El proceso de consolidación del sector financiero en España ha tenido efectos demoledores tanto para el empleo como para la prestación de servicios al usuario, en forma de despidos y cierres de sucursales respectivamente. Las tres últimas operaciones de fusión (Santander-Banco Popular, Caixabank-Bankia y Unicaja Banco-Liberbank) arrojan un balance de 13.200 puestos de trabajo eliminados y cerca de 3.500 oficinas que han cesado su actividad. de
Un balance que se incrementará si finalmente BBVA logra sacar adelante sus planes para adquirir una participación mayoritaria en Banco Sabadell y, a continuación, promover una fusión por absorción de la entidad con sede en Alicante.
En vísperas de la junta
El proceso vive este viernes uno de sus principales hitos, con la celebración de la junta extraordinaria de accionistas de BBVA que propondrá una ampliación de capital con el fin de emitir las acciones necesarias para atender en canje propuesto en la OPA hostil sobre su competidor que el banco que preside Carlos Torres anunció a comienzos de mayo y formalizó dos semanas después.
El efecto que sobre los puestos de trabajo han tenido las últimas operaciones en el sector han reducido la contribución de la banca al empleo del país a una las cotas más bajas de toda Europa.
Sin ir más lejos, la integración de Banco Popular en Santander supuso la marcha de 4.648 trabajadores, tanto de los centros corporativos como de las sucursales, así como la eliminación de 1.276 de éstas. La cifra de empleos destruídos supuso un 13% de la plantilla agregada de las entidades.
En el caso de la operación entre Caixabank y Bankia, algo más de 6.400 personas salieron de los dos bancos, un 14% del grupo combinado. El ajuste se completó con el cierre de 1.814 sucursales.
¿Impacto limitado?
Cifras algo menores se dieron en el caso de la unión de Unicaja Banco y Liberbank, dado el tamaño de las entidades. Aun así, un total de 2.174 empleos fueron destruidos, lo que equivale al 22% de la plantilla agregada en aquel momento, una proporción superior a la que se dio en los dos casos anteriores.
Los usuarios de ambos bancos pasaron a tener a su disposición cerca de 450 oficinas menos como consecuencia de la operación.
En reiteradas ocasiones, BBVA ha asegurado que el impacto en el empleo de una eventual fusión con el Sabadell será reducido, unos mensajes que no han convencido a los sindicatos ni tampoco a las Administraciones Públicas y las patronales, que han situado este factor entre los principales para justificar su oposición a la maniobra.
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