La polémica factoría de pinturas Valentine situada en el término municipal de Montcada i Reixac / CG

La polémica factoría de pinturas Valentine situada en el término municipal de Montcada i Reixac / CG

Business

Pinturas Valentine recurre de nuevo al TSJC para proteger su factoría catalana

Presenta un recurso contra el plan urbanístico de Montcada i Reixac ante la reapertura del contencioso en el que también está implicado el Ayuntamiento de La Llagosta

31 diciembre, 2016 00:00

La veterana Pinturas Valentine, integrada en el grupo portugués Corporaçao Industrial do Norte (CIN), se ha visto obligado a presentar un contencioso-administrativo ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) por un conflicto urbanístico que amenaza la continuidad de su factoría catalana desde 2006. Se trata de una vieja batalla a tres bandas entre la compañía y los ayuntamientos de Montcada i Reixac y La Llagosta, en la zona de influencia de Barcelona en la que tuvo que encajar un revés en 2008.

El alto tribunal catalán dio la razón en ese momento al ayuntamiento y los vecinos de La Llagosta sobre los errores urbanísticos que existían al cambiar el uso de los terrenos en los que está instalada la factoría, Can Milans. La operación que se diseñó en plena burbuja era redonda para el grupo luso y para Montcada i Reixac, un municipio de la periferia de la capital catalana castigado urbanísticamente.

Problema de convivencia en La Llagosta

Históricamente, la química estaba situada en el centro de la localidad. Para recuperar terreno en la zona y terminar con la anomalía urbanística, se facilitó un cambio de catalogación de un suelo que estaba ubicado en las afueras del término municipal. Se transformó en uso industrial una parcela considerada zona verde, aunque fuentes conocedoras del proceso señalan que se quedaba muy lejos de este nombre. Sí cumplía con uno de los requisitos que se perseguían: que no estuviera cerca de viviendas.

El problema es que para terminar con un problema de convivencia ciudadana en Montcada i Reixac se generó otro en la vecina localidad de La Llagosta. La nueva fábrica de Valentine, por la que CIN invirtió 40 millones tras vender por 75 millones a Reyal Urbis su antiguo centro de trabajo, estaba situado a pocos metros de inmuebles de esa localidad con el consiguiente enfado y posterior movilización de los vecinos.

Los dos ayuntamientos se enfrentaron a pesar de ser del mismo color político, eran hasta las últimas elecciones feudos del PSC, y se terminó ante el TSJC, que dio la razón a La Llagosta.

Segunda modificación del Plan General

En los últimos ocho años la factoría de Valentine ha estado en falso. Resolver este reto urbanístico fue una de las prioridades de la alcaldesa de Montcada desde 2015, Laura Campos (ICV-EUiA), la primera edil desde 1999 que no era socialista. Aprobó una nueva modificación del plan general (PG) urbanístico de la localidad que incluía desarrollar un corredor verde que debería convivir con un nuevo núcleo industrial, además de legalizar la factoría, que fue aprobado por la comisión territorial de urbanismo por parte de la Generalitat de Cataluña en verano.

De nuevo, los vecinos de La Llagosta mostraron su rechazo al proyecto y el pleno del pasado noviembre de la localidad, encabezado por Óscar Sierra (PSC), aprobó plantear un nuevo contencioso contra la modificación.

Recurso de CIE Valentine

CIE ha decidido mover ficha ante este escenario y, directamente, recurrir ante el TSJC la “resolución de 4 de agosto de 2016 de aprobación definitiva de la modificación puntual del plan general metropolitano del ámbito de Montcada Nord-Parc de la Riera Seca del municipio de Montcada i Reixac”, el visto bueno del Gobierno de Carles Puigdemont, indica en el escrito que ha presentado ante el TSJC. Quiere proteger sus intereses industriales más allá del diálogo político que se insiste que se abrirá.

Todo ello, en un momento en el que la filial catalana no ha conseguido dejar atrás los números rojos. En el consejo de administración celebrado en junio se aprobaron unas pérdidas de 863.000 euros en el ejercicio 2015 frente a los 3,4 millones del año anterior. Pero el auditor Deloitte le sacó dos meses después los colores al deteriorar la valoración contable de las patentes, licencias y marcas, que se deterioró en 3,7 millones e impactó en el resto de la contabilidad, tal y como avanzó Crónica Global.

Las pérdidas reales de la filial de Montcada i Reixac ascendieron a 8,2 millones.