La mutación de las revistas literarias
Las revistas literarias son una vía de comunicación entre culturas. 'Letra Global' responde a esta necesidad: ahora se publica en papel, pero no es un paso atrás, sino un paso adelante
12 febrero, 2019 00:00Nacieron las revistas literarias en el calor de los salones, engendradas por la conversación. Cuentan que la primera revista literaria digna de tal nombre fue Nouvelles de la république des lettres, que se publicó por primera vez en 1684. Su director no podía ser otro que Pierre Bayle, el filósofo de la tolerancia, uno de los fundadores de la Ilustración. Se publicaba una vez al año y dejó huella. Luego todo cambió.
Un siglo después y a lo largo de todo el siglo XIX y parte del XX, las revistas literarias proporcionaban el principal sustento a la mayoría de los autores literarios, que solían publicar sus obras por entregas, a tanto el capítulo. Dostoyevski publicó Crimen y Castigo por entregas y no tuvo forma de libro hasta un año después. También publicó su propia revista literaria, Epoja (Época). No se trata de un caso aislado: Merimée, Pushkin, Dickens, Dumas, Mark Twain, Chéjov, Zweig, Roth, Doyle y un larguísimo etcétera publicaron asiduamente sus trabajos en periódicos y revistas. Sus páginas fueron testimonio y noticia de sus letras en todo el mundo.
Las razones del cambio fueron varias. Principalmente, las imprentas habían cedido el paso a las empresas editoriales tal y como las conocemos hoy. La alfabetización y la educación pública tuvieron mucho que ver en esta explosión de la lectura; el periódico y la revista se convirtieron en medios de comunicación de masas. Hubo algunas consecuencias inevitables: muchas revistas literarias se politizaron y la cultura se convirtió en un instrumento de propaganda. El fascismo italiano se apropió del futurismo; en la Francia ocupada por los nazis se publicaron más de ochenta revistas literarias clandestinas, último refugio de la libertad.
Sin embargo, las revistas literarias son también una vía de comunicación entre culturas. Cervantes, que comenzó a publicarse en 1916, tendió puentes entre América, España y Portugal; en ella escribieron Unamuno, Pío Baroja o Emilia Pardo Bazán, y a través de ella se dieron a conocer entre nosotros Apollinaire o Mallarmé.
Reproducción del perfil de Monserrat Caballé que incluye Letra Global.
Las revistas fueron tanto la bandera como la semilla de constelaciones de escritores y poetas. Sin ellas no se explica, por ejemplo, la Generación del 27. Imaginemos a Lorca, Cernuda o Guillén, y a su maestro Juan Ramón Jiménez, uniendo sus voces, sus plumas, en las páginas de una revista que cruzaría los océanos y sellaría un momento histórico. Esas publicaciones se convirtieron en un legado valiosísimo y hoy nos proporcionan el rico retrato de una generación fascinante.
Podríamos citar la Revista de Occidente, dirigida por José Ortega y Gasset, La Gaceta Literaria o Litoral, que apareció en 1926, ni dos años después de que Borges, en Buenos Aires, participase en el nacimiento de Proa, que sería la voz de un movimiento poético, prosista y plástico, claramente vanguardista e individualista, que, como un espejo, reflejó la luz de la modernidad.
Porque las revistas literarias nacen para transmitir cultura y viven de las plumas inquietas de autores consagrados, pero también transgresores, vanguardistas o noveles. En un mundo convulso, en constante crisis, la escritura busca cauces por los que correrá la tinta del conocimiento y la poesía, y los encontrará en estas publicaciones. Algunas revistas tienen una vida breve e intensa. Otras, en cambio, arraigan sólidamente. Granta se publicó por primera vez en 1889, en la Universidad de Cambridge, y hoy es una publicación de referencia en todo el mundo.
Cambian los tiempos y parece que cambia todo. La última mutación de las revistas literarias viene de la mano de internet y las redes sociales. De nuevo, crece su difusión y alcance, pero también el peligro de la banalización. La revista literaria es el fruto de una conversación pausada, de la reflexión, quizá incluso de la contemplación, y, por lo tanto, tiene que ser ajena al griterío tabernario de twitter u otras redes sociales.
Letra Global responde a esta necesidad. Se publica en papel, pero no es un paso atrás, sino un paso adelante. El papel atesora un texto que se lee sin prisas, con tiempo, que permite la pausa, la perspectiva, y da aires a la inspiración, la imaginación y la razón, que echan a volar por encima de las fronteras y los prejuicios, mensajeras de la cultura y la diversidad.
[Eva Moll de Alba es editora de La Vegueta Ediciones y miembro del consejo editorial de Crónica Global]
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