La rehabilitación energética de los hogares se enfrenta al problema de los costes de la rehabilitación
Los Certificados de Ahorro Energético: el motor que acelera la rehabilitación de viviendas
Multiplicar el valor de estos certificados permitiría cubrir hasta la mitad del coste de las obras, acelerando la rehabilitación de viviendas sin necesidad de subvenciones públicas y facilitando el cumplimiento de los objetivos climáticos europeos
Noticias relacionadas
El coste de las reformas sigue siendo el principal obstáculo para que los propietarios mejoren la eficiencia energética de sus viviendas. Aunque las obras permiten reducir el consumo y, por tanto, el gasto en suministros, su inversión inicial resulta elevada. Esta realidad puede cambiar si se aprueba una modificación legal que multiplique el valor de los Certificados de Ahorro Energético (CAE).
Estos certificados permiten monetizar los ahorros generados por las actuaciones de rehabilitación, transformándolos en un incentivo directo para que los propietarios lleven a cabo mejoras en su vivienda, como cambiar ventanas por otras más aislantes, instalar un sistema de climatización más eficiente o rehabilitar una fachada con aislamiento térmico. Cada vez que se realiza una mejora de este tipo, se generan CAE equivalentes a la energía ahorrada.
Las compañías energéticas, obligadas a reducir sus emisiones y a cumplir compromisos de descarbonización, pueden comprar estos certificados a los propietarios de viviendas que han realizado las reformas. De esta manera, el ciudadano convierte el ahorro en una fuente de ingresos, lo que amplía la capacidad de cobertura del CAE sobre el coste de las obras y hace más accesible la rehabilitación energética. Al mismo tiempo, las empresas energéticas compensan parte de sus obligaciones medioambientales.
Multiplicar el valor de los CAE
El problema es que en la actualidad en la rehabilitación residencial solo cubren en torno al 10% del coste total de la obra, un nivel claramente insuficiente para que los propietarios se animen a invertir sin la coexistencia de ayudas o subvenciones adicionales. Para que el sistema CAE tenga un papel más protagonista, se plantea aumentar el factor de ponderación recogido en la actual normativa, de manera que pase de “1” a “5”. Este simple cambio podría elevar el valor de los certificados hasta el punto de cubrir entre un 40% y un 50% del coste de las obras.
El parque de viviendas necesita financiación para rehabilitación
La ventaja de este modelo es clara: no supone gasto público y facilita que las familias acometan reformas sin depender exclusivamente de subvenciones, que hasta ahora han tenido un impacto desigual en el territorio. Además, a diferencia de estas, el CAE es un mecanismo más ágil y de base permanente, capaz de adaptarse a la dinámica del mercado.
De hecho, el Gobierno ya contempla la posibilidad de incrementar el valor de los CAE en sectores donde las actuaciones logran una reducción intensiva de CO₂, como la industria o el transporte. La experiencia demuestra que, al revalorizar los certificados, se estimula la inversión y se logra un mayor impacto en la reducción de emisiones. Extender esta lógica al sector residencial permitiría aprovechar un mecanismo ya en marcha y adaptarlo a uno de los ámbitos más rezagados en materia de eficiencia.
Un imperativo europeo
La urgencia es evidente. Con el ritmo actual de rehabilitación, España tardaría siglos en poner al día su parque residencial. Multiplicar el valor de los CAE aparece, así, como una medida inmediata, viable y eficaz para impulsar la transformación que exige la normativa europea.
Actualmente, solo un 0,1% del parque residencial total español se rehabilita cada año, una cifra diez veces inferior a la media europea, situada en el 1%. Esta situación convierte al sector residencial en uno de los principales responsables del incumplimiento de la Directiva de Eficiencia Energética de Edificios, aprobada por la Unión Europea en 2024 y que entrará en vigor el 1 de enero de 2030.
El Banco de España también ha advertido de la brecha que existe entre lo que se hace y lo que debería hacerse. En su informe anual de 2024 señala que el número de visados de rehabilitación de viviendas creció un 7,3% en ese ejercicio, hasta alcanzar cerca de 24.000 unidades. No obstante, la cifra está aún muy lejos de las 300.000 rehabilitaciones anuales que fija el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia hasta 2030. El ritmo actual es insuficiente para cumplir con los compromisos europeos y exige un cambio de escala en la forma de financiar estas actuaciones.