El Gran Teatro del Liceu de Barcelona prepara la primera parte de su temporada, que tendrá lugar desde septiembre de 2021 hasta julio de 2020, para celebrar sus 175 años de historia. Una programación bajo el concepto del paraíso que contará con figuras internacionales como Gustavo Dudamel, Anna Netrebko, Marc Minkowski o Sondra Radvanovky para mantener una tradición que apostará por la innovación en muchas de sus producciones operísticas. No obstante, hay un elemento que falta en este aniversario y es un histórico referente del teatro barcelonés: Richard Wagner.

Fragmento del II acto de 'Götterdämmerung' / LICEU OPERA BARCELONA

La historia de Wagner en el Liceu empezó en 1863 cuando sonaron las primeras notas del maestro germano de la mano del coro de la institución y la sociedad coral Euterpe cantando la marcha del Tannhäuser, dirigida por Josep Anselm Clavé. Ese fue solo el principio, que trajo la primera ópera del compositor alemán en marzo de 1883: Lohengrin. Los años siguientes se comenzó a formar un wagneranismo entre la sociedad barcelonesa que aclamaba sus obras e hizo partícipe al teatro de las Ramblas de este éxito.

Festivales Wagner

La historia del compositor alemán en el Liceu no acabó en las interpretaciones de finales del siglo XIX. La presencia de Wagner siguió viva durante las primeras décadas del XX y se formalizó con los Festivales Wagner las temporadas de primavera de 1910 y 1911. El 31 de diciembre de 1913 se estrenó en Barcelona Parsifal, una de las obras del compositor que hasta 1914 solo podía realizarse íntegramente en Bayreuth (Alemania).

Cartel del Festival Wagner la primavera de 1910 en el Liceo / LICEU BARCELONA

El fervor por Wagner siguió siendo incuestionable durante la primera mitad del siglo XX en Barcelona. No obstante, la exploración de la expresión emocional y la armonía configuraron su particular paraíso en un legado que influyó a controvertidos autores como Friedrich Nietzche, quien poco después cargó contra él en el libro El caso Wagner. Pero más allá de ello, la capital catalana se ha quedado algo descompuesta al ver que una de las grandes líneas operísticas del Liceu en sus primeros cien años, no ha aparecido en la primera parte de su nueva temporada con la que quiere celebrar su 175 aniversario.

El Liceu no es solo Wagner

Wagner no lo es todo. El director artístico del Liceu, Víctor García de Gomar, ha ensalzado la calidad y el paraíso cultural “creado por la mente del hombre y el anhelo de no perderlo” para la temporada 2021-2022, más allá del compositor alemán. De hecho, la celebración comienza con Airadne auf Naxos de Strauss, una coproducción propia con un reparto de alto nivel: Iréne Theorin, Nikolai Shukoff, Samantha Hakey, Elena Sancho Pereg, Sara Blanch y Benajamin Appl.

Escena de Peléas et Mélisande / LICEU BARCELONA

Esta primera escena dará paso a los otros tres platos fuertes de la temporada: War Requiem, Wozzeck y Pelléas et Melisande. Las dos primeras cuentan además con una nueva forma de producir, con la participación artística sobre el escenario a través del fotógrafo William Tillmans y el artista visual William Kentridge. Mozart es otro indispensable en el Liceu, bajo la dirección musical de Marc Minkowski en Le nozze di Figaro, Don Giovanni y Così fan tutte.

Dos grandes: Dudamel y Caballé

Casi 175 años de historia hacen pasar a grandes figuras de la escena musical por los escenarios. Por ello, el Liceo ha vuelto a apostar por Gustavo Dudamel, aclamado director venezolano que los menos asiduos a los escenarios identifican por haber sido la persona más joven en guiar a la Filarmónica de Viena el 1 de enero de 2017 en el tradicional Concierto de Año Nuevo. En esta ocasión, el artista vuelve al teatro barcelonés para dirigir la Flauta Mágica de Mozart y la Sinfonía fantástica de Berlioz.

Gustavo Dudamel dirige la orquesta / EUROPA PRESS

Montserrat Caballé, la soprano fallecida en 2018, vuelve a Barcelona gracias al acuerdo entre su fundación privada y el Liceu. En esta ocasión, se realizará la primera edición del concurso internacional de canto con nombre de la artista. Una iniciativa que aspira a convertirse en un trampolín para jóvenes talentos. Un paraíso que no solo se ve en las obras que se estrenarán esta temporada sino también en la participación para formar parte del aniversario. Wagner faltará y muchos barceloneses recordarán el wagnerismo pasado. No obstante, esta apuesta del teatro barcelonés por el futuro puede ser el primer paso para recuperar el calificativo de primer teatro de ópera de España, después que el Teatro Real de Madrid le arrebatara este título en los International Opera Awards 2019.