Una imagen de la masía Mas Bertran, que forma parte de la ruta de la Carretera del Vino

Una imagen de la masía Mas Bertran, que forma parte de la ruta de la Carretera del Vino

Con la colaboración de

Creación

La Carretera del Vino (IV): El corazón del Penedès

Esta ruta por las viñas ha cuidado especialmente la orientación del visitante mediante geolocalizaciones sobre el territorio y la conducción ecológica a través de un servicio de carsharing eléctrico

4 julio, 2018 00:00

Cuando nos alejamos de la playa de Sitges, siguiendo la trayectoria de La Carretera del Vino anunciada en rotondas, cruces y enclaves, dejamos atrás el mar azul de Ramon Casas y Santiago Rusiñol, asimilado al Cau Ferrat por los grandes artistas del Blue Reiter (el Jinete Azul), que concitó a los exponentes del expresionismo alemán. En nuestra Carretera, un trazado de las BP2121 y la C15B, se ha promovido la decoración de rotondas con imágenes y logotipos referidos al mundo del vino. Las bodegas unidas al proyecto han creado un pasaporte para los usuarios del trayecto que facilita las visitas y la presentación de sus gamas. Se ha cuidado especialmente la orientación del visitante mediante geolocalizaciones sobre el territorio y la conducción ecológica a través de un servicio de carsharing eléctrico.

Una foto de uno de los coches de carsharing eléctricos para hacer la ruta

Una foto de uno de los coches de carsharing eléctricos para hacer la ruta

Una foto de uno de los coches de carsharing eléctricos para hacer la ruta

Arboreada de bodegas y viñedos, La Carretera del Vino es una muestra de cómo la imaginería humana se ha comprometido con el equilibrio medioambiental. Su trazado entraña la belleza, el destello de la tierra y la lucha sin cuartel contra los gases de efecto invernadero. El vino es la viva muestra de que el pensamiento empieza por los sentidos; su metafísica proviene del gusto porque todo lo que experimentan los ojos y la nariz se concreta en la boca. En el universo Penedès, la abstracción y la moral puritana desembocan necesariamente en brazos de Epicúreo.

Enoturismo en el Penedès

Dentro de Vilafranca del Penedès, capital de la región y sede del museo del vino Vinseum, Bodegues Pinord, con más de 150 años de tradición, elabora sus vinos y cavas con métodos tradicionales y artesanales de sus antepasados. Es una apuesta por la tradición acompañada por una tecnología puntera y un excelente equipo de profesionales. En los últimos años, Bodegues Pinord ha ampliado su gama de productos, se ha establecido en otras Denominaciones de Origen (DO) y ha realizado una apuesta firme por la agricultura ecológica. Generación tras generación, los Tetas, la familia propietaria, ha resumido así su filosofía: “tradición familiar, espíritu pionero e innovador, amor por la tierra y pasión por el buen vino”.

Una imagen de las Bodegas Pinord

Una imagen de las Bodegas Pinord

Una imagen de las Bodegas Pinord

Avanzando en el seno del municipio capitalino de la comarca, nos damos de frente con el complejo enoturístico Cavas & Hotel Mastinell, entre viñas y breves arboledas, al pie de la montaña de Sant Pau. Lo completan un hotel de arquitectura gaudiniana con 12 habitaciones exclusivas, donde se ofrecen al visitante tratamientos de cavaterapia y vinoterapia, además de otras actividades de enoturismo, como el Espacio Gastronómico en Rima con cocina mediterránea, pegado a las bodegas, auténticos centros de elaboración con sello de calidad. El hotel fue galardonado como el Mejor Establecimiento Turístico de las Rutas del Vino de España por ACEVIN y Turespaña, y asimismo catalogado como Mejor Experiencia Turística por la Generalitat.

La bodega de la Familia Torres

Más allá, el cartel del viñedo Mas La Plana nos da la bienvenida al mundo de los Torres, un apellido ligado al vino desde hace más de tres siglos, cuando la familia plantó sus primeras cepas en el Penedès. Familia Torres tiene su principal bodega en Pacs del Penedès, un cruce memorable entre la tradición vendimiadora y la alta tecnología del proceso de elaboración y almacenaje. El mundo Torres es un encuentro con la tierra abierta al subsuelo de barricas donde ganan el talento y la cuidada escenografía.

La bodega Waltraud, llamada así en honor a la esposa de Miguel A. Torres, es el centro de gravedad de esta centenaria firma del buen gusto, pegada a su más preciado baldón: el Mas La Plana. Miguel Torres y Mireia Torres, exponentes de la quinta generación de su saga, han tomado el testigo de la mano de su padre, el gran enólogo español, que seleccionó los mejores pagos catalanes (Milmanda, Grans Muralles, Mas La Plana, Mas Borràs o Fransola) para fundamentar la personalidad y calidad de sus vinos. En sus viñas se han aclimatado variedades internacionales, como cabernet sauvignon, merlot, sauvignon blanc, chardonnay o riesling, junto a cepas tradicionales, como la garnacha, parellada, monastrell, tempranillo o cariñena. Con bodegas y viñedos en el Penedès y otras regiones vinícolas españolas, la Familia Torres puso en marcha una bodega en Chile, donde ha tenido una importancia capital en la renovación de las calidades del subcontinente latinoamericano, y en California (EEUU).

Vinos ecológicos

Nuestra Carretera es atravesada en el corazón de la comarca por la antigua Vía Augusta, que fue la gran arteria del comercio romano y permitió llevar las ánforas fenicias cargadas de nuestros caldos en dirección a la Galia, Germania, Italica y Bretaña. Los vinos del Penedès fueron la imagen del buen vivir en Pompeya, cuna de la elegancia patricia, antes de ser destruida por la lava volcánica, tal como recoge Plinio el Viejo en una narración espeluznante.

Todavía en Pacs del Penedès, pegado a Vilafranca, tendremos tiempo de visitar otras tres bodegas. En La Xarmada, los antepasados de la familia propietaria, los Llivi, construyeron la bodega en 1776. Su filosofía de elaboración, adaptada y transformada al compás de las necesidades vitivinícolas de cada época, se plasma en las mismas instalaciones. En ellas se han aprovechado los avances tecnológicos sin renunciar al espíritu artesanal de sus cavas, vinos dulces, mistelas y brandis de producciones muy reducidas, acogidas a la DO Penedès, Cava y Cataluña. En los últimos años, la bodega se ha adentrado en el mundo de las vinificaciones y micro vinificaciones de vinos naturales y sin sulfurosos. Más adelante, en las bodegas Colet reina el gusto germánico. Los Colet empezaron a producir en 1987, sobre un terroir de 1783, aprovechando la altura y la orientación que favorece al xarel·lo autóctono y a las uvas de origen nórdico, como Pinot Noir, Gewurztraminer o Reisling. Entre sus especialidades, destacan el Clàssic Penedès y los espumosos elaborados con uvas Moscatell, Gewustraminer, Pinot Noir o Chardonnay.

Una imagen aérea de la masía de las bodegas colet

Una imagen aérea de la masía de las bodegas colet

Una imagen aérea de la masía de las bodegas Colet

Algo más tierra adentro, Parés Baltà es un bodega que data del 1790, hoy marcada por ideas jóvenes y frescas. Allí se cultiva el viñedo de forma ecológica y biodinámica sobre un mosaico de suelos y microclimas diferenciados. Es la simbiosis entre la tierra y el genio del vino, origen de personalidades únicas en nariz y boca. María Elena y Marta, las enólogas de los Parés Baltà se encargan de transmitir la esencia de la cepa en cada variedad y, podríamos decir, en cada copa. Ellas resumen así su trabajo en la elaboración de sus vinos: “pruébalos, emociónate y déjate seducir”.