Carles Puigdemont está siendo el gran olvidado de las jornadas de la Reunión del Círculo de Economía. El candidato de Junts ha pasado de ser uno de los protagonistas tras anunciar que se presentaba a las elecciones del 12 de mayo, a no pintar nada en la gobernabilidad de Cataluña. Su insistencia de mantenerse en el relato de 2017, cuando el territorio vivía uno de sus peores momentos a causa del procés, no ha hecho más que acrecentar la brecha entre Junts y los que ansían una nueva etapa de estabilidad política, económica y social. En definitiva, ha desconectado antes del empresariado catalán que del Estado.
"El empresariado nunca ha defendido la confrontación", expresan algunas fuentes a este medio, que reconocen que la élite económica no puede respaldar a un político que "ni ha ganado las elecciones, ni tiene los apoyos para ser investido president".
Las dos almas de Junts, presentes en el Círculo
En cambio, sí admiten "complicidades" con algunos políticos más cercanos a la antigua Convergència, un partido que sí tuvo influencia en las instituciones catalanas. Las dos almas de Junts se han hecho notar, también, en el ambiente de estos días en el Palau de Congressos de Catalunya. Sin ir más lejos, ha pasado desapercibida la visita de la número dos de la candidatura de Puigdemont y uno de sus fichajes estrella -pero finalmente fallido-, Anna Navarro Schlegel. Se la vio "tomándose unas copas de vino" con otras socias, pero su asistencia no tuvo apenas repercusión. También asistió el concejal en Barcelona Ramon Tremosa, una de las caras más radicales de la formación.
Sí generó más interés la asistencia del expresident de la Generalitat, Artur Mas, el exconseller de Economía Jaume Giró o la exconsellera de Empresa Àngels Chacón. Personas que "han tenido relación con el empresariado por su etapa como presidentes o consejeros" de la Generalitat y que son "más respetables".
Junts, muy lejos de la "sensatez" de Convergència
Los mensajes business friendly que ha lanzado Puigdemont en las últimas semanas previas al 12M para intentar ganarse de nuevo al empresariado catalán han resultado un espejismo. La sensación entre los empresarios es que Junts ha abandonado "la sensatez que algún día tuvo" y se empeñan en dar continuidad a un procés en su epílogo final.
La confusión entre los cuadros de Junts y la puesta a cubierto del prófugo para zafarse de las críticas por no haber abandonado la política como prometió y no tener los números para ser investido president, están provocando un desplante hacia quienes habían apoyado a la histórica Convergència. O, al menos, no renunciaban a alguna fórmula de gobierno que implicara a Junts "siempre y cuando imperara su tradición más centrista y empresarial".
¿Qué pasará con Junts? Esa ha sido una de las cuestiones que se han hecho en los corrillos del Círculo de Economía, más por curiosidad que por interés. Los resultados de las elecciones autonómicas del 12 de mayo no fueron malos, teniendo en cuenta que han apeado a ERC de la hegemonía independentista con 35 escaños, pero no ha sido el deseado. El círculo más cercano al fugado -que prometió que se iría si no conseguía ser investido- estaba convencido de que ganaría a Salvador Illa, pero nada más lejos de la realidad. Los socialistas obtuvieron un triunfo claro el 12M y, en esta Reunión, ha acabado de ganarse a un sector clave.
El triunfo de Illa y la corrección con Aragonès
Illa pretende ocupar el carril central con un Govern transversal que devuelva a Cataluña a posiciones de liderazgo. Ha sido el máximo protagonista en las jornadas del encuentro del lobi empresarial, en parte gracias a la ausencia del todavía presidente en funciones, Pere Aragonès. En su discurso de inauguración, éste se despidió del empresariado catalán, que tampoco ha querido hacer sangre con los malos resultados de ERC. De hecho, las fuentes cercanas reconocen que el republicano ha sido más respaldado que miembros neoconvergentes del ala radical: "Se ha actuado con la corrección que merece un presidente que ha hecho lo que tenía que hacer". Eso es, dimitir por el batacazo de su partido y facilitar la gobernabilidad del PSC -si no hay sorpresas-.
Con todo, las mismas voces esperan que los comicios del pasado 12 de mayo supongan un punto de inflexión en Junts. Será a finales de junio cuando se despeje la incógnita de si Puigdemont cumplirá su promesa de abandonar la primera línea política al no ser investido. Esperan que así sea, y que el partido vuelva "a la senda que nunca debería haber abandonado".