“¿Qué humanidad?”, un recorrido por el arte de posguerra, con el hombre como protagonista
El MNAC analiza la representación de la figura humana y su simbolismo en el arte comprendido entre 1940 y mediados de los años 60
5 noviembre, 2023 00:28El arte ha ido conformando a lo largo de la historia una visión más o menos objetiva de la realidad. Una crónica visual en constante evolución en la que cada tiempo tiene sus características, peculiaridades y sus referencias. La Iglesia copó el protagonismo durante el Medioevo. Sin renunciar a la temática religiosa, el Renacimiento recuperó el esplendor del arte clásico grecorromano, colocando al ser humano en el epicentro creativo; y en las postrimerías del siglo XIX y primeras décadas del XX los autores fueron arrinconando paulatinamente al arte académico para alumbrar una sucesiva yuxtaposición de estilos y corrientes.
Como consecuencia lógica en esta evolución de la historia de la humanidad, entre 1940 y la década de 1960 el arte se convirtió en el depositario emocional y cultural de una sociedad sumida en la barbarie, la incertidumbre y el desasosiego. Un convulso periodo marcado, entre otras muchas cosas, por la filosofía existencialista.
La condición humana en el arte de posguerra
En este sentido, “¿Qué humanidad? La figura humana después de la guerra (1940-1966)” (hasta el próximo 11 enero) reflexiona sobre “la figura y la condición humana enfrentada a la incertidumbre, las mutaciones, los fracasos y las esperanzas provocados por la segunda guerra mundial y la guerra civil española, unos conflictos que trastocaron la historia contemporánea”, explica Alex Mitrani, conservador del arte contemporáneo del MNAC y comisario de la muestra.
La ambiciosa exposición reúne cerca de un centenar de obras firmadas por unos 80 artistas españoles e internacionales entre los que figuran Joan Miró, Pablo Picasso, Antoni Tàpies, Mercè Rodoreda, Antonio López, Jorge de Oteiza, Antonio Saura, Josep Maria Subirachs, Manolo Millares, Alberto Giacometti, Inge Morath, Louise Bourgeois, Germaine Richier, Francis Bacon y Henry Moore. Juntos conforman una mirada transversal sobre el arte de posguerra, un compendio de las inquietudes morales, las preocupaciones vitales y los miedos de un mundo inmerso en una desgarradora crisis.
Barbarie y esperanza
El choque emocional derivado de los grandes conflictos bélicos que asolaron especialmente a Europa durante las primeras décadas del pasado siglo se enfrenta a la necesidad de alcanzar un mundo mejor tras la devastación. Una nueva realidad donde tenga cabida la esperanza.
El museo barcelonés refleja a través de diferentes ámbitos expositivos todas estas inquietudes emocionales, y también filosóficas, compartidas por diferentes imaginarios culturales. “La figuración –a menudo en los lindes de la abstracción– asume el reto de representar el cuerpo y el rostro, crear la imagen de una humanidad herida, angustiada, destruida, pero también reinventada y germinal”, apuntan los responsables.
El ecléctico testimonio cultural de una época convulsa
En “¿Qué humanidad? La figura humana después de la guerra (1949-1966)” dialogan obras bien diversas que generan paralelismos entre artistas consagrados y creadores considerados menores o marginales. Algunos sufrieron en sus propias carnes las atrocidades del régimen nazi como el pintor esloveno Zoran Music (Eslovenia, 1902-Italia, 2005), quien pasó varios meses internado en el campo de concentración de Dachau; o el polaco Andrzej Wróblewski (Lituania, 1927-Montes Tatras, 1957), apenas un adolescente durante la invasión alemana de Polonia.
Otros como el artista brasileño de origen judío-lituano Lasar Segall (Lituania, 1889-Brasil, 1957) o la portuguesa Maria Helena Vieira da Silva (Portugal, 1908-Francia, 1992) transmitieron de manera intuitiva en su obra la violencia de aquella época. Algunos artistas otorgan el protagonismo a las víctimas como Anton Prinner (Hungría, 1902-Francia, 1983) en su cuadro titulado Mujeres rapadas, mientras que otros, como Josep Guinovart (Barcelona, 1927-2007), generan imágenes de una humanidad monstruosa y grotesca. Todos ellos transformaron su obra en epítome de la barbarie de una civilización en proceso de destrucción.
De la disolución a la esperanza
En este contexto, “la condición humana, la idea y la imagen de la humanidad plena, serena y equilibrada parecía tocada de muerte”. Sin embargo, una nueva, y esperanzadora, era se vislumbra, quizás por necesidad, en el futuro. Al menos en las sociedades que se sintieron vencedoras. En cambio, los perdedores de la Guerra Civil o los ciudadanos de los países ocupados y vencidos tuvieron que enfrentarse al “desarraigo y a la tristeza, a un tiempo detenido y viciado que afecta especialmente a las clases populares y a las mujeres”, apuntan desde el MNAC. Así queda reflejado por ejemplo en la fotografía titulada Saul Steinberg con máscara, de Inge Morath (Austria, 1923-Estados Unidos, 2002); Catalana, de Edouard Pignon (Francia, 1905-93) o La cárcel, de Joan Ponç (Barcelona, 1927-Francia, 1984).
La muestra finaliza en una sala dedicada a los nuevos debates que paulatinamente toman el relevo al traumático aislamiento existencialista de carácter filosófico. Cuestiones como los derechos civiles, la descolonización o el feminismo se apoderan de las temáticas artísticas en un mundo que comienza lentamente a reconstruirse con optimismo.