Àlex Rigola: "No sabemos dónde vamos, tenemos claro que nos toca cambiar algo sin saber qué"
El director de teatro y dramaturgo reflexiona sobre la angustia y el suicidio a través del personaje de Ofelia de Shakespeare
11 julio, 2022 00:00Àlex Rigola (Barcelona, 1969) no deja de explorar. Durante toda esta temporada ha presentado Ofèlia (Panic Attack), un montaje que define más como "pieza de arte escénica no convencional", y que hasta este 16 de julio se representa en la sala Can Trinxent de L'Hospitalet de Llobregat.
La obra, que forma parte del Grec, toma como referencia el personaje de Hamlet para adentrarse en los estados de angustia y pensamientos de suicidio que acechan no sólo al personaje de Shakespeare, sino a una parte de la sociedad.
Actualidad
Los datos de suicidios se han disparado desde el inicio de la pandemia. El número de casos en adolescentes ha llegado a cifras insospechadas y lejos de plantear soluciones o mostrar realidades, el director y dramaturgo propone crear atmósferas y generar tal complicidad entre público y actriz (Roser Vilajosana) que se sienta completamente cerca de ella en todo momento.
Para hacerlo, el catalán rompe la cuarta pared y sólo deja entrar a una veintena de espectadores a ver el montaje. Crónica Global intenta descifrar este universo creado por Rigola en esta entrevista.
--Pregunta: ¿Cómo definiría esta 'Ofèlia (Panic Attack)'?
--Respuesta: Sobre todo es una pieza no convencional que tiene la intención de evocar los estados de angustia y depresión, especialmente en estos momentos que venimos de la pandemia, que nos ha alterado a todos un poco y a algunos, un poco más. De hecho, los suicidios han subido a 11 personas diarias. Es una evocación de esta angustia.
--¿Y el nombre del personaje de 'Hamlet'?
--Se usa el nombre del personaje de Shakespeare porque a Hamlet, precisamente, se le llama el príncipe depresivo. Así, a través de los personajes jóvenes de la obra de Shakespeare, explicamos el estado de la juventud de hoy en día. Nosotros creamos un texto nuevo a través de estos personajes con versos de Shakespeare que lo explican. Todo en cuatro partes.
--¿Podría apuntarlas?
--La primera es un programa de radio en el que se habla de Ofelia durante una entrevista. Ofelia es el personaje que se deja morir, se suicida y se deja hundirse. Es uno de los primeros personajes suicidas de la literatura clásica. Lo cogemos como referente y explicamos el por qué de ese suicidio. La segunda parte sucede en un bosque donde una chica, atrapada en un coche al que se le ha pinchado la rueda, intenta solucionar sus problemas. Veremos cómo vive un ataque de angustia en un ejercicio o intento de hiperrealismo en un espacio escénico de contundencia. La tercera es una reflexión de los jóvenes personajes de Shakespeare, cuyos textos agrupamos en un solo monólogo, que transmite una chica y que habla de este malestar de la juventud, que no deja ser el de todos. La angustia no es sólo un problema de los jóvenes, es de todos, por este malestar generado por no saber a dónde nos dirigimos. No sabemos dónde vamos, sabemos que nos toca cambiar algo sin saber qué. En cambio, seguimos como cuando vamos conduciendo un coche por la autopista en la que hay mucha niebla. No puedes parar porque puedes chocar con el de atrás, pero no ves lo que tienes enfrente, vas a una velocidad constante, muy atento y genera una sensación agotadora. El texto de Shakespeare va de eso.
--¿En qué sentido?
--Hamlet es el primer personaje renacentista, fruto de un cambio. Se estaba pasando de la Edad Antigua al Renacimiento. También es algo que nosotros intuimos que estamos en un momento así.
--¿Y la cuarta parte?
--Es una evocación de lo que puede representar entrar en una tormenta/depresión y qué pasa cuando sales. Todo a través de un texto que la gente lee en una proyección.
--Curioso cuando menos.
--Es que no diría que es una obra de teatro, sino una pieza de arte escénica no convencional dividida en estas cuatro partes.
--Y habla de una realidad que retrata Shakespeare que ahora parece que se da más que nunca, esa juventud angustiada, casi a la par con los adultos.
--Es que no tienen muchas posibilidades y no saben qué se tiene que hacer. Nosotros teníamos una hoja de ruta que podíamos tomar o no, ir en paralelo. Ahora somos incapaces de decir cuál es nuestra hoja de ruta, es muy difícil conectar y decirles cómo han de tomarse la vida, porque no sabemos cómo seguirá el mundo en 15 años a nivel económico, ecológico... porque nos dicen cosas, pero no hacemos caso.
--El hecho de poner esos árboles y hojas en escena y una chica dentro de un coche viejo, ¿es una puesta en escena pensada para llevar a una reflexión sobre el ecologismo?
--Tiene varios sentidos esa puesta en escena. Primero, es de noche, está oscuro. Es muy incómodo ir al bosque de noche porque estás desprotegido, el suelo no es uniforme, donde no se dispone de las protecciones... Hay toda una simbología que corresponde a esta sensación de angustia.
--¿Qué relación tiene su teatro con la puesta en escena? ¿Qué importancia tiene para usted? Juega un papel determinante en esta obra y muchas obras, donde se convierte en un mensaje sugerido y de atmósfera. Con 'Ofèlia' incluso sólo entran unas 20 personas en la sala.
--Porque la idea es que estén cerca, casi están dentro del espacio. Apenas hay diferencia entre el lugar donde está sentado el público y la chica que está dentro del bosque. Esta sensación es importante. También para generar esa intimidad para cuando explique la intimidad de sus pensamientos. Esta vez, he hecho recursos escenográficos importantes, pero últimamente lo más importante para mí son los actores y lo que se produce con ellos y el público.
--Todo eso, desde la sugerencia. ¿Es necesario trabajar más la sugestión en el teatro?
--Depende. A mí me gusta que en el teatro haya la máxima verdad posible y, a la vez, el máximo artificio. A mí me gusta combinar. En el próximo espectáculo que preparo serán los actores en una caja pequeña también con pocos espectadores y casi sin escenografía. Cambia con los proyectos. Lo que sí siento cada vez más es esa necesidad de que sea un acto íntimo a compartir con poca gente. No por elitismo, sino por la proximidad e intimidad que se debe crear. Para que los que entren en el teatro entren en comunión. En una gran sala, el teatro tiene poco que decir, al menos el que hago yo. Necesito esa sensibilidad de comunicación entre la actriz y el público.
--¿Puede ser una alternativa para esta crisis de espectadores, no?
--No por eso, sino porque la calidad aumenta muchísimo para el público. No es lo mismo disfrutar del teatro desde la fila 1 que desde la 27. Puedo focalizar la atención en un lado del escenario, pero no tengo un zoom como en el cine. Por lo tanto, debo estar cerca de ellos. A veces, no. A veces las puestas son escenográficas, pero cuando son actorales es importante esta proximidad.
--Lo decía como una manera de atraer a un público que parece que se ha alejado del teatro tras la pandemia. ¿Cómo ve la situación o cuál diría que es el problema?
--No sé cual es el problema. Es cierto que fuimos los primeros en abrir y la gente tenía ganas de comunión y volverse a encontrar. Pero también la gente está asustada por la crisis, también económica. Creo que tendremos que esperar a ver qué sucede.
--Pero usted que habla ahora de los momentos de angustia que vivimos y los pone en escena, con su apuesta por ser la verdad y la ficción, ¿no cree que precisamente la ficción puede ayudar a exorcizar esos momentos de crisis e incluso de angustia?
--Ufff! (suspira). El teatro, la cultura en general, es una herramienta para conocernos un poco mejor. El teatro, a diferencia de la literatura, tenía esa experiencia de la comunión. Luego vino el cine y hay partes que las hacen mucho mejor, la pura narración, por ejemplo, lo hace mejor. Ahora hemos de encontrar cuál es el espacio del teatro. Para mí es el ágora. No puede haber una cuarta pared. Al teatro venimos a encontrarnos. Unos explican una historia y el público está con nosotros. No debemos engañar en eso. Esto es lo interesante del teatro, que nos podemos encontrar. El cine, que se puede ver también en salas, también se puede ver en casa con una calidad impresionante, pero puede ser un acto casi onanista (ríe) lo puedes disfrutar sólo. El teatro, no, siempre ha de haber una compañía o no sucederá. Por eso hemos de acercarlo y hacerlo con mucha sinceridad. Durante muchos años ha habido algo de farsa. Y no. Yo no soy un príncipe, diré las frases que dice el príncipe, pero no dejaré de ser yo.
--En todo caso, lo que queda claro con esta propuesta es que usted no deja de explorar. ¿Queda mucho por explorar, todavía a pesar de que el teatro es un arte milenario?
--Que queda mucho por explorar sí, que yo encuentre más cosas no lo sé (bromea).
--Pero lo cierto es que tras esta 'Ofèlia' tiene una nueva propuesta con poca escenografía, nos comenta. ¿Nos puede avanzar algo?
--Va a ser un Ibsen, Hedda Gabler, que la vamos a representar en el Teatre Lliure la próxima temporada.