Dogi, en la cuerda floja
Este fabricante de tejido elástico arrastra una larga crisis de 17 años y sigue sin levantar cabeza
12 abril, 2018 00:00La textil Dogi vuelve a ser noticia. Tal como viene ocurriendo desde hace más de tres lustros, no es positiva. Ayer cursó un comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores para informar de que su accionista se ha visto precisado a convertir una línea de crédito de 6,4 millones en un préstamo participativo.
Ocurre que una auditoría ha revelado pérdidas no recurrentes de 5,4 millones de euros en dos filiales, Dogi Spain y Elastic Fabrics of America.
Dicho déficit se añade al que Dogi declaró el pasado ejercicio en sus cuentas consolidadas, cifrado en 7 millones. Ello provoca un agujero en sus fondos propios y coloca a la empresa en causa de disolución.
De ahí que el crédito se transforme en préstamo participativo, pues éste pasa a computar como fondos propios y de esta forma se evita el motivo de disolución.
Dogi se encuentra hoy en manos del fondo de inversión madrileño Sherpa, liderado por Eduardo Navarro. La familia Domènech, fundadora del negocio, ya no participa en la gestión y ha reducido su paquete de acciones, antes mayoritario, a la mínima expresión.
Quebrantos de 208 millones
Dogi arrastra una prolongada crisis que ya dura 17 años. En este periodo sólo ha ganado dinero en dos ejercicios. En uno de ellos, el beneficio afloró gracias a las quitas pactadas en el convenio de la suspensión de pagos. En el otro, el resultado positivo se limitó a la módica suma de 119.000 euros. En conjunto, las pérdidas embalsadas se elevan a nada menos que 208 millones.
En el mismo intervalo, las ventas se han desplomado cerca de un 70%.
Dogi nació en El Masnou (Barcelona) hace 64 años y allí ha mantenido su sede social hasta el año pasado. Con motivo del procés, el pasado 6 de octubre anunció que se marchaba a Madrid, donde ya reside su propietario.