Arrossaires traspasa a Nomen Foods su fábrica y sus marcas de arroz

Arrossaires del Delta de l’Ebre acaba de aprobar un proyecto de reestructuración societaria con el objetivo de potenciar el crecimiento de la marca Nomen. La cooperativa con sede en Deltebre (Baix Ebre) escindirá toda su actividad productiva y comercial y la traspasará a una sociedad mercantil limitada de nueva creación bautizada como Nomen Foods.

Se trata de un proyecto que permite ganar flexibilidad y agilidad para hacer frente a los planes de crecimiento e internacionalización de las marcas de arroz de la compañía. Este mismo proceso lo acometió en 1999 la Cooperativa de Guissona al crear la actual Bon Àrea Corporació.

Segregación

Según publica Expansión, el pasado 4 de febrero, la asamblea de socios de Arrossaires del Delta aprobó con un 98% de votos a favor la segregación de la mayoría del patrimonio de la cooperativa a favor de la nueva Nomen Foods. Esta compañía pasará a ser la propietaria de las marcas Nomen, Bayo y Segadors del Delta, absorberá todas las actividades dedicadas a la venta de graneles y exportación, se quedará con la titularidad de la fábrica de arroz de Deltebre. Asimismo, pasarán a depender de Nomen Foods 90 de los cien empleados actuales de la cooperativa.

“La competitividad de la industria agroalimentaria nos obliga a dotarnos de una nueva estructura para avanzar en nuevos y ambiciosos proyectos”, explica Enric Batlle, director general de Arrossaires. Según el ejecutivo, una vez efectuado el traspaso de los activos, Nomen Foods efectuará una ampliación de capital para convertir en accionistas directos de la nueva compañía a los 950 socios cooperativistas. Así, Arrossaires del Delta de l’Ebre pasará a tener una participación accionarial en Nomen Foods del 89%, mientras que el 11% restante estará en manos de los propios productores de arroz, que cultivan 5.500 hectáreas en área del Delta del Ebro.

La ampliación de capital en Nomen Foods para dar entrada a los socios será de dos millones de euros. Esta cifra saldrá del balance de la propia cooperativa, pero se trata, en realidad, de un dinero propiedad de los socios, reflejado en las cuentas como un pasivo exigible.