El Time Out Market tiene un problema: los vecinos de Barcelona no van al Maremagnum. El mercado, que abrió con la promesa de convertirse en un espacio gastronómico para los vecinos, no ha atraído al público local en los dos primeros meses. Por ello, sus impulsores han programado una batería de conciertos, charlas y conversaciones centradas en la cultura catalana para reimpulsarlo y aumentar el flujo de visitantes locales.
Entre las actividades programadas se incluyen festivales de magia del Mag Lari, eventos para niños, conciertos de Joan Miquel Oliver, Blaumut, Suu o Lildami o un pódcast de La Cullerada. También se han organizado eventos musicales, como noches de jazz, un concierto de Sara Brown y sesiones de los DJ's Siria, Orella Vive y Hal 9000.
El turismo azuza al mercado
Silvia Nuri, directora General de Time Out Market Barcelona, ha explicado a este medio que no tienen previsto cambiar la oferta gastronómica del mercado, sí que se observará "una evolución en el diseño, las experiencias culturales y eventos para mantener la oferta fresca".
Que el turismo está azuzando al mercado está probado, tal y como han explicado diversos operadores a Crónica Global. Ahora, falta encontrar ese contacto con el público local, para que en los meses de menos afluencia turística el Time Out siga pujante.
Medidas para aumentar el flujo de visitantes
"Hay que poner en marcha una publicidad bien hecha, que el barcelonés no crea que solamente hay pizzas, tacos y estas historias. También hay grandes restaurantes en el mercado, como Casa Amalia, Colmado Múrria, Casa Guinart, Can Ros o el Bar Nuri", ha explicado uno de los operadores a este digital.
Una de las propuestas sobre la mesa es fletar autobuses gratis para turistas y vecinos de la ciudad, que puedan acercarse al Maremagnum desde cualquier barrio de Barcelona. "Como los turistas que van a la Roca del Vallès: pues igual", señala un empresario de la restauración.
Un proyecto largamente demandado
Cabe recordar que a Time Out le costó dios y ayuda poder abrir el ágora gastronómico en Barcelona. El grupo británico proyectó este espacio comercial hace tiempo, pero la pandemia lo enterró cuando ya estaba en avanzadas negociaciones.
Finalmente, tras arduas conversaciones con Klépierre -la compañía francesa que opera el Maremágnum-, abrió este verano, aprovechando el impulso de la Copa América de vela, que ha servido para relanzar numerosos proyectos enterrados, especialmente en el litoral barcelonés.