicológico que sufren las víctimas de la trata de personas y qué pasa cuando salen de allí y entran en las redes de protección judicial.
Participaron miles de personas. "Usamos la narrativa y el lenguaje cinematográfico, pero ¿es para festivales? No. En cambio, trabajamos para que funcionara para policías y jueces", prosigue. Así, el documental abrió el congreso anual de las Unidades de trata de todos los cuerpos policiales del Estado.

Pablo Zareceansky y Raquel Bonell, en la Productora Quepo Barcelona
Mossos, Guardia Civil, Policía Nacional y demás pudieron ver allí “cómo afecta la revictimización y los interrogatorios, cómo una psicóloga explica que los cambios de versiones de las víctimas no es que se lo inventen, sino que es un síntoma del estrés postraumático, allí es cuando das en la diana”.
Es más, la película llegó a la Escuela del Consejo General del Poder Judicial, donde se forman los futuros jueces de todo el Estado. Es allí cuando consideran que tanto da los festivales porque están “generando un cambio social, un cambio de miradas y crean un impacto en las personas” que son más necesarias.

Pablo Zareceansky Barcelona
Es allí cuando juegan con “el equilibrio” para juzgar si es más importante ir a festivales o que sus películas sean menos visibles, pero incidan en el sector poblacional que les interesa. Ellos no descartan ni un método de visibilidad ni otro.
Se están planteando ser más visibles con algunos proyectos y acudir a algunos festivales, como dice Bonell, para películas concretas, más atemporales. Los que son más urgentes van a seguir mostrándolos como lo hacen ahora.

Raquel Bonell Barcelona
Las películas producidas por Quepo son de libre visionado. Todos se registran como Creative Commons, por lo que a través de la web de la cooperativa, se puede acceder libremente a su visionado.
Otros documentales están en algunas plataformas de vídeo como 3Cat, pero no descartan otros. Siempre y cuando el visionado de sus películas siga siendo libre, para incidir en la sociedad. Ese es su gran propósito, por lo que agradecen el reconocimiento de la Academia “para que pueda haber una mirada más amplia de qué es el cine”.

Productora Quepo Barcelona
“Nosotros hacemos cine pequeño”, reconoce Zareceansky, “y lo hacemos con gusto”, constata. Lo hacen desde hace 18 años, y hasta ahora no ha llegado este reconocimiento de la Academia. Ahora, sólo esperan que “sirva para poner en valor este cine”. Un cine comprometido, social, de denuncia y transformador de la sociedad.
Esto fue lo que les hizo abandonar la vida del cine y de las series, arrancar un proyecto cinematográfico que tuviera incidencia real, que generara cambios sociales y de mentalidad en las personas. Eso que algunos llaman cine de urgencia, que apela a la reacción, pero sin renunciar a su calidad cinematográfica.

Productora Quepo Barcelona
Proyectos como El cost amagat, que denuncia el impacto ecológico de las llamadas políticas verdes; Qui sóc, que retrata la realidad de los menores no acompañados y cómo son tratados por los medios; o Endeutats, que retrata los problemas de las familias para pagar su vivienda y tener una vida digna son sólo un ejemplo.
Ellos son conscientes de que su impacto es menor, quieren entrar en las dinámicas de festivales, sólo en proyectos concretos, pero nunca perder su esencia. La misma que le ha hecho ser reconocida por la Academia de Cine y que le da ánimos para seguir adelante. El premio es un reconocimiento a su tesón y su labor, aunque para ellos el mejor de todos es poder generar cambios en las dinámicas sociales que dejan al margen a buena parte de la sociedad.