Revisar la fotografía de calle desde una perspectiva de género o introducir de manera aceptable figuras incómodas, pero que pertenecen a nuestra memoria colectiva son algunos de los retos que plantea la muestra El curso de los acontecimientos. Un atlas de la Colección Foto Colectania. Y lo hace con una original propuesta expositiva basada en la vigencia del poder iconográfico de la fotografía pese a la proliferación de imágenes, muchas de ellas producidas por IA.
“La tendencia al icono existe siempre porque el icono no es más que esa imagen que funciona. No es una cuestión de cuántas imágenes o de cuántos procedimientos se usen para multiplicar las imágenes, sino qué valor le damos a esas imágenes en el espacio público o en nuestras propias vidas. Por lo tanto, yo creo que la persistencia de la capacidad icónica de la fotografía está garantizada, lo que pasa es que hay que ponerla en situación”, explica el comisario Carles Guerra a Crónica Global.
Múltiples secuencias
La exposición, que permanecerá abierta al público hasta el próximo 2 de junio, reúne cerca de 160 obras de 32 autores del fondo de Foto Colectania. Imágenes icónicas como El hombre de la calle Pelayo, Barcelona (1962), de Xavier Miserachs, y el retrato del general Franco realizado por Ramón Masats en 1964 coexisten con otras que les otorgan la multiplicidad de perspectivas que puede tener un acontecimiento dado.
Confiesa Guerra que no fue una tarea fácil seleccionar las obras en una colección tan extensa como la de Foto Colectania, que cuenta con más de 3.000 fotografías. “Fue muy difícil acabar con un número de fotos que temáticamente tuvieran una relación. Y es por eso por lo que pensé que más bien de lo que se trataría es de exponer las imágenes para que se abrieran a múltiples relaciones con otras imágenes”.
Ordenada bajo esa premisa, la exposición está estructurada en ocho capítulos, cada uno de ellos conformado por tres filas encabezadas por una imagen icónica seguida de una secuencia de imágenes. El propósito de esta disposición es establecer conexiones temáticas o sugerir otras posibles, formular cuestiones y generar debates. “Al final, ni tema ni estilo, sino que la cuestión era ver la capacidad que las fotografías tienen de relacionarse unas con otras y ponerla en práctica sobre la pared, es decir, exponer imágenes e intencionadamente llevar al lado otras para que puedan generar secuencias posibles”.
Fotografía y contextos
El curso de los acontecimientos. Un atlas de la Colección Foto Colectania muestra un ecléctico abanico de miradas que corresponden a distintos tiempos y contextos. Estamos pues ante diversas narrativas y, también, ante distintas sensibilidades. En este sentido, hay dos bloques especialmente destacados. El primero está encabezado por Joan Colom y sus escenas del Raval y de las Ramblas, “esas zonas de la ciudad donde la prostitución y el turismo se mezclan”, junto a fotografías de calle de Leopoldo Pomés y Xavier Miserachs. Todas las secuencias presentes revelan claramente una libido masculina.
“He intentado desmontar la idea de que la fotografía de calle, que es una fotografía que se presenta con una máxima libertad de movimientos, para detectar cualquier cosa que ocurra, en realidad es una libertad determinada por la mirada de hombres”.
Una imagen incómoda
El otro ámbito destacado lo protagoniza un retrato de Franco realizado por Ramón Masats en 1964. “Esa foto que está en la colección me presentó muchas dudas sobre si exponerla o no. Es evidente que no es una fotografía que pueda salir al espacio público sin más”. Cuenta el comisario que no se sabe si el encargo lo hizo Masats con mucha convicción, pero sí que llegó sin equipo de iluminación y que tuvo que sentarlo junto a una ventana. El resultado es una fotografía que “humaniza un sátrapa, un dictador”.
Guerra encontró la manera de hacerla visible y tolerable y fue añadiéndole una secuencia de fotos de Fernando Gordillo de principios de los 70 en una localidad cercana a Ávila. Son escenas que muestran distintos espacios del pueblo como el ayuntamiento, la escuela, la calle o el bar donde la figura del dictador está omnipresente tanto en la vida pública como en la privada. “Era también una manera de explicar cómo ese retrato de Franco producía un icono, un icono que tiene que viajar, que tiene que alcanzar lugares remotos y hacer visible esa figura del poder”.
Paisajes y emociones
La muestra nos remite también a otros espacios físicos, como los paisajes de Txema Salvans, Xavier Ribas y Gérard Castello-Lopes, o emocionales como la galería de tradiciones y ritos populares de la España profunda de Cristina García Rodero. También nos abre a otras realidades a través de la sugerente dialéctica visual de Laia Abril en sus Fotonovelas o de la personalísima narrativa de Cristina de Middel en sus ficciones de Afronautas.
Entre las muchas reflexiones que nos dejó Susan Sontag en su ensayo titulado Sobre la fotografía, hay una que bien podría sintetizar la esencia de El curso de los acontecimientos. Un atlas de la Colección Foto Colectania: “La fotografía no se limita a reproducir lo real, lo recicla”.