Adrián Gallardo / LinkedIn

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Adrián Gallardo, emprendedor, avisa sobre la gestión del éxito: “No tener miedo al riesgo, ganas o aprendes; si no, pierdes dos veces”

Dentro del emprendimiento hay que saber, caer y levantarse, pero también saber obtener el aprendizaje de la gestión emocional del fracaso 

Un emprendedor de éxito que facturó 1 millón de euros: “Cambio la empresa a Barcelona y no podría ni siquiera existir”

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Adrián Gallardo es un emprendedor e inversor de startups que tiene las ideas claras gracias al trabajo, el esfuerzo, las caídas y las levantadas. El joven pasó por el podcast de Talent Match para narrar su experiencia profesional, marcada por los desafíos propios del emprendimiento.

En esta extensa conversación, Gallardo describe los factores y el perfil necesarios para ser emprendedor, según lo aprendido: desde la gestión emocional del fracaso hasta la construcción del éxito.

Un tropiezo le jugó una mala pasada, pero de él extrajo una valiosa reflexión que hoy lleva como lema: “O ganas o aprendes, y más vale que aprendas porque, si no, pierdes dos veces”. Ese aprendizaje, asegura, ha sido “espectacular”.

El costo personal, sin embargo, fue muy alto. Durante el proceso de cierre, el estrés lo llevó al límite. “Yo perdí por alopecia todo el pelo de la cabeza y de la barba, o sea, el 100%. Se me cayó en cuatro días el 100% del pelo, como un bebé”, confiesa.

La presión provenía no solo de la carga operativa, sino también de la responsabilidad de hablar con los inversores y reconocer: “Que unos cuantos han perdido su pasta, que a otros voy a hacer lo posible para devolvérsela”.

Quien no arriesga, no gana

De esa vivencia surgió también su manera de entender el emprendimiento y de transmitirlo a otros. Gallardo enfatiza que no se trata de lanzarse al vacío sin más, sino de explorar caminos con valentía, pero también con criterio: “Es importante dar ese mensaje de explorar el camino del no tener miedo al riesgo, con cierto análisis y cierto control. Para mí son líneas que sirven mucho”.

Asimismo, reconoce la relevancia y necesidad de fallar de forma ágil y económica. Esa visión está siempre vinculada a un propósito superior: “Solo vas a morir en el intento y vas a llegar remando con tus propias manos a la orilla si tienes un propósito mayor. Si solo es por pasta, a la primera que vengan mal dadas vas a decir: ‘Next, y monto otra’”.

Gallardo también insiste en la importancia de la mentalidad y la humildad al emprender: “Tú no sabes nada; lo único que tienes son hipótesis. Esas hipótesis las pones encima de la mesa teniendo el suficiente no ego para que otros te las refuten, y esa es una realidad”.

Esa disposición se complementa con un rasgo que considera imprescindible: la resiliencia. En sus palabras: “La resiliencia es no cansarse rápido de intentarlo… de alguien que sabes que va a morir en la orilla. O sea, da igual: se puede haber hundido el barco, pero él va nadando y va a llegar como sea”.

Hoy, tras asimilar las lecciones de sus experiencias, Gallardo describe su rol dentro del ecosistema emprendedor con un matiz especial: “Soy de esas personas en el ecosistema que intenta romantizarlo al menos lo mínimo posible”. Su voz refleja así la crudeza de lo vivido, pero también la claridad de un aprendizaje que, lejos de quebrarlo, lo fortaleció.