Imagen de la manifestación del pasado 1 de mayo en Cataluña, donde los sindicatos también exigieron desencallar el acuerdo laboral de Cataluña, el AIC / EFE

Imagen de la manifestación del pasado 1 de mayo en Cataluña, donde los sindicatos también exigieron desencallar el acuerdo laboral de Cataluña, el AIC / EFE

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La debilidad sindical bloquea los convenios catalanes

CCOO y UGT se han levantado de la mesa de negociación con la patronal en un momento en que se reconoce que hay miedo a firmar un pacto que implique transaccionar

13 mayo, 2018 23:40

La negociación del pacto marco para todos los acuerdos laborales en Cataluña ha llevado a un conflicto entre patronal y sindicatos. CCOO y UGT han anunciado un periodo de movilizaciones que empezará el próximo martes 22 de mayo hasta una fecha indeterminada y que se seguirán en el resto del país. Sobre el papel, anuncian que las protestas mostrarán su rechazo al enroque del debate sobre las mejoras en las condiciones laborales. Aunque en las propias organizaciones se reconoce como un intento de superar la debilidad que les afecta.

Los sindicatos están en horas bajas. El éxito de movilizaciones que han conseguido movimientos como los de pensionistas o las feministas, que les recriminan tibieza al no sumarse a la convocatoria de huelga del pasado 8 de marzo, les han hecho daño. Máxime si se compara con la capacidad de sacar gente a la calle que se hizo evidente en el Día Internacional del Trabajador, el 1 de mayo.

Menos fuerza

Unos colectivos que el líder de CCOO de Cataluña, Javier Pacheco, tildó de “neocorporativistas” y “volátiles” esta semana en una jornada en la Cámara de Comercio de Barcelona. Defendió que sólo los sindicatos de clase tienen la capacidad real para defender las demandas a largo plazo.

Las organizaciones tradicionales han perdido fuerza en los centros de trabajo y tienen pendiente conseguir atraer a las nuevas generaciones, muy presentes en protestas como las que se han convocado tras la publicación de la sentencia de La Manada.

Manifestación independentista

El debate político catalán ha dado la puntilla a este momento convulso. Unirse a la convocatoria de la manifestación independentista para reclamar la liberación de los políticos presos el pasado 15 de abril ha hecho daño y los sindicatos de clase no se han recuperado.

Ha habido bajas y las bases se han revelado contra lo que consideran que es una apuesta política sesgada en organizaciones a las que se reclama pluralidad. Un contexto al que se intenta pasar página al enarbolar la bandera de la defensa de los derechos de los trabajadores. Cuestión que propiciado el golpe sobre la mesa que supone levantarse de la negociación del Acuerdo Interprofesional de Cataluña (AIC) o de hacer lo parecido en la negociación estatal sobre los salarios.

Luchar contra la desigualdad

Ambos parten de un nuevo paradigma económico. Nadie duda de la recuperación económica y de que se debe recuperar básicamente el poder adquisitivo de los trabajadores. Se reconoce la desigualdad social que ha generado la crisis y la precariedad existente en el mercado laboral actual. Pero, como es lógico, las soluciones que se han puestos sobre la mesa por parte de la parte empresarial y la social son diametralmente opuestas.

Por ejemplo, para superar la extrema temporalidad de los nuevos contratos las patronales apuestan por abaratar los despidos de indefinidos para facilitar la conversión. Los sindicatos piden perseguir y penalizar a los que abusan de esta modalidad. En cuanto los salarios, los representantes de los trabajadores exige que su revalorización se vincule al Índice de Precios del Consumo (IPC) como las pensiones. Mientras, la patronal afirma que esto no es asumible para todos los sectores y que se debe fijar un estándar más bajo que se supere en los convenios específicos correspondientes.

Líneas rojas

Dos puntos de partida que, habitualmente, propiciaban un entendimiento final en el que todas las partes cedían. El problema actual es que se ha perdido la capacidad de transaccionar, y así se reconoce desde los propios sindicatos. Por primera vez en Cataluña, hay líneas rojas en el AIC. A nivel estatal se trazaron un año antes, cuando el pacto de los salarios se saldó sin poder renovarse.

“Hay miedo en firmar nada porque no se sabe cómo justificarlo ante delegados que están absolutamente decepcionados y desmovilizados”, explican fuentes de UGT. La crisis ha pasado factura y se teme ser señalado como blando en la negociación. Más cuando a finales de año se iniciarán las elecciones en todos los sectores y centros de trabajo de Cataluña y se teme un trasvase de delegados hacia USOC e Intersindical-CSC por cuestiones políticas más que laborales.

Intereses de la patronal

Todo ello choca con los intereses de la patronal. Tanto Foment del Treball como CEOE iniciarán en la segunda mitad del ejercicio sus periodos electorales. Pretendían llegar a un pacto antes de que se iniciaran estos procesos. Cuestión que a principios de año se daba por sentado en la patronal catalana.

Los sindicatos piden gestos a la parte empresarial, mientras que los representantes de las firmas les exigen coherencia.

Afectación al mercado laboral

Por el momento, la situación está enrocada y el calendario de negociación, suspendido. El problema es que el bloqueo de la concertación social no se queda sólo en el pacto catalán de convenios colectivos y el estatal de los salarios.

Afecta al resto de procesos que se habían iniciado y se cerrarían en falso si no se clarifican sus acuerdos de referencia. Es decir, compromete los avances en el mercado laboral. Como mínimo, los que están en manos de los agentes sociales.