
Declaración de Francesc Rubiralta en el juicio por la responsabilidad social corporativa de Celsa / EP
Evasivas de Rubiralta a la acusación de los dueños de Celsa de descapitalizar el grupo para enriquecerse
El juicio por la acción social de responsabilidad contra el expresidente de la siderúrgica queda visto para sentencia
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El caso de la responsabilidad social corporativa que los actuales socios de Celsa plantearon contra el expresidente del grupo Francesc Rubiralta ha quedado este lunes visto para sentencia. Encima de la mesa, una millonaria reclamación a cuenta de un crédito de la compañía a sociedades patrimoniales de los Rubiralta por un valor cercano a 500 millones de euros.
Sobre esta operación y sus derivados se cierne la sospecha de una presunta administración desleal por la que el último presidente de Celsa perteneciente a la familia fundadora ha tenido que dar cuenta ante la Justicia.
En su comparecencia en el juicio celebrado este lunes en el juzgado de lo Mercantil número 5 de Barcelona, Rubiralta ha echado con frecuencia mano de las evasivas al ser preguntado por la parte acusadora acerca del préstamo intragrupo, el epicentro de la controversia.
En numerosas ocasiones, Francesc Rubiralta ha reiterado que cuando se realizó la operación, el pasado 2006, aun no formaba parte del consejo de administración del grupo, que por entonces presidía su padre, Francisco Rubiralta Vilaseca.

Empleados de Celsa
Cuando se produjo el relevo, a finales de 2010 por el fallecimiento del anteriormente citado, su hijo fue informado por el consejo de la existencia del préstamo entre las sociedades operativas de Celsa y las patrimoniales de la familia.
“A partir de entonces, lo que hice fue comprobar que estaba correctamente reflejado en las cuentas. Desde entonces, todo el mundo está conforme y nadie pide explicaciones”, ha asegurado.
Información restringida
Según el testimonio de Francesc Rubiralta, el dinero del préstamo fue destinado a reinvertir en la propia compañía, en diversas operaciones, incluidas ampliaciones de capital.
Una versión que difiere de forma notable con la que argumenta la parte acusadora, como ha quedado de manifiesto en el juicio. Manuel Fernández Fidalgo, representante de los, por aquella época, acreedores de la empresa y hoy en día propietarios, ha recordado que a partir del proceso de refinanciación de 2017, estas entidades sí se interesan y preguntan por el préstamo intragrupo.
Sin embargo, el resultado no fue demasiado prometedor. “La dirección apenas nos dio detalle del préstamo, era un asunto cuyos detalles mantenía la ‘guardia pretoriana’ de la empresa”, ha indicado gráficamente.
Fidalgo ha asegurado que sólo cuando el juez aprobó el plan de restauración presentado por los acreedores, en virtud de la nueva ley concursal, y éstos accedieron al control de la compañía pudieron tener algo más de información.
El 'forensic' de KPMG
El ahora asesor de Celsa ha relatado que mantuvieron entonces una reunión con los directivos de la etapa anterior. “Les dijimos explícitamente que la conclusión que sacábamos de lo que nos habían contado es que la familia había usado el crédito para separar los negocios entre los hermanos -el farmacéutico y el acerero- y para dar un dividendo a las patrimoniales. Y no lo negaron”.
No obstante, dada la gravedad de la situación, los nuevos dueños de Celsa encargaron un informe forensic a KPMG. Uno de los peritos de la firma que elaboró este documento, Andrés Rábano, ha explicado que tras la concesión del préstamo, se pudieron consignar 966 transacciones de diverso tipo con el volumen del crédito entre 2006 y 2009. “Las más frecuentes fueron préstamos entre diversas sociedades, el dinero iba de un lado a otro; pero también aparecen dividendos, transferencias, etc.”.
Balones fuera
Además, Rábano ha recordado que, en efecto, el informe identifica el empleo de 212 millones de euros para separar los negocios familiares. Igualmente, el forensic contempla usos como el pago de sueldos a los directivos de las patrimoniales de la familia e, incluso, adquisiciones de activos, como terrenos.
Al ser preguntado por esta cuestión, Rubiralta ha vuelto a recurrir a echar balones fuera. “Desconozco cómo se hizo la operación de separación de negocios entre mi padre y mi tío. Cuando se hizo, yo no estaba en el consejo, trabajaba en Reino Unido para la filial británica de Celsa. Cuando regresé y fui nombrado presidente, disponía de la misma información que el resto de los socios y los acreedores”.