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Casa Tarradellas cerró el ejercicio de 2023 con un beneficio de 34,3 millones de euros, una cifra que representa un incremento de un 152% en comparación con el ejercicio anterior. La empresa asegura que destinará dichos recursos a reservas voluntarias “para asegurar el crecimiento futuro y la innovación”.

Ahora, Expansión recoge que los beneficios han mejorado en una proporción mucho mayor que la facturación: el citado 152%, frente al 18% de las ventas.

En agosto pasado, Tarradellas informó que su facturación el año anterior había alcanzado los 1.378 millones (+18% respecto a 2022) y que había incrementado la plantilla un 10%. El 90% de los 2.948 empleados son residentes en la comarca de Osona, donde tiene su sede.

Los datos confirmaban una recuperación respecto del año anterior, un ejercicio difícil que la empresa atribuyó a los efectos de la inflación.

A finales del año pasado, Casa Tarradellas, como otras empresas catalanas, fue víctima de una intensa campaña del nacionalismo catalán por etiquetar sus productos en castellano. En los últimos días, la polémica ha vuelto a rodear a Casa Tarradellas.

La conocida influencer Dulceida ha sido acusada de utilizar a su hija recién nacida para hacer publicidad encubierta de la marca. En 2018, cuando todavía no estaba regulada por ley la publicidad en la red, Tarradellas aprovechó las vacaciones de verano para posicionarse entre el público joven.

Más de una decena de perfiles de influencers aparecieron en los anuncios durante distintos días comiendo la longaniza de la marca. Casi todos posando de la misma manera: un pícnic en familia, con varios niños y un espetec de Casa Tarradellas.

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