El cometa ISON sorprendió a los astrónomos la semana pasada con un estallido de actividad que aumentó considerablemente tanto su producción de gases como su brillo, hasta el punto de hacerlo observable "a simple vista".
Sin embargo, y aunque algunos científicos vaticinaron la rotura del núcleo del objeto celeste, finalmente no ha sido así e incluso ha bajado un par de magnitudes de luminosidad y se da por hecho que esta será bastante menor que la predicción en un primero momento, cuando se decía que iba a competir con la luna llena.
De acuerdo a los últimos datos disponibles, ISON realizará su máxima aproximación al sol el 28 de noviembre, a 1,2 millones de kilómetros de distancia, lo que provocará un aumento de la temperatura de unos cinco mil grados y supondra que brille aún más, o que, debido al calor, su núcleo se fragmente o vaporice.
"Una posible explicación para el estallido reside en que el eje de rotación ha estado bastante alineado con la dirección Sol-cometa, de modo que solo un hemisferio del núcleo cometario ha recibido radiación y puede haber 'hielos frescos' (en el otro hemisferio) que apenas hayan recibido luz solar hasta ahora. Conforme ISON se vaya acercando al sol irá cambiando también la posición del punto subsolar en el cometa y, por tanto, habrá partes que de repente reciban radiación y puedan sublimar", indica José Luis Ortiz, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC).
Los cometas, pequeños cuerpos sólidos helados, sufren modificaciones dramáticas según se aproximan al sol y aumenta la temperatura: los hielos se calientan, evaporan (subliman) y arrastran consigo los granos de polvo, que al quedar libres reflejan la luz solar y dan lugar a la coma (la mancha difusa central que envuelve al núcleo) y las colas. Sin embargo, también pueden sufrir episodios más violentos de actividad, en los que su brillo se intensifica súbitamente, como acaba de ocurrir en el ISON.
El cometa ISON
En realidad el cometa se llama C/2012 S1, un objeto que descubrieron el 21 de septiembre de 2012 los astrónomos aficionados rusos Vitali Nevski y Artyom Novichonok. Como utilizaron la International Scientific Optical Network (ISON), el cometa tomó el nombre de esta red óptica científica internacional.
Aunque las primeras noticias apuntaban a que ISON brillaría más que la luna llena, lo que llevó a considerarlo "el cometa del siglo", esas estimaciones eran demasiado optimistas. Sin embargo, la evolución de un cometa depende de tantos factores (tamaño del núcleo, composición, órbita, densidad, rotación, número de veces que ha pasado cerca del sol, etc.), que resulta prácticamente imposible predecir cuánto brillará.
La nube de Oort alberga los núcleos cometarios que dan lugar a los cometas de largo periodo y, en este sentido, ISON ofrece la oportunidad de estudiar un cometa nuevo. Se trata de un recién llegado de los confines del sistema solar y posiblemente, con algunas de las claves físicas y químicas para entender la formación, historia y evolución del mismo.