Desde que naciera en diciembre de 2004, la Fundación Antoni de Montpalau no ha parado de crecer. Aunque en realidad, rememora Josep Casamartina para Crónica Global, la idea comenzó a gestarse unos años antes mientras comisariaba una serie de exposiciones sobre tejido modernista y art nouveau en el Centro de Documentación y Museo Textil de Terrassa. Algo debió despertar el espíritu coleccionista de este entusiasta historiador de arte porque tras finalizar el ciclo expositivo comenzó a coleccionar telas y con ellas revestir el proyecto junto a su amiga la librera Anna Maria Casanovas.
Homenaje a Joan Perucho
Su amor compartido por los libros y la amistad de Casamartina con el poeta y escritor barcelonés Joan Perucho se conjuraron para bautizar la colección. “No pondremos ni tu nombre ni el mío. Entonces piensa uno”, matizó Casanovas. Así pues, Antoni de Montpalau, el protagonista de Las historias naturales del autor catalán, se convirtió en el nombre de cabecera que ampara estos extraordinarios fondos.
La colección inicial fue creciendo con tejidos art nouveau y art decó hasta que un día Teresa, hija del pintor Josep de Togores, le mostró un retrato que le hizo de su padre en los años 50. “Lo bonito es el vestido que llevas”, le dijo. Esta, que aún lo conservaba, donó el traje del lienzo más otros 30 vestidos de los años 40 hasta los 70.
A partir de ahí, gracias a las numerosas donaciones y al desmantelamiento del antiguo Museo Textil y de la Indumentaria de la calle Montcada, la colección pasó de atesorar, solo, tejidos modernistas a reunir un espectacular “fondo de armario” con la historia de la moda del siglo XX.
Exposiciones con mucho glamur
El proyecto fue tomando forma progresivamente. Durante sus primeros pasos contó con el apoyo de los periodistas Margarita Rivière o Plàcid Garcia Planas quien ofreció su casa de Sabadell para organizar, en 2008, la que sería su primera exposición: Tejiendo glamur. El evento fue un éxito absoluto al que acudieron, entre otras personalidades, el director de la Fundación Banco Sabadell, Miquel Molins junto a su esposa, directora del Palau Robert por aquel entonces. Aquella muestra fue un punto de inflexión para la fundación sabadellense.
Poco tiempo después, gracias al apoyo del Banco Sabadell, vendrían el libro Barcelona alta costura, que se presentó en Santa Eulalia con la presencia de Pertegaz (aquel sería el último acto público en el que apareció el célebre modisto), y una magnífica exposición itinerante que desfiló por Oviedo, Teruel, Alicante, Madrid y finalmente en las salas del Palau Robert de la capital catalana.
Desde entonces, el espléndido fondo de indumentaria se ha desplegado en varias exposiciones y participado en muchas otras: Cataluña es moda, en Bruselas; Balenciaga y la alta costura en Barcelona, en el Museo Cristóbal Balenciaga de Getaria; Barcelona prêt-à-porter, en el Palau Robert; 100 años de glamur, en el Museo de Mallorca; Moda y modistas, en el Museo de Historia de Cataluña; Joana Biarnés. Madrid. Moda a pie de calle, en la Sala Canal de Isabel II (programada hasta el 23 de julio) o la recientemente inaugurada retrospectiva Josep Font. Belleza e inquietud, en el Museo Cristóbal Balenciaga de Guetaria. La próxima gran cita tendrá lugar en otoño, en el Museo del Traje de Madrid, con una gran muestra sobre el vaquero.
Alta costura, prêt-à-porter y ‘fast fashion’
En el catálogo de la colección encontramos de todo. Desde sombreros, zapatos, bolsos, lencería, fotografías y documentos, hasta piezas de algunos de los diseñadores y firmas (nacionales e internacionales) más importantes de alta costura y prêt-à-porter. Trajes de Pedro Rodríguez, Pedro Rovira, El Dique Flotante, Josep Font, Antonio Miró, Manuel Pertegaz, Cristóbal Balenciaga, Elio Berhanyer, Santa Eulalia, Lydia Delgado, Txell Miras, Rosa Clará, Lurdes Bergadà, Mango, Jeanne Lanvin, Jean Paul Gaultier, Giorgio Armani, Givenchy, Pierre Cardin, Thierry Mugler o Sonia Rykiel, por citar solo algunos, descansan en los almacenes de la entidad.
Una sede definitiva para un proyecto único
Considerada como una de las principales iniciativas dedicada a recopilar, conservar, documentar, estudiar y difundir el mundo del tejido y de la moda en nuestro país, la Fundación Antonio de Montpalau se ha desarrollado sin ningún tipo de ayuda ni subención pública. Josep Casamartina sueña con tener una sede estable donde establecer la colección, “una habitación con derecho a cocina”, comenta divertido. Un proyecto que interesa (similar al FIT de Nueva York o la escuela de Amberes) “porque llevamos dinamismo, somos mediáticos, es una idea moderna que conecta con el público”.
La recientemente reelegida alcaldesa de Sabadell, la socialista Marta Farrés, ha
tomado buena nota de ello. El consistorio prevé comprar en otoño el antiguo Museo
del Gas a la Fundación Naturgy, cerrado desde el 2018, y tras rehabilitarlo ubicar allí un
espacio dedicado a la historia de la ciudad y su tradición textil con los fondos de la
fundación como una de las colecciones de referencia. Si todo va bien, la “habitación
propia con derecho a cocina” pronto se hará realidad.