El presidente del Sabadell, Josep Oliu (dcha.), y el consejero delegado, César González-Bueno, con la histórica sede del banco de fondo, durante la junta general de accionistas de 2025 / EP

El presidente del Sabadell, Josep Oliu (dcha.), y el consejero delegado, César González-Bueno, con la histórica sede del banco de fondo, durante la junta general de accionistas de 2025 / EP

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El Sabadell también desafía a los grandes inversores: renunciarán a 1.300 millones si aceptan la OPA del BBVA

El mercado señala a los inversores institucionales del banco catalán, muchos de ellos también socios del oferente, como una de las claves para el desenlace del proceso

Más información: El Sabadell ya vale más de 15.000 millones en bolsa y convierte su cotización en el mejor escudo contra la OPA

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La sensación de que la venta de la filial británica y el anuncio del dividendo extraordinario por parte del Banco Sabadell ha sido un golpe contra la OPA hostil del BBVA más duro que las condiciones impuestas por el Gobierno se extiende cada vez más por el mercado. La estrategia de la entidad que preside Josep Oliu va más allá de elevar la moral de los pequeños accionistas, generalmente ya muy alineados con la postura de oposición mostrada por la cúpula del banco. 

La venta del TSB ha sido aplaudida por gran parte de las firmas de análisis, que han valorado tanto la oportunidad como los ingresos que obtendrá el Sabadell. Y el anunciado dividendo extraordinario de 2.500 millones de euros ha llevado a los inversores institucionales a darle una nueva vuelta a la operación.

La estrategia del banco catalán en la recta final del proceso ha cambiado el planteamiento de no pocos de sus grandes accionistas. Todos los cálculos realizados hasta la fecha para determinar cuál es la decisión más adecuada en torno a la oferta del BBVA han saltado por los aires con un movimiento inesperado.

A partir de esta semana, en las ecuaciones debe introducirse un elemento novedoso. Para los accionistas institucionales, acudir a la OPA del BBVA supone, de entrada, renunciar a unos 1.300 millones de euros a corto plazo.

Conforme a las estimaciones del Sabadell, el cierre de la venta del TSB debe producirse en el transcurso del primer trimestre de 2026. Por su parte, el abono del dividendo extraordinario llegará al finalizar el mes siguiente a la consecución de este hito.

El consejero delegado de Banco Sabadell, César González-Bueno, y el director financiero, Sergio Palavecino

El consejero delegado de Banco Sabadell, César González-Bueno, y el director financiero, Sergio Palavecino EFE

En el caso de los inversores institucionales, los cálculos son notablemente más complejos que para los particulares. Entre otros motivos, más que evidentes por la diferente tipología del inversor, por la circunstancia de que muchos de ellos están presentes en los dos principales actores de este capítulo de concentración en el sector financiero. 

Por encima de todos destaca el caso de Blackrock, que figura como el primer accionista de ambas entidades, con participaciones en el entorno del 7%. De este modo, su papel en la operación se ha considerado habitualmente una de las claves para determinar el éxito de la OPA.

El escenario ahora es diferente y va más allá de meros cálculos de participaciones resultantes tras la operación. 

El efecto también se ha trasladado a la operativa bursátil. Los precios que venían marcando ambos valores en las últimas semanas ya indicaban que los inversores esperaban algo más de parte del oferente. En este sentido, la diferencia entre la contraprestación contemplada en la OPA y la cotización del Sabadell marcaba una “prima negativa” en el entorno del 6%.

Desacople sin precedentes

Sin embargo, la operación corporativa y el dividendo ha generado un desacople entre los precios de ambos bancos inédito desde el primer anuncio de la oferta. En apenas tres sesiones, las transcurridas desde que el consejo del Sabadell comunicara sus últimas decisiones, sus títulos han avanzado un 6,25%. En este mismo periodo, el BBVA se ha revalorizado apenas medio punto porcentual.

Movimientos de este tipo son los que suponen un incremento de la presión al BBVA para que mejore las condiciones de la oferta; sería el único golpe de mano que, en las actuales circunstancias, podría cambiar el curso de los acontecimientos y la sensación de que la operación ha quedado “amortizada”, como aseguró el presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre.

La reacción del líder del potente lobby catalán se produjo ante las condiciones del Gobierno a la operación, en un momento en el que la venta del TSB no era aún una realidad; mucho menos, el dividendo extraordinario asociado a la transacción. 

El próximo paso que espera el mercado es la aprobación del folleto de la OPA por parte de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Los inversores están pendientes de conocer la información que el BBVA ofrezca acerca del efecto que las medidas del Consejo de Ministros ha tenido en las sinergias que la entidad con sede en Bilbao había calculado para la operación. 

La opinión generalizada apunta a que las condiciones gubernamentales retrasarán en el tiempo los objetivos perseguidos por el oferente y que, en el corto plazo, apenas podrá ser efectivo un 25% de los ahorros esperados.