Centenario de Buero Vallejo: historia de una escalera hacia el olvido más injusto
Carmena por considerarlo franquista, Rajoy por ‘rojo’ y Page por desidia o “falta de medios”, dejan sin honrar a uno de los mayores dramaturgos españoles
2 octubre, 2016 18:06Lejos de la pomposidad del centenario de Cela, el de Antonio Buero Vallejo está siendo la historia de una escalera, como tituló su drama más emblemático, pero bajando hacia el olvido. El académico y ganador de todos los premios (incluido el Cervantes) no ha tenido ni se prevé, un homenaje digno a uno de los mayores dramaturgos del siglo XX, comparable a Valle-Inclán y Federico García Lorca.
El Ayuntamiento de Madrid lo considera franquista, el Gobierno del PP lo sigue viendo como un rojo y el ejecutivo autonómico de Toledo muestra desidia, lejanía y aduce falta de presupuesto. El resultado es un aniversario deslucido e injusto, que causa indignación en el mundo del teatro y de la literatura.
Únicamente en Guadalajara
Solo en su Guadalajara natal, con un equipo municipal y diputacional del PP, han iniciado esta semana algunos actos, modestas representaciones y exposiciones, sellos, redacciones escolares o conferencias con expertos de segundo nivel. Lo más llamativo es la instalación de vinilos con las frases más significativas de sus obras en un centenar de comercios de la ciudad.
“Hay gente que lo celebra y lo reconoce, y otros que ni saben quién es. Me dicen que no hay dinero para montar una obra suya”, ha confesado decepcionada su viuda, la actriz Victoria Rodríguez. Incluso ella hizo gestiones para que en Castila-La Mancha programaran Las cartas boca abajo, que un director teatral se ha ofrecido a montar.
El ejecutivo de Emiliano García-Page, que este año aumentó con el sostén de Podemos su presupuesto para Educación y Cultura en un 4,7%, también ha dado la callada por respuesta a otra iniciativa de Manuel Canseco para subir a escena El tragaluz, un grave y hondo drama sobre el olvido y la desmemoria. Canseco, Premio Nacional de Teatro y hombre curtido en miles de batallas teatrales importantes, dirigió con gran éxito en 1997 el último y emocionante montaje, supervisado por el propio Buero. En el reparto figuró Victoria.
Tampoco en Madrid
Algo parecido ha ocurrido en el Ayuntamiento de Madrid. La otrora okupa y actual responsable de cultura, Celia Mayer, ha debido encontrar al dramaturgo en los manuales junto a Paso y Benavente y considerarlo un escritor fascista, “pues si estrenaba en tiempos de Franco sería por algo”, apunta con ironía el profesor José Gabriel López Antuñano.
Santiago Eraso, recién dimitido director artístico de Madrid Destino (entidad que gestiona los centros de arte y teatros) ha andado muy ocupado en la interminable renovación de los directores del Teatro Español o Naves de Matadero, que ha dejado durante un año sus escenarios vacíos. Tampoco ha dicho ni pío. Ni la Comunidad de Madrid, que preside Cristina Cifuentes, una de las figuras más progres del PP.
“Las administraciones están mudas y paralizadas. Incomprensible e indignante”, confiesa y resume Canseco.
¿Y una calle?
La propia Carmena tampoco se ha acordado de Buero en su proyecto de rebautizar las 27 “calles franquistas” que se le pasaron a Tierno Galván y a Carrillo en 1980. Buero no tiene calle. La alcaldesa ha preferido los nombres de Camacho, Besteiro, Espartero o Fortunata y Jacinta. Desde lo que queda del PCE le han recordado que Buero trabajó en los primeros meses de la dictadura en la reorganización clandestina del partido, lo que le valió la pena de muerte, luego conmutada por la de reclusión mayor.