Atardecer desde una plataforma de extracción de petróleo, uno de los recursos naturales más importantes / CG

Atardecer desde una plataforma de extracción de petróleo, uno de los recursos naturales más importantes / CG

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Petróleo: ¿una inagotable fuente de recursos o un inexorable motivo de conflictos?

La profunda crisis que vive Venezuela vuelve a poner de actualidad el debate sobre la relación entre riqueza natural y bienestar de la población

4 septiembre, 2017 00:00

La crisis del petróleo de 1973, y el consecuente aumento del precio del combustible a nivel internacional, lograron que Venezuela se transformara en la excepción regional. En un continente azotado por la inflación, las crisis de la deuda y las dictaduras militares, el Estado con costas en el mar Caribe logró, durante algunos años, un crecimiento exponencial en su economía. Eso le permitió mantener su sistema democrático bipartidista, además de evitar verse sumida en los problemas de deuda externa en los que se encontraban la mayoría de sus vecinos.

Pero a partir de la década de los 80 el rumbo de los acontecimientos cambió radicalmente. La baja en los precios del petróleo repercutió en la economía venezolana, donde en 1989, el PIB era casi 50% menor que en 1983. Eso tuvo un fuerte impacto en el país. La corrupción endémica que creció al amparo de las grandes entradas de petrodólares, generó una importante desconfianza en la clase política por parte de la población. Desde la primera crisis del petróleo, la historia de Venezuela está estrechamente ligada al precio del barril de crudo. El hecho de no haber reinvertido para diversificar su economía, ni para lograr una explotación óptima de su recurso más importante, han condenado al país a depender de la cotización del oro negro.

Los exportadores de petróleo

Con las excepciones de Emiratos Árabes e Irán, que han logrado cierto grado de desarrollo en su industria manufacturera, los países dedicados a la exportación de crudo se han concentrado exclusivamente en obtener beneficios derivados de la venta de este combustible. El economista José Carlos Díez, profesor de la Universidad de Alcalá, explica: “El problema se plantea cuando un recurso natural se transforma en un monocultivo, eso hace a la economía de un Estado muy vulnerable, ya que depende de precios internacionales que no controla”.

A la hora de mirar los indicadores, los países petroleros suelen tener una posición privilegiada en términos de producto interior bruto (PIB) e índice de desarrolIo humano (DH) en comparación con otros. Sin embargo, cuando se observa el índice de Gini (que mide la desigualdad en los ingresos de las personas en cada uno de los países), se puede apreciar que los que disponen de grandes reservas de crudo están considerablemente peor ubicados que la media.

Imagen de archivo de una refinería

Imagen de archivo de una refinería

Imagen de archivo de una refinería

¿Tener o saber gestionar?

El descubrimiento de yacimientos petroleros subterráneos ha cambiado drásticamente la historia de algunos países. Ciertos estados que se dedicaban a tareas del sector primario, se vieron rápidamente enriquecidos por la exportación y la venta de crudo. Sin embargo, las grandes sumas de dinero recibidas no han resultado beneficiosas para todos los sectores de la sociedad, sino únicamente para unos pocos.

El primer problema histórico que ha generado el mercado del petróleo ha sido la apropiación del mismo por parte de las familias patricias de los Estados exportadores. Esto provoca que, en la mayoría de ellos, exista una élite sumamente enriquecida a raíz de las transacciones de oro negro, mientras que la sociedad no obtiene ningún beneficio. Por otra parte, la falta de inversiones alternativas también explica la situación actual de muchos exportadores de petróleo. A su vez, la mayoría de estos países no se ha preocupado por desarrollar un sistema educativo que prepare a su población adecuadamente. De hecho, los países del Golfo Pérsico aún importan gran parte de los profesionales que necesitan desde Occidente.

Lo realmente importante

A pesar de ser el petróleo uno de los bienes más codiciados a nivel mundial, se puede apreciar que la mayoría de los países que se dedican a su exportación están lejos de ser desarrollados. De esto se puede desprender una conclusión: la posesión de un recurso natural, por más demandado que sea, no es determinante a la hora de intentar dilucidar las posibilidades de una economía de transformarse en una de primer nivel.

Entonces, cabría preguntarse: ¿cuáles son los factores que pueden lograr el desarrollo en el largo plazo? José Carlos Díez dice: “Los recursos naturales son potenciales formadores de riqueza, aunque no necesariamente tienen que serlo”. Y agrega: “Lo que realmente importa son los cuatro tipos de capital: natural, humano, empresarial y público”. Así, deja claro que los recursos naturales son simplemente una ventaja de la que puede disponer un Estado, pero que está lejos de ser imprescindible. De hecho, hay países que han logrado desarrollarse sin disponer de ellos.

'El milagro japonés'

Fotografía de la revolución industrial japonesa de la fábrica de Tomioka

Fotografía de la revolución industrial japonesa de la fábrica de Tomioka

Fotografía de la revolución industrial japonesa de la fábrica de Tomioka

Japón se encontraba completamente destruido después de la segunda guerra mundial. Tras una serie de medidas impulsadas por el general estadounidense Douglas MacArthur, el país abandonó su ambición militar para centrarse en su recuperación económica. En este contexto fue menester la guerra de Corea. Gracias a este conflicto, la industria textil japonesa comenzó a tener un importante crecimiento.

A medida que este proceso avanzaba, y que el sistema educativo japonés también lo hacía, se logró tener un excedente monetario que permitió mayores inversiones en investigación, lo cual hizo que el archipiélago pudiera dar el gran salto: de la industria textil a la pesada. Para principios de la década de los 70, el Estado nipón era el tercer exportador y el quinto importador a nivel mundial, en un crecimiento económico tan precipitado que es conocido historiográficamente como el milagro japonés.

El caso suizo

El modelo de crecimiento suizo es radicalmente distinto. Un pequeño lugar en el centro de Europa, que durante siglos fue uno de los rincones más pobres del continente, consiguió la acumulación de riqueza gracias a un factor clave: el aislamiento de los conflictos bélicos internacionales, sobre todo los de la primera mitad del siglo XX. Esto hizo del país un lugar seguro para depositar capitales, ya que era de los pocos lugares del continente donde había estabilidad.

Así fue como se comenzó a desarrollar su sistema bancario, el cual también fue favorecido por estrictas leyes de protección de datos y exoneraciones impositivas. Esto hizo que varias compañías internacionales se instalaran en el país. Gracias a estos ingresos, se logró reinvertir en innovación y desarrollo. Esto explica por qué hoy en día Suiza es pionera en industrias como la química, la farmacéutica y la de generación de energía, además de ser uno de los países con mejor calidad de vida del mundo.