El aislamiento ha dado mucho protagonismo a internet y ha favorecido a las tiendas online. Las redes sociales, en especial Instagram, han dado visibilidad a pequeños negocios en línea durante la pandemia. Los emprendedores artesanos han encontrado en esta plataforma la manera perfecta de presentar sus productos a posibles consumidores. Para muchos pequeños empresarios, las herramientas sociales se están convirtiendo en un salvavidas para sus negocios.
La reclusión durante el estado de alarma supuso el cierre de las tiendas físicas, pero no acabó con la demanda. De este modo, los vendedores y consumidores han buscado otras fórmulas de hacer negocios y algunos emprendedores han sabido aprovechar la ocasión. Un ejemplo de ello se encuentra en la comunidad Looks Emprendedores (@looks_emprendedores) de Instagram, a la que ya se ha adherido un centenar de marcas. Este perfil nació en pleno encierro con el propósito de acercar las firmas artesanas españolas a la población a través de mercados online en la red social.
Instagram, el escaparate perfecto
La impulsora de Looks Emprendedores, Bárbara, creó la comunidad para que esta fuera “un escaparate visual para las marcas artesanas”, y escogió Instagram porque “es una ventana al mundo”. La red social de las fotografías, pensó, sería de gran ayuda para catapultar pequeños negocios de emprendedores y ponerlos en el punto de mira de los consumidores.
De hecho, otro ejemplo de éxito es el la creadora de la cerámica Elena Ágata (@elenaagata.ceramics), que explica: “Durante el encierro hemos cerrado muchas más ventas que antes y también hemos doblado el número de seguidores en Instagram”. Los dos perfiles se han beneficiado de que en España la utilización de las redes sociales ha aumentado un 55% durante la cuarentena, según un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Y ello, necesariamente, ha repercutido en un mayor tráfico para las tiendas online, que han aumentado ventas con respecto a la época preCovid.
“Humanizar” el negocio
Otro estudio, en este caso de Hootsuite, analiza que 200 millones de personas visitan al menos un perfil de negocios en las redes sociales cada día. Estos datos demuestran que el mundo de los negocios está muy activo en Instagram y que un buen posicionamiento puede lograr que una tienda alcance un nivel de ventas más alto. “Instagram es un escaparate perfecto para hacer márketing porque la gente puede conocerte y ver lo que creas”, señala Eva Pijuan, experta en márketing digital y en negocios online de productos hechos a mano.
Un aspecto de márketing que esta red social permite y que la hace destacar, además de ser muy visual, es la oportunidad de “humanizar” el negocio. Los consumidores sienten curiosidad por ver quién hay detrás de un producto y cómo el artesano lo realiza con todo su cariño. En definitiva, permite un “detrás de cámaras” real y honesto, que puede provocar que el cliente se sienta más unido al producto final.
Un producto exclusivo
En esta línea, ¿ayudan las historias de Instagram a conseguir un volumen de consumidores mayor en los perfiles de los emprendedores? “Sí, ayudan mucho porque el día que hago stories, hay más gente que accede al perfil, que ve y comenta las publicaciones”, asegura Elena Ágata. De hecho, estos vídeos de pocos segundos dan a conocer el proceso de elaboración y todo lo que hay detrás del producto final.
Además, se está produciendo un cambio en las preferencias de los consumidores que ayuda al negocio artesanal porque, en muchas ocasiones, se busca un producto exclusivo y que no esté muy extendido. “A la gente le gusta llevar ropa más original y única, prendas que no pueda encontrar en cualquier tienda”, asegura Andrea Fajardo, creadora de la marca By Greta (@by_greta), de camisetas orgánicas.
Falta de cultura artesana
Acudir a un evento y encontrarse con alguien que lleve la misma ropa o accesorios no sienta bien a nadie. Por eso, escoger productos artesanales puede ahorrar esa situación incómoda. “No es un producto fabricado a gran escala, sino que está hecho con minuciosidad, contemplando el mínimo detalle”, añade Pijuan.
Pese a que los consumidores están cambiando sus preferencias y cada vez más buscan productos exclusivos o novedosos, los artesanos exponen que “aún queda mucho por hacer”. En España, según dicen, hay una falta de cultura artesana que les perjudica porque los españoles no dan el suficiente valor a los productos hechos a mano. “Muchas de las marcas me dicen que aquí no tenemos esa cultura por la artesanía que en otros países del mundo sí tienen”, expresa Bárbara de Looks Emprendedores.
El precio, ¿un problema?
El principal “problema” para muchos consumidores está en lo que cuesta un artículo, dado que, pese a que estos aprecian un producto hecho a mano, el precio no les parece adecuado. “A muchos consumidores les gustan los productos, pero al decirles el precio se escandalizan”, comenta Elena Ágata. Y añade: “Un producto hecho a mano tiene muchas horas de trabajo detrás, la gente aún no lo sabe valorar”.