Todos los Santos, a pesar de ser una fiesta de origen religioso, se ha popularizado con nuevas tradiciones públicas que han sido adoptadas como propias, o parcialmente autóctonas. Halloween es uno de estos casos. No obstante, la visita de las almas y todos los festejos que giran a su alrededor, han creado en el imaginario colectivo una serie de leyendas y turismo nocturno a lugares abandonados. Los alrededores de Barcelona, en parte desconocidos, incluyen recintos y pequeños núcleos de población ideales para pasar una noche o día de muertos y brujas espeluznante.
La selección cuenta con peculiaridades como las colonias industriales, muy ligadas a la historia económica de Cataluña, balnearios o carreteras secundarias que atraviesan bosques en los que se han producido catástrofes y aniquilado seres humanos por la magia negra. Esto son los últimos suspiros que han sido sustituidos, en la mayoría de los casos, por matojos y retamas desbocadas. Si les ha picado la curiosidad, pueden seguir leyendo, y si todavía se sienten con espíritu aventurero, les recomendamos que visiten alguno de estos parajes, que les mostraremos a continuación, a un paso de la capital catalana para Todos los Santos.
Can Bros, el último suspiro
Las colonias industriales fueron el motor de Cataluña durante el siglo XIX y principios del XX. Después del apogeo, cayeron en desgracia y la mayoría fueron abandonadas a su suerte. Este es el caso de Can Bros, a los pies de la A-2, en Martorell (Barcelona). La naturaleza ha vuelto a recuperar el terreno que tiempo atrás le había pertenecido y ha vuelto a envolver las casas de los obreros de hierbas silvestres y las retamas mediterráneas.
El suspiro, como llamaban los trabajadores a la fábrica que cerró en 1967, recuerda esas huelgas revolucionarias de los años 30. Esas almas olvidadas juegan un papel fundamental en este complejo en el que, aunque el paso está prohibido, se puede escuchar el silencio y las goteras de los urinarios que han levantado las enredaderas. Las ruinas, con poco valor arquitectónico, dejan entrever una iglesia de estilo neogótico, una escuela construida por Castells-Catarineu y un pequeño teatro donde casi 60 años después la función ha terminado.
La bruja de Collserola
El cinturón verde que rodea Barcelona es el mejor refugio para los seres fantásticos. Famosas por los disfraces y las películas, las brujas no solo existieron en el norte de Navarra y el País Vasco. Cataluña tiene su particular Zugarramurdi (Navarra) en la carretera de Vallvidrera. Justo detrás del Tibidabo se encuentra la antigua casa de Can Mallol, donde habitó una hechicera que tenía el poder, entre otros, de convertirse en perro, como recoge Eugeni Casanova en su cuento de la Teia.
El antiguo camino de Santa Creu d’Olorda lleva hasta las ruinas de la casa donde vivió esta bruja y vampira. En la estructura que todavía se mantiene entre los matojos del bosque, se puede observar un pasaje donde probablemente guardaba a sus víctimas antes de asesinarlas. La mujer, nacida en Sant Feliu de Llobregat en 1868 y residente en Barcelona, mataba a niños para sacarles la sangre. Posteriormente la vendía a burgueses y nobles catalanes como remedio para las enfermedades en 1912.
El balneario de La Puda
El balneario de La Puda, en Esparreguera (Barcelona), habría sido el escenario perfecto para la película Villaviciosa de al lado de Nacho G. Velilla. Un complejo olvidado y que, decadente, todavía sigue a la espera de que alguien lo remodele para volver a sus buenos años en que los visitantes se agolpaban para disfrutar de sus aguas termales. Lleva desde 1958 cerrado.
Entrar en La Puda en pleno día te devuelve a la noche más cerrada y oscura. Unos ligeros olores a los sulfuros que emanaron del río Llobregat --que fueron los que provocaron la creación del complejo termal-- durante un terremoto en el siglo XVIII, siguen presentes ligeramente al entrar en el edificio. Un palacio en ruinas, en el que en sus mejores tiempos llegó a visitar la reina Isabel II, y donde muchos aventureros aseguran haber escuchado alguna que otra voz relajándose entre sus paredes.
Suicidio en la Rabassada
El casino de la Rabassada, en Sant Cugat del Vallès (Barcelona), fue, además de sala de juegos, hotel y restaurante. El epicentro del divertimento a los pies del Tibidabo se clausuró en 1930, tras estar activo desde 1899. Las sombras del edificio lo convierten en el misterio nocturno que se busca para Todos los Santos, con leyendas tales como que disponía de una habitación del suicidio preparada para los empresarios arruinados.
Otra de las historias es que, después de la prohibición del juego en 1912, el complejo albergó algunos fusilamientos durante la Guerra Civil. No obstante, estas leyendas no han podido ser confirmadas, pero tampoco desmentidas. La entrada al casino de la Rabassada se encuentra prohibida, al ser una finca particular, y solo se puede acceder con una autorización de visita previa.
‘Akelarre’ en Torre Salvana
Por último, dentro de esta pequeña selección para Todos los Santos, tenemos el edificio medieval de Torre Salvana, en Santa Coloma de Cervelló (Barcelona). A los pies de la Colònia Güell, que ha logrado mantenerse intacta gracias a sus pobladores y a la Cripta diseñada por Antonio Gaudí, se encuentra este castillo en ruinas de que se tiene constancia desde 992. Hasta hace poco con un pequeño salto podrías entrar para ver las escaleras cortadas que no llevaban a ninguna parte o la torre vacía e inescalable de protección. El recinto ha sido vallado.
El lugar se ha convertido en el epicentro de los akelarres, donde jóvenes y otros tantos más mayores se cuelan entre sus paredes para hacer esa magia negra antigua. No sabemos si por las sustancias consumidas por estos terceros o por el hechizo del complejo, pero al parecer han llegado a ver imágenes similares a las pinturas negras de Francisco de Goya.
Cataluña es un territorio repleto de leyendas enigmáticas y a cada cual más aterradora. Muchos han desvelado las mentiras de esa magia popular. Pero para Todos los Santos, tanto los lugares aquí detallados como muchos otros que existen a lo largo de su geografía, como el Aquatic Paradise de Sitges (Barcelona), crean ese espacio místico de muerte, brujas y tinieblas que contrasta con la tradicional luz de las almas en el ideario religioso y popular de estas fiestas.