Rosa Morillo con máquina de cine

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Más calor, más apagones: "No se trata solo de resolver emergencias, sino de preparar el sistema para evitarlas"

La catalana Morillo Energy vive un verano de récord en intervenciones; los fenómenos climáticos extremos han disparado la demanda energética, con un aumento de hasta el 30%

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Cataluña pasa por uno de los veranos más calurosos que se recuerdan, con un junio con récords de temperatura, igualando prácticamente el mes de julio. Este agosto, ha llegado una de las olas de calor más largas que se recuerdan, y que está pulverizando los registros en varios municipios.

Los fenómenos climáticos extremos han disparado la demanda energética, con un aumento de hasta el 30%, poniendo en riesgo la estabilidad del suministro. “Cuando la temperatura sube tanto y durante tantos días seguidos, la red eléctrica se resiente por el mayor consumo, lo que provoca sobrecalentamiento”, explica Rosa Morillo, directora general de Morillo Energy Rent. Esto provoca un aumento considerable de apagones, según confirma la directiva.

La empresa catalana fundada en Rubí está viviendo un verano de récord en asistencia de incidencias, lo que ha producido también un crecimiento de su negocio. “En la última ola de calor realizamos 150 intervenciones y asistimos a más de 34.500 personas. Nuestro trabajo permite devolver la electricidad para que, en circunstancias de apagón, no se paralicen hospitales, fábricas o festivales. Sustituimos un transformador en menos de 15 minutos”, señala.

Historia de la empresa

El operativo de la compañía incluye generadores de gran capacidad, grupos electrógenos híbridos con baterías y un sistema logístico que les permite operar en toda la geografía catalana y balear.

Morillo Energy se creó en los años 50 de la mano de Francisco Morillo Marxuarch con el objetivo de proveer soluciones energéticas, personalizadas y temporales. Su fundador decidió abandonar el sector automovilístico cuando se percató de la necesidad de dar continuidad eléctrica en el desarrollo textil en Terrassa y Sabadell, al inicio de los telares eléctricos.

Barcelona durante el apagón

Barcelona durante el apagón Luis Miguel Añón Barcelona

Crisis profunda

Desde entonces, la compañía ha dado cobertura a grandes catástrofes, como la dana en Valencia y el volcán de La Palma, además del gran apagón general del pasado 28 de abril.

La enseña creció en las décadas siguientes, consolidándose como proveedora de energía temporal en obras, industrias y eventos. Pero no todo fue fácil. A raíz de la crisis de 2008, la empresa entró en concurso de acreedores, entre 2011 y 2015.

Inversión para resurgir

Sin embargo, esto se ha convertido en una ventaja por la modernización después de retomar la actividad, con una inversión de más de 15 millones en maquinaria. Concretamente, ha incorporado Stage V y grupos electrógenos híbridos que combinan diésel con baterías de litio, reduciendo hasta un 80% el consumo de combustible.

En contextos como el actual, en el que las incidencias son recurrentes, la empresa gana notoriedad y aumenta su negocio: “Desde el 28 de abril, ha habido una notable sensibilización de los negocios para asegurarse de que no van a perder dinero si vuelve a pasar algo parecido”, explica.

Audiovisual: cine y televisión

En la actualidad, la empresa cuenta con 11 delegaciones en España —incluidas Baleares y Canarias— y más de 200 empleados. Su facturación prevista para 2025 supera los 30 millones de euros. Además, acaba de dar el salto a la región latinoamericana con la entrada en Chile, de la mano de Enel. Este 2025, prevé impulsar su estrategia de diversificación hacia sectores como el cine, la televisión y el audiovisual.

“También tenemos previsto adquirir una nueva empresa del sector. Estamos en negociaciones. Seguramente, llegará antes del verano que viene”, añade la ejecutiva.

El aumento de la temperatura media y la frecuencia de olas de calor están cambiando el sector. Las empresas de energía temporal se enfrentan a una demanda creciente de soluciones rápidas, sostenibles y seguras. Para Morillo, la lección de este verano es clara: “No se trata solo de responder a las emergencias, sino de preparar el sistema para que no se produzcan. La resiliencia del sistema eléctrico es más imprescindible que nunca”.