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Numerosas instituciones, así como servicios de estudios de entidades financieras, han revisado recientemente al alza sus previsiones de crecimiento de la economía española para 2024 y 2025. Unas estimaciones que se compadecen a la perfección con los resultados del estudio sobre el clima empresarial que elabora cada año la Cámara de Comercio de España.

Sin embargo, la encuesta en la que se basa este amplio informe, realizada por Sigma Dos, arroja algunas cifras inquietantes. La opinión mayoritariamente optimista no oculta que casi un 42% de las empresas tiene una visión negativa sobre la evolución de sus negocios. Y la proporción se va por encima del 47,5% en el caso de las empresas de entre seis y nueve empleados, un tamaño mayoritario en el país. 

A la hora de encontrar explicaciones ante esta particular paradoja, nada mejor que acudir a la percepción de los riesgos para encontrar un argumento aplastante. La principal inquietud para los empresarios es la situación sociopolítica en España, hasta el punto de que es mencionada por casi el 44% de los encuestados.

Para encontrar el segundo elemento que más inquieta a las compañías hay que irse casi veinte puntos porcentuales más abajo. Allí se encuentran los aspectos relacionados con la evolución de costes y precios.

La portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras, vota durante una sesión plenaria, en el Congreso de los Diputados Alberto Ortega Europa Press

 

De nuevo, las empresas más pequeñas son las más impactadas por el principal factor de riesgo. Hasta el 49% de las consultadas de entre seis y nueve empleados señalan el clima de inestabilidad política como su principal desvelo.

Se trata, sin duda, de uno de los elementos más temidos por los empresarios, y mucho más en el caso de las pymes, muy ampliamente mayoritarias en España. Si hay algo que perturba el sueño de los empresarios eso es la incertidumbre. Pero en el caso de la relacionada con la política se dan dos elementos especialmente delicados.

Desafección

"El primero es que escapa por completo de su control. El responsable de una pyme no encuentra un remedio para una realidad que percibe lejana", señalan desde una consultora, en la que apuntan al asociacionismo como tabla de salvación. Aunque "para casos como éste suele percibirse como ineficaz".

"Al empresario no le gusta que no haya consenso político", apuntó el presidente de la Cámara de España, José Luis Bonet, durante la presentación del estudio de clima empresarial. "Es una realidad que les preocupa mucho, hasta el extremo de que termina por generar en ellos un sentimiento de desafección".

José Luis Bonet, presidente de la Cámara de España Simón Sánchez BARCELONA

Algo que tiene que ver con el segundo de los motivos que explica por qué el riesgo sociopolítico es el más temido entre la clase empresarial. Se trata de la nula posibilidad de estimarlo de manera técnica o científica. En otras palabras, la imposibilidad de "medirlo y pesarlo".

Esa ausencia de consenso a la que se refirió Bonet no entra en ningún modelo ni simulación que pueda ser diseñado por un avezado economista. "El pesimismo cundió con la subida descontrolada de los precios y de los costes de la energía, debido a la invasión rusa de Ucrania. Pero todo eso se puede medir, lo que es básico para que el empresario tome medidas… aunque sea la del cierre".

La inestabilidad política también contribuye a que se dé una situación paradójica sobre la que el presidente de la Cámara ha llamado la atención en algunas ocasiones. "Los empresarios nos dicen que a ellos les va bien, que son optimistas con su negocio. Pero después, la economía no funciona tan bien como dicen". 

Bonet apunta a que la creciente aportación del turismo, especialmente del procedente del exterior, es la principal responsable de unas cifras macro que, a veces, no encuentran su reflejo en el tejido empresarial. 

Tractor del PIB

"Tenemos un país maravilloso, que es un paraíso para los turistas extranjeros, particularmente los europeos. Y esta situación va a prolongarse si ningún elemento particularmente negativo se cruza en el camino", señaló el veterano empresario.

De acuerdo con sus cálculos, el auge del turismo arrastra entre el 25% y el 30% del Producto Interior Bruto (PIB). Sin embargo, "hay muchos sectores en los que no se nota tanto ese efecto arrastre, sobre todo en los de carácter industrial".

A la espera de reformas

A esto se le suma el tantas veces referido problema del tamaño excesivamente reducido de las empresas en España. "Somos un país de pymes y a muchas de ellas les cuesta trabajo aguantar este ritmo".

A la hora de encontrar soluciones hay que apelar a un consenso político, a grandes acuerdos entre bloques para las reformas estructurales que tanto tiempo llevan durmiendo el sueño de los justos. Algo que con el escenario actual es poco menos que quimérico. Algo que explica, en definitiva, que los números del estudio de la Cámara no son fruto de la casualidad.