El hotel Palace con el presidente de Argelia

El hotel Palace con el presidente de Argelia

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El Estado de Argelia promete "operar 30 años" el hotel Palace Barcelona tras tomarlo a la fuerza

Los nuevos dueños del lujoso alojamiento garantizan que no habrá pérdida de empleos pese a la aparatosa transición 

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El Palace tranquiliza a sus trabajadores con un proyecto a largo plazo. El hotel ha prometido seguir operando con un proyecto a 30 años vista que ha servido para calmar a los trabajadores tras el abrupto cambio de propiedad.

Estos días, el general manager del hotel ha anunciado al equipo que el cambio de propiedad no implicará recortes de plantilla ni un cambio en ninguna de las áreas, pese a que mude la sociedad gestora del espacio.

De momento, el espacio seguirá bajo la batuta de Radia Bouziane, mujer del expropietario, quien asegurará la transición.

Todo seguirá business as usual con "mirada larga", han detallado fuentes sindicales a este medio, si bien advierten que "aunque se ha garantizado que no se tocará el empleo, nunca se sabe del todo cómo puede afectar un cambio de propiedad".

Fuentes sindicales añaden que, además, en el Palace trabajan "algunos de los mejores empleados hoteleros de Europa", con experiencia de más de 30 años, por lo que un recorte en la plantilla no sólo devaluaría el producto ofrecido, sino que sería muy caro. 

Imagen de archivo del Hotel Palace Barcelona

Imagen de archivo del Hotel Palace Barcelona WIKIPEDIA

El emblemático hotel pasó a manos del Estado argelino el pasado 1 de agosto, cuando el Fondo Nacional de Inversión (FNI) de Argelia recibió mediante dación en pago “el pleno dominio de la finca” que alberga el establecimiento.

Cambio de dueño

Desde 2011 el Palace era propiedad del magnate argelino Ali Haddad. Este empresario, de 60 años, fue detenido en 2019 bajo acusaciones de corrupción, malversación y abuso de poder; tras su arresto, las autoridades de Argelia reclamaron la restitución de sus bienes en el extranjero.

Finalmente, la entrega del hotel se negoció directamente con Haddad —descrita por la prensa como una “dación en pago” para saldar sus deudas—, evitando un proceso judicial contencioso. La dación en pago, un mecanismo voluntario, confirma que el Estado argelino obtuvo el Palace mediante acuerdo privado y no mediante un embargo judicial ordenado por un juez.

Clima político

El contexto político de fondo también pesa sobre la operación. El presidente argelino Abdelmadjid Tebboune ha convertido en bandera la recuperación de los fondos desviados por el antiguo régimen; de hecho, llegó a mencionar sin citarlo directamente que Argelia había recuperado recientemente un hotel de lujo en España adquirido ilícitamente.

La devolución del Palace se enmarca así en un clima de cierto deshielo diplomático tras la crisis por el Sáhara Occidental. Las autoridades españolas se han mostrado más receptivas que en años recientes, canalizando formalmente las reclamaciones argelinas sobre activos incautados a oligarcas del régimen anterior.

Músicos protestan frente al lujoso Hotel Palace de Barcelona

Músicos protestan frente al lujoso Hotel Palace de Barcelona SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

'La revuelta del saxo' en los bajos

En el hotel más lujoso de Barcelona se respira un ambiente de calma tensa. Durante las próximas cuatro semanas, cada miércoles los músicos del bar ubicado en los bajos, el Bluesman Cocktail Bar, protestarán ataviados con bombos y platillos. A los artistas les deben 23.000 euros.

El deudor es la sociedad Nafari Ocean, administrada por los empresarios británicos Robert Newmark y Conor George Thomson-Moore, quienes acumulan una deuda total de 150.000 euros a trabajadores, músicos, interioristas y al hotel. Estos polémicos gestores acumulan una retahíla de escándalos en Reino Unido por irregularidades en la gestión de suspensiones de pago e infracciones sanitarias.

Los músicos, en sus protestas, también culpan al Palace. Señalan que es "un hotel de lujo con tratos de miseria" y alertan a los turistas de que "si se alojan en este hotel contribuyen con criminales".

¿Y qué dice el hotel? De momento, se desmarca del bar y asegura que son "una víctima colateral más de él", mientras indican a los clientes que no acudan a este speakeasy de los bajos. La intención es desalojarlos por los impagos del alquiler y por no haber acometido una reforma prometida.