
Manifestación holaluz Barcelona
La plantilla de Holaluz anuncia huelga indefinida a partir del 28 de enero
El sindicato CGT denuncia a la empresa ante Inspección de Trabajo por vulneración del derecho a huelga
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La plantilla de Holaluz intensifica su protesta contra la dirección. El sindicato CGT ha anunciado que a partir del 28 de enero la huelga será indefinida, y no de parones parciales como hasta ahora.
CGT también ha presentado una denuncia ante Inspección de Trabajo por vulneración del derecho a huelga. Denuncian que la empresa ha creado un registro paralelo al fichaje en el que la plantilla debe apuntar sus datos personales y su nivel de participación en los parones, una información que ya está recogida en el registro horario.
La empresa implantó el regreso a las oficinas tras cinco años de teletrabajo, cuando algunos empleados se han mudado a zonas rurales o alejadas de Cataluña y ahora ni quieren ni pueden volver a Barcelona.
El 25% ya ha solicitado la extinción
Por ello, los trabajadores se plantaron y anunciaron que era un "ERE encubierto", pues la dirección ha invitado a irse a aquellos empleados a quienes no contente la medida.
Según explica la CGT, a fecha de hoy ya han solicitado la extinción de sus contratos cerca de un 25% de la plantilla y se espera que la cifra siga aumentando.
Más agravios
Además del teletrabajo, también se han suprimido otros derechos, como los cursos de idiomas o el seguro médico.
También denuncian que los sueldos están "congelados" desde hace años, a lo que hay que sumarle constantes despidos y rotación en los equipos, que impiden "la estabilidad laboral".
En 2023, la empresa ya presentó un agresivo ERE que segó la carrera laboral de 200 trabajadores. Pero los problemas que entonces provocaron el recorte se han encarnado y ahora Holaluz no sólo se enfrenta a prestamistas y fondos, sino que inicia una nueva pugna con sus propios empleados.
Los fondos aprietan
Este embrollo llega tras la entrada en el accionariado del desconocido fondo con sede en Barcelona Icosium Investment. La gestora inyectó 22 millones de euros y se hizo con tres sillas del consejo en noviembre.
Es el último desesperado intento de la empresa de salvarse de la quiebra: la compañía acumula grandes deudas con entidades bancarias y en los últimos tres años ha pasado de una capitalización bursátil de 257 millones a una de apenas 26.
Las cuentas están en rojo
Según las últimas cifras disponibles, la empresa contaba en octubre de 2024 con 167.880 clientes, frente a los 273.920 que registraba a comienzos de 2023.
También se han desplomado sus ingresos: en el tercer trimestre de 2024, el último del que hay cifras, apenas facturó 2,6 millones de euros, menos de la mitad que el año anterior.