Panrico-Donut siguió en pérdidas en 2015
La compañía sufrió un déficit de 2,4 millones
11 abril, 2016 00:00La empresa Panrico, de Santa Perpètua de Mogoda, fabricante de Donuts, no pudo entrar en beneficios en 2015, tal como habían pronosticado sus directivos. Éstos preveían el logro de las primeras ganancias en mucho tiempo. Pero el resultado final consolidado volvió a arrojar quebrantos de 2,4 millones, que suponen reducir a menos de la mitad los 5,5 millones de 2014.
El ebitda o beneficio bruto de explotación se situó en 22,9 millones y el flujo de caja, en 16,6 millones.
La firma registró, un año más, un abultado fondo de maniobra negativo, cifrado en 24,1 millones. También muestran signo adverso los fondos propios, por importe de 3,9 millones, pero se compensan sobradamente con un préstamo participativo de 94,4 millones concedido por su accionista, que se computa como patrimonio neto.
Panrico viene contabilizando pérdidas de forma consecutiva desde 2006, por un total agregado próximo a los mil millones.
Quizás el dato más esperanzador de 2015 es que por vez primera desde 2010 se frenó la caída de las ventas consolidadas y éstas experimentaron un pequeño crecimiento, de 345 a 349 millones. Grupo Panrico incluye nueve empresas, entre ellas sendas filiales en Andorra y Portugal.
Frenético cambio de accionistas
La compañía se fundó en 1961 con el nombre de Panificio Rivera Costafreda, por iniciativa de las dos familias que le dieron sus apellidos. En 2005, fue vendida al fondo inversor británico Apax Partners, por 750 millones de euros limpios de polvo y paja, cuando la crisis aún no asomaba sus colmillos. A la sazón, Panrico navegaba a una velocidad de crucero de 680 millones anuales de facturación y 30 millones de beneficio.
Para hacerse con Panrico, Apax apenas puso un céntimo de su bolsillo. Financió el grueso del trasiego con créditos de un centenar de bancos, de los que respondía la propia Panrico. Ésta, al sobrevenir la crisis, no pudo afrontar el reembolso de los préstamos. En 2010, Apax entregó las llaves del conglomerado a los acreedores y se largó con viento fresco.
A su vez, los bancos se sacudieron Panrico de encima a la primera oportunidad. Traspasaron la empresa a otro fondo, el norteamericano Oatkree, especializado en especular con la deuda de entidades al borde del naufragio. Por fin, el año pasado Oaktree enajenó Panrico a favor de Bimbo, por 190 millones. El acuerdo incluyó la venta de nueve fábricas y las emblemáticas marcas Donuts, Donettes, Bollycao, La Bella Easo, Eidetesa y Qé!, pero excluyó el pan de molde de Panrico.
Desde 2005, el cargo de consejero delegado ha estado ocupado sucesivamente por Juan Cornudella, César Bardají, Juan Casaponsa y Carlos Gila. El despido más llamativo fue el de Casaponsa, acaecido en 2013. Preparó un plan de viabilidad, lo elevó a los altos jerarcas de Oatkree y éstos, en menos de 24 horas, lo destituyeron fulminantemente.
Oaktree nombró entonces máximo ejecutivo a Gila, a quien precedía una fama bien ganada de reestructurador de empresas. Pronto quedó claro que esa reputación no era inmerecida. Sus tres primeras medidas consistieron en dejar de pagar la nómina de los 4.000 trabajadores, instar un expediente de regulación para casi 2.000 empleados y, como siniestro colofón, declarar a Panrico en pre-concurso de acreedores, medida que levantó cuatro meses después.
La firma ha experimentado una alta conflictividad laboral, como consecuencia de los masivos despidos de plantilla. El año pasado, se recortaron otros 45 puestos de trabajo y el censo laboral quedó reducido a 2.087 personas.