Los inversores sacan 22.000 millones de la banca española por la crisis financiera

En los últimos días, la presión vendedora ha vuelto a concentrarse en el sector financiero tras el último episodio de crisis de un banco al otro lado del Atlántico. El pasado lunes trascendió que JP Morgan ha salido al rescate de First Republic con la adquisición de la mayoría de sus activos, en especial una cartera de depósitos valorada en torno a 92.000 millones de dólares (algo más de 85.000 millones de euros, al cambio actual). 

Dos meses de turbulencias

Desde que el pasado 10 de marzo se confirmara la solicitud de concurso por parte del SVB, que coincidió con que saliera a la luz la crítica situación por la que atravesaba Credit Suisse, la cotización de los bancos españoles ha sufrido los perniciosos efectos de la desconfianza y la incertidumbre, con retrocesos acumulados que van desde el casi 11% que se deja BBVA a más de un 26% en el caso de Unicaja Banco y Banco Sabadell, los más penalizados en términos relativos.

Los mercados también han recogido con inquietud las apreciaciones del consejero delegado de UniCredit, Andrea Orcel, que se ha unido a otros altos ejecutivos del sector en Europa a la hora de prever que la crisis en el sector financiero norteamericano no ha finalizado y que el mercado asistirá a nuevos casos como el First Republic. 

Impactos descartados

Desde el inicio de esta situación, tanto los reguladores de la zona euro, el Banco Central Europeo (BCE) y la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), como las entidades a título individual han descartado que este escenario vaya a trasladarse al entorno en el que opera la moneda única gracias a la firme regulación europea y el férreo control de los supervisores.

La totalidad de primeros ejecutivos de la banca española que han desfilado ante analistas y medios de comunicación para exponer los resultados de sus entidades han repetido hasta la saciedad estos mensajes, así como la inexistencia de impactos visibles en sus balances, al menos hasta la fecha.

Cuentas positivas

En esa línea también se ha manifestado Orcel, por cierto en el marco de la presentación de uno resultados trimestrales de UniCredit que han sido muy bien recibidos por el mercado y que incluyen un incremento del 41% en los beneficios.

“No hemos apreciado absolutamente nada hasta el momento, insistimos en que el impacto está siendo nulo”, señaló hace unos días César González-Bueno, consejero delegado de Banco Sabadell, que también presentó un balance positivo de los tres primeros meses de 2023. 

Golpe a la cotización

Sin embargo, ha sido precisamente éste uno de los títulos más castigado del sector, después de un inicio de año fulgurante que ni mucho menos hacía prever la situación actual. Desde que afloró la quiebra del SVB, el Sabadell se deja en bolsa algo más de una cuarta parte de su capitalización bursátil, concretamente un 26,5%, que se traduce en un recorte de 1.885 millones de euros. 

Otras dos entidades han sufrido retrocesos de más del 20% en sus cotizaciones en este negativo periodo. Se trata de Bankinter (-21,7%) y Unicaja Banco (-26,4%). Por su parte, Caixabank se queda cerca de esta cifra, con una caída del 19,3%, lo que ha reducido su capitalización algo más de 5.625 millones de euros en menos de dos meses. 

Santander y BBVA han hecho valer su mayor dimensión y diversificación de su cartera para amortiguar algo más el castigo de los inversores al sector financiero, pese a lo que no han podido esquivar los descensos en la época de turbulencias. La entidad que preside Ana Botín registra la mayor caída por capitalización, algo más de 7.700 millones de euros, merced a una depreciación del 13% en términos relativos. 

Mientras, BBVA ha visto convertida en un espejismo la reconquista de la cota de 7 euros por acción y se ha dejado cerca de un 11% desde que la crisis del sector financiero estadounidense se hizo palpable.

A vueltas con el crédito

No obstante, no es este el único factor que el mercado está teniendo en cuenta a la hora de castigar a la banca en el parquet. Las cifras contrastan mes a mes una contracción del crédito, de la que ya advirtió hace algunas semanas Luis de Guindos, vicepresidente del BCE.

Un escenario en el que se combinan la menor demanda por parte de las familias con un endurecimiento de las condiciones de las entidades y que amenaza con impactar en las cuentas de las entidades, especialmente a partir de la segunda mitad del año, cuando el efecto de las subidas de tipos y la consiguiente repreciación de los préstamos se diluya.