En un rincón silencioso de Tarragona, donde la vida transcurre al margen del bullicio y las cifras del censo apenas llenan una hoja, se esconde uno de los pueblos más pequeños —y desconocidos— de Cataluña. Allí, entre montañas, masías abandonadas y campos de avellanos, la historia resiste al olvido mientras la naturaleza marca el ritmo de los días.
Frente al problema de la despoblación, la llegada de nuevos residentes a este tipo de territorios puede suponer un balón de oxígeno. Cabe recordar que, en este contexto, Cataluña ha dado un paso histórico con la aprobación del Estatuto de Municipios Rurales, una medida pionera que busca proteger y revitalizar los pequeños núcleos como este. Así, más de 600 localidades con menos de 500 habitantes recibirán apoyo específico para combatir la despoblación, reactivar la economía local y garantizar servicios básicos que hoy, en muchos casos, siguen siendo un lujo. Este pueblo, símbolo de resistencia y autenticidad, es también reflejo del desafío al que se enfrenta buena parte del interior catalán.
El menos poblado de Tarragona
Situado en la comarca del Baix Camp de Tarragona, es el municipio con menos habitantes de toda la provincia, con apenas 36 residentes, según los datos más recientes del INE. Con tan solo 16,09 km² de superficie, este rincón remoto destaca por su identidad rural, su entorno natural y su rica tradición agrícola. Se trata de La Febró.
Historia y origen del nombre
El nombre de La Febró aparece citado por primera vez en el año 1163, reflejado en el Llibre Blanc de Santes Creus. Dos siglos más tarde, formó parte del condado de Prades hasta que en 1327 fue entregado como dote por Ramón Berenguer I. Este pasado medieval aporta valiosa autenticidad a su núcleo urbano y su paisaje.
Geografía y entorno natural
A 754 metros de altitud, La Febró está rodeado por un entorno montañoso impresionante: los macizos de Motllats, la sierra de García y la sierra de la Cometa forman un marco natural ideal para el senderismo y la conexión con la naturaleza. Además, es el nacimiento del río Siurana, cuya cuenca atraviesa el municipio, convirtiéndolo en una zona salpicada de fuentes naturales y paisajes de gran valor medioambiental.
la_febro
Patrimonio y arquitectura
En el núcleo urbano destacan la iglesia parroquial de Sant Esteve y varias masías en estado ruinoso, como Els Masos de Galceran y la masía protegida Mas dels Frares, además de la antigua molienda conocida como el Molí. Estos elementos forman un pequeño pero significativo inventario histórico que revela la importancia rural del pasado.
Economía tradicional
Tradicionalmente, la economía de La Febró se ha basado en el cultivo de avellanas de montaña, una tradición que se mantiene viva. En años recientes, también se ha apostado por el cultivo de trufas, inoculando encinas con este hongo en terrenos locales. Asimismo, en la actualidad pastan libremente corderos y cabras por los alrededores, integrándose en el paisaje agrícola y ganadero del municipio.
Festividades y vida local
La fiesta más importante del municipio se celebra a finales de agosto en honor a San Esteban, patrón de La Febró. Es el momento en que los pocos vecinos se reúnen en torno a la iglesia y la plaza principal, reforzando la comunidad local. Este evento representa el corazón social del lugar y el reflejo de una vida que fluye al ritmo de las costumbres centenarias.
Visitando La Febró: turismo rural y cultural
A tan solo 13 km, se encuentra el Monasterio de Santa María de Poblet, declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1991. Es una de las joyas arquitectónicas más relevantes de Cataluña y forma parte esencial de la Ruta del Cister. La proximidad del monasterio ofrece una oportunidad ideal para combinar la tranquilidad del pueblo con la visita a un monumento de primer nivel.
El entorno natural y su baja densidad hacen de La Febró un destino perfecto para quienes buscan turismo rural, senderismo, paisajes o simplemente desconexión total.
¿Por qué destaca este pueblo?
- Es el pueblo menos habitado de Tarragona, un reclamo en sí mismo.
- Su paisaje montañoso y fuentes naturales son ideales para el turismo activo.
- Un patrimonio rural auténtico y poco intervenido.
- La cercanía al Monasterio de Poblet, uno de los monumentos más emblemáticos de Cataluña.
- Paz, silencio y un ambiente de meditación histórica en un entorno vivo.
Despoblación: un desafío en pequeñas cifras
La Febró encabeza la lista provincial de despoblación, con solo 36 habitantes en total. Otros pueblos como Senan (46), Savallà del Comtat (50) o Vallfogona de Riucorb (97) también registran cifras extremadamente bajas. Esta realidad refleja una tendencia más amplia en la provincia de Tarragona: muchos municipios rurales han perdido población, con casos que superan el 10% de descenso en un solo año, como ocurre con Fores o Passanant i Belltall.