
Este es el producto que tienes en tu cocina y no sabías que era catalán CANVA
Ni Chupa‑Chups ni el porrón: este es el producto que tienes en tu cocina y no sabías que era catalán
Una idea pensada en un bar se ha convertido en una empresa con presencia internacional
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No todos los inventos catalanes son del pasado. A pesar de que uno de los más conocidos es el porrón y que el más internacional es el Chupa-Chups, en las últimas décadas también se han ideado productos que han traspasado fronteras.
Uno de ellos es un utensilio que está en todas las cocinas del mundo. Se ubica siempre en el congelador y es ideal para el verano: se trata de la cubitera, pero no una cualquiera.
La cubitera básica no tiene su origen en Cataluña, es obvio. Si bien no tiene un inventor claro se le suele atribuir el invento a Frederic Tudor, un estadounidense conocido como el rey el hielo. Pero su creación se ha ido mejorando y perfeccionando y una de las personas que la hizo mejor fue un catalán.
Su nombre es José María Llorente y la historia de su cubitera internacional es particular. Corría mediados de los años ochenta en una cafetería de Barcelona. Un camarero luchaba contra una cubitera metálica que se resistía a entregar un solo cubito de hielo. El estruendo del metal chocando contra el vidrio llamó la atención de este ingeniero y emprendedor.
Cambios en el bar
El catalán contemplaba la escena desde la barra y se le vino a la cabeza una idea, convertir un simple utensilio, incómodo y ruidoso, en algo mucho más práctico. Y para ello, nada mejor que darle la vuelta. De forma literal.
Llorente ya tenía su propia, Lékué, en La Llagosta, en el área metropolitana de Barcelona. La firma fabricaba productos de caucho para terceros: gorros de baño, alfombrillas, protectores… y esa noche en el bar todo cambió.
Del caucho a la silicona
Ya que estaba dedicado al caucho y conociendo sus propiedades, el empresario pensó en realzar una cubitera de este material que la hiciera completamente flexible. Y la idea no sólo cuajó, sino que ahora que han pasado a diseñarla con una resistente silicona platino, se encuentra en millones de congeladores de todo el mundo.
La cubitera de silicona catalana fue una de esas revoluciones silenciosas que cambiaron las dinámicas en hogares y bares. Liberar el hielo ya no iba a ser sinónimo de golpes ni ruido, sino un gesto mucho más cómodo.

Cubitera Lékué
La cubitera estrella
La incorporación de la silicona platino marcó un hito: un polímero flexible, seguro hasta 220 °C, resistente y libre de olores, superó prejuicios y ganó premios. Hoy se produce en diversas versiones que permiten almacenar hasta 132 cubitos de hielo sin que se mezcle el olor del congelador.
Su estética limpia, con base hueca que conserva la temperatura y tapa de silicona, la convirtió en un objeto “chic” en mesas de eventos o cócteles. Así, en solo unos años, este utensilio, que nació como una idea de bar, se difundió a más de sesenta países.
Entrada de otras empresas
Su éxito marcó un jalón. Consciente del potencial, durante dos décadas la empresa trabajó fabricando este producto (y otros que vinieron antes y después) para otras marcas, hasta 2005. Ese año entró capital fresco, se renovó la dirección y se formó un departamento de diseño propio. Figuras como Xavier Costa y Luki Huber, junto a estudios externos como Nomon Design, transformaron Lékué en una firma con identidad propia.
A partir de entonces, Lékué pasó de ser un proveedor a convertirse en una marca internacional de referencia. Además, la compañía catapultó su oferta hacia otros utensilios culinarios ingeniosos que sedujeron a consumidores globales.

Cubitera Lékué
Las cifras de la empresa
Las cifras de su negocio lo reflejan: con la cubitera flexible, la firma exportaba en 2011 a más de 40 países, mediante un catálogo con casi 200 productos y una facturación que superaba los 15 millones de euros al año.
Hoy, a sus 45 años, Lékué es una empresa catalana con presencia global. Cuenta con más de noventa empleados fijos y una exportación que alcanza el 80 % de su producción, llegando a desarrollar más de 200 referencias entre 1980 y 2011, incluyendo utensilios para microondas, vapor, repostería y coctelería.
Expansión y deslocalización
Aunque como detalla el empresario a La Vanguardia, la entrada en el negocio de Nomon Design, encargado de redefinir la imagen de marca y los packagings desde mediados de los 2000, fue clave para entrar a Asia y EE. UU.
Y, desde 2024, cuando Brabantia adquirió la marca su negocio local se volvió aún más global. Han perdido la planta original de La Llagosta, pero la innovación de origen catalán pervive. Hoy su catálogo incluye más de 500 productos distribuidos en más de 60 países.