
Jordi Segarra (izq.) y Josep Tabernero (d), dos de los tres investigados por el presunto desfalco de la fundación Cellex
La Fundación Cellex ‘volatilizó’ 60 millones de patrimonio tras entrar los tres albaceas detenidos e investigados
Un informe del detective privado Francisco Marco apunta a una caída de activos de 75 a 15 millones
El dictamen se ha aportado al juzgado de Barcelona que investiga dónde han ido a parar los millones que han desaparecido desde la entrada de Jordi Segarra, Juan Francico Capellas y Josep Tabernero en la gestión del legado del químico Pere Mir
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Desde la entrada de Jordi Segarra en las fundaciones Cellex y Mir Puig en 2017, justo tras la muerte de su fundador, el empresario químico y filántropo Pere Mir, los activos bajo su gestión pasaron de estar valorados en 75 millones de euros a escasamente alcanzar los 15 millones.
Se trata de la conclusión que recoge el informe elaborado por el detective privado Francisco Marco y que ha sido clave para detallar la presunta descapitalización de las fundaciones.
Para ello, Marco trabajó junto a Àngel Surroca, quien fue mano derecha de Pere Mir durante décadas y una de las personas que mejor conocía la estructura y los movimientos internos de las entidades.
La cifra: 75 millones
Aunque Surroca, en su libro De la fusta a la fusta. La historia del grupo Derivados Forestales (1942-2006), sostiene que la herencia que dejó Mir ascendía originalmente a unos 400 millones de euros, el informe de Marco parte de una base mucho más contenida: 75 millones.
Sea como fuere, lo cierto es que el contraste con la situación actual resulta igualmente llamativo. Según las cuentas anuales de 2023 [leer aquí], la Fundación Cellex presentaba un patrimonio de apenas 12 millones.
Una investigación en marcha
Esta nueva información llega pocos días después de que el departamento de Justicia asumiera el control de las fundaciones Cellex y Mir Puig, tras un requerimiento judicial enmarcado en una investigación por el presunto vaciamiento patrimonial de ambas entidades.

Pere Mir
Pocas horas después de conocerse esta intervención, Crónica Global avanzó en exclusiva que agentes de la Unidad Central Antiblanqueo de los Mossos d’Esquadra habían detenido brevemente a tres personas: Josep Tabernero, jefe del Servicio de Oncología del Hospital Vall d’Hebron; Jordi Segarra, abogado y albacea de Mir; y Juan Francisco Capellas, también abogado y vinculado a la gestión de las fundaciones.
Todos ellos están siendo investigados por su presunta participación en el saqueo millonario de Cellex y Mir Puig.
Los expatronos, detenidos
La policía catalana arrestó al médico y a los otros dos expatronos mientras realizaba registros en sus respectivos domicilios. Tras estas actuaciones, los tres quedaron en libertad provisional, a la espera de futuras citaciones por parte del juzgado de Instrucción número 12 de Barcelona, que tutela la investigación.
Cabe recordar que no es la primera vez que la magistrada Myriam Linage, titular del juzgado que lleva el caso, toma medidas contra los responsables de las fundaciones. En el pasado, ya acordó la destitución del patronato conjunto que dirigía ambas entidades, presidido por Jordi Segarra.
Una decisión judicial que, pese a su relevancia, pasó entonces completamente desapercibida y no llegó a los medios de comunicación.
La fortuna de Pere Mir
El foco de la investigación judicial y policial actual no se entiende sin repasar el legado del hombre que lo hizo posible. Pere Mir, fallecido en 2017, fue una de las figuras empresariales más influyentes del sector químico catalán en la segunda mitad del siglo XX.
Su fortuna se forjó al frente de Derivados Forestales, compañía que vendió en 2003. A partir de entonces, decidió volcar su patrimonio en la filantropía, impulsando proyectos científicos y sociales a través de dos fundaciones: Cellex, centrada en el apoyo a la investigación médica en Cataluña; y Mir Puig, de perfil más asistencial.
Durante más de una década, Cellex se convirtió en uno de los grandes símbolos del mecenazgo científico en el país, canalizando más de 120 millones de euros hacia hospitales, universidades y centros de investigación.

El oncólogo Josep Tabernero, también expatrono de la Fundación Cellex
Sin embargo, el destino de este ambicioso proyecto cambió radicalmente tras su muerte. Poco antes de fallecer y en circunstancias aún poco claras, Mir modificó su testamento y designó como albacea y gestor de su herencia a Jordi Segarra.
Desde entonces, antiguos colaboradores del empresario sostienen que las fundaciones han dejado de cumplir con el espíritu fundacional que las animó.
El detonante
La situación que se está viviendo en la actualidad parte de una denuncia formal presentada por Àngel Surroca, mano derecha de Pere Mir durante décadas.
En su denuncia ante el Servicio de Supervisión y Protectorado de Fundaciones, dependiente del Departamento de Justicia, Surroca acusó a los actuales gestores de las fundaciones Cellex y Mir Puig --que pagaron el centro Cellex de la Universidad de Barcelona (UB) o el Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO), entre otros-- de un presunto expolio del patrimonio de su antiguo jefe.
Uno de los puntos más polémicos de la denuncia fue la venta de varios activos significativos, entre ellos una lujosa residencia en la Pleta de la Vall d'Aran, dos propiedades en Suiza y diversas casas en Barcelona. Estas transacciones, según Surroca, habrían sido realizadas de forma irregular y en detrimento de las fundaciones.

Las casas de Pleta, la urbanización más exclusiva de la Vall d'Aran CARLOS SEGURA
Segarra donó una residencia a Tabernero
El informe del detective Paco Marco ha arrojado nueva luz sobre este asunto, especialmente en lo referente a la residencia en la Pleta. Según este informe, Segarra no solo autorizó la venta de la propiedad, sino que, sorprendentemente, la donó a Josep Tabernero y a su esposa.
Una donación, según Marco, que eleva aún más las sospechas sobre una gestión poco transparente. De hecho, esta presunta donación, que encierra un claro conflicto de intereses, es uno de los puntos que más ha llamado la atención de los investigadores.
La justicia, mientras tanto, sigue trabajando para esclarecer el destino de los 60 millones de euros que han desaparecido desde la entrada de Segarra en la gestión de las fundaciones, un misterio que podría desvelar un escándalo mucho mayor.