El Gran Teatre del Liceu recupera fuerza tras un estreno de temporada marcado por una gran asistencia de personalidades del ámbito político, social, cultural y empresarial [ver aquí galería]. La inauguración de la segunda conmemoración del 175 aniversario del teatro barcelonés, Salt al buit, ha contado con una clara apuesta por la cantera procedente del Conservatori del Liceu.
Don Pasquale, la ópera bufa dividida en tres actos que daba el pistoletazo de salida a temporada tras la interpretación ayer de la Novena Sinfonía de Mahler por parte de la Orchestre de la Opéra National de Paris dirigida por Gustavo Dudamel, ha brillado con una escena donde lo vintage se sucedía a lo moderno. La obra ha puesto sobre la mesa a la cantera con la que cuenta el Liceu, con una deslumbrante Sara Blanch, como soprano en el papel de Norina, con caracterizaciones que bien podrían llevarla a la gran pantalla.
Carlos Chausson, por su parte, también ha jugado un papel fundamental, donde su experiencia de una vida dedicada a la ópera saltaba sobre el escenario y quedaba armonizada por Andrzej Filonczyk y Xabier Anduaga, en los roles de Doctor Malatesta y Ernesto, respectivamente. El choque que producen los intérpretes entre dos generaciones logró avivar la comedia, donde las risas puntuales de los espectadores se sucedían. Un público formado por expresidents, ministros, cantantes, diseñadores, chefs, actores, empresarios…
La alfombra roja
Pero antes de mostrar la apuesta del Liceu por su masía, la alfombra roja por la que pasaron personalidades de prácticamente todos los ámbitos superó las expectativas respecto a la inauguración de 2021. En la primera parte de la temporada del 175 aniversario del auditorio, Paradís, las restricciones Covid y otras variables jugaron en contra de un estreno que debía ser el gran evento cultural y operístico de la década en Barcelona. No obstante, en esta ocasión, el apoyo público fue más allá del institucional, que tradicionalmente acude en masa a eventos de esta categoría.
Los políticos comenzaron a llegar pasadas las 18.40 horas, poco antes del inicio de la función a las siete de la tarde. La comitiva se formaba por Miquel Iceta, ministro de Cultura, José Luís Escrivá, de Seguridad Social, Diana Morant, de Ciencia e Innovación, Natàlia Garriga, consellera de Cultura de la Generalitat, Lourdes Ciuró, de Justicia, Maria Eugènia Gay, delegada del Gobierno en Cataluña, Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, Laura Borràs, expresidenta del Parlament, o Jaume Collboni, primer teniente de la ciudad, entre otros. Cabe destacar la presencia de los expresidents Quim Torra y José Montilla, así como la ausencia de Artur Mas o Pere Aragonès por su viaje a Nueva York.
Vuelve la ‘farándula’
En el entreacto, alrededor de las ocho de la noche, llegaron al Liceu los Javis y Rigoberta Bandini. Salvo estas sorpresas tardías, el resto acudieron puntuales para disfrutar de los dos primeros actos de Don Pasquale. Entre los representantes de esa farándula que atrae el principal teatro barcelonés se encontraban el director de cine Juan Antonio Bayona, los actores Josep María Pou, Montse Alcoverro o Marc Clotet, así como grandes chefs catalanes como Carme Ruscalleda o cantantes como Amaia Romero.
El mundo empresarial catalán también acudió en masa. Entre los invitados, además de Salvador Alemany como presidente de Saba y del propio Liceu, se encontraban en la lista Antonio Brufau, presidente de Repsol, Josep Oliu, del Banco Sabadell, Maurici Lucena, de Aena, o Rafael Soldevila, del Grupo Majestic.
En definitiva, una temporada que empieza con fuerza y que pretende reforzar el teatro como epicentro musical de Cataluña y posicionarse junto al Teatro Real de Madrid como referentes operísticos de la península y del sur de Europa. Y todo ello con artistas como Sara Blanch, procedente de su propia cantera, o con una nueva inclusión más moderna con las puertas de Las Ramblas diseñadas por Jaume Plensa, una entrada en el siglo XXI de un histórico edificio e institución que funciona como emblema nacional e internacional de la capital catalana.