La Farga, 'reina del cobre', ganó dinero durante la pandemia
La compañía de la localidad barcelonesa de Les Masies de Voltregà facturó 921 millones de euros
9 mayo, 2022 00:00La histórica La Farga Lacambra se mantiene contra viento y marea más de dos siglos después de su nacimiento.
La firma, que ahora se llama La Farga YourCopperSolutions, fabrica semielaborados de cobre y sus aleaciones para el sector eléctrico, la automoción, la soldadura de envases metálicos, la electrificación ferroviaria, las tuberías y los conductores especiales.
Las existencias en el negocio del cobre son muy líquidas. Ello es así porque se trata de una materia prima que cotiza en la Bolsa de Metales de Londres.
Instalaciones protegidas
Por tanto, el inventario tiene un valor que se conoce en todo momento. Además se suele encontrar asegurado mediante contratos de futuros y se puede vender –y cobrar– en plazos muy cortos, que no van más allá de los siete días.
Por tales motivos, el centro industrial de Les Masies de Voltregà está muy protegido con todo tipo de medidas de seguridad, como si se tratase de un banco.
ERTE y créditos ICO
Los volúmenes de negocio que maneja la entidad son abultados. Al igual que ha ocurrido en una infinidad de sectores, La Farga vivió en 2020 un ejercicio muy complicado.
Presentó expedientes de regulación para los 330 empleados, limitó las inversiones a las esenciales y reforzó sus fondos con la suscripción de créditos ICO y otras facilidades por importe de 16 millones. En el periodo abril-mayo las ventas cayeron un 40%.
Negocio internacional
En el conjunto del año, La Farga facturó 921 millones, frente a los 1.011 del ejercicio anterior. El mercado español contribuyó con 454, la UE con 316 y los demás países con 151 millones.
Los recursos generados o flujo de caja subieron a 8,5 millones.
Superávit
Los resultados, que venían del campo de los números rojos, entraron de lleno en la senda positiva. Así, La Farga obtuvo un beneficio de explotación de 4 millones y una ganancia final de 1,3 millones.
Los créditos ICO solicitados aumentaron el pasivo total a 111 millones, mientras que el patrimonio se mantiene entorno de los 61 millones.
Año | Ventas | Resultado |
2020 | 921 | 1,3 |
2019 | 1.011 | -2,8 |
2018 | 1.049 | 1 |
2017 | 447 | 2,2 |
Gestores
La Farga está liderada por Oriol Guixà Arderiu, en calidad de presidente ejecutivo; de vicepresidenta y consejera delegada actúa su hija Inka Guixà Fisas; son vocales Amadeo Fisas Armengol, Gonzalo Cuadra Lizana y Carles Sumarroca Claverol.
Los dos últimos han sustituido a Miquel Camps Anaya y Antonio Crous Millet.
El capital de La Farga pertenece a dos accionistas. Son las sociedades Ilyviva y Arfi Unidad Familiar, titulares respectivas del 55% y el 45% del capital. La primera pertenece a Oriol Guixà y la segunda está en manos de la saga Fisas Armengol.
Dos siglos de historia
La Farga Lacambra nació en 1808 en una pequeña fundición cercana a Barcelona que producía campanas y cañones de bronce. Sesenta años después, la industria se trasladó a su actual ubicación en Les Masies de Voltregà, a fin de utilizar la energía eléctrica generada por las centrales del Ter.
Se dedicó a fabricar “hogares” de locomotoras a vapor. Corriendo el tiempo, abordó la manufactura de alambrón de cobre en proceso discontinuo, con metal procedente del refino de chatarra y otros desperdicios.
Avatares
El camino recorrido para alcanzar la situación actual no ha sido precisamente una alfombra de rosas.
A mediados de los años ochenta del siglo pasado, la compañía atravesaba circunstancias financieras particularmente difíciles, que estuvieron a punto de abocarla a la desaparición.
Reconversión
Por esas fechas, la familia propietaria Lacambra cedió el mando a un grupo de profesionales formado por Agustín Castejón, Alberto Tarifa y Vicente Fisas. Al frente de la gestión se situó a Oriol Guixà Arderiu, ingeniero aeronáutico e ingeniero industrial, que a la sazón contaba 33 años.
El personal se entregó con ilusión a la tarea de reflotamiento, aun sabiendo que habría de prescindirse de parte de la plantilla. El sacrificio no fue vano. Gracias al esfuerzo de todos, La Farga Lacambra siguió en pie.
En 1993 sobrevino el segundo golpe. Los altísimos intereses de la deuda contraída por la compañía pesaban como una losa y a los gestores no les quedó otro remedio que declarar la empresa en suspensión de pagos. Por fortuna la superó.