Las jornadas del Cercle de Economía no han permanecido ajenas a la alta política institucional en Cataluña. Han servido para que el president de la Generalitat en funciones y uno de los grandes protagonistas --y perdedores-- tras las elecciones autonómicas del 12 de mayo, Pere Aragonès, se despida del empresariado catalán. Hoy era una de las caras más esperadas tras la debacle de ERC, que no ha sabido aprovechar su gestión al frente de la Generalitat y ha sido finalmente apeado por Junts de la hegemonía independentista, quedándose con 20 escaños.
Pero Aragonès no ha querido hablar de pactos. Durante su intervención, ha asegurado que es al Parlament que se constituirá el próximo 10 de junio al que le corresponde dar los siguientes pasos para elegir nuevo president. "Quiero ser coherente con la decisión que anuncié la semana pasada", ha expresado el republicano, que dimitió 24 horas después del batacazo. A su renuncia le siguieron otras como la de la secretaria general, Marta Rovira, y del viceconsejero de Estrategia y Comunicación, Sergi Sabrià.
Su gestión económica
Aragonès ha reivindicado su política económica durante los tres años que ha durado la legislatura. "Al final de la presidencia dejaremos un país mejor del que nos encontramos", ha manifestado un president en funciones que no ha escatimado en atacar al que es su principal rival político, Junts. Ha acusado a los neoconvergentes de haber dejado recortes que él ha tenido que solventar.
Asimismo, ha sacado pecho de la "fortaleza" de la economía catalana tras unos años marcados por la pandemia del Covid o la guerra de Ucrania. "Cataluña ha tenido la capacidad de dotarse económicamente de una solidez en términos de prosperidad y oportunidades", ha sentenciado ante el empresariado y otros miembros políticos. Entre ellos, el que ha sido otro de los esperados de las jornadas: Salvador Illa. El saludo ha sido frío entre ambos, y no es para menos. Pues, hoy por hoy, el socialista tiene todos los números de convertirse en el nuevo president de la Generalitat.
Aun así, Aragonès se ha comprometido a hacer un traspaso tranquilo y "muy diferente" al que él tuvo, después de que Quim Torra fuera inhabilitado por poner una pancarta.
La política de "diálogo" con el Gobierno
Por último, también ha sacado pecho de su política de "diálogo" con el Gobierno de España, pese a que le ha pasado factura en las elecciones catalanas. Una apuesta que, a su parecer, fue "atacada e incomprendida" por muchos partidos políticos que se han acabado sumando. Entre ellos, el propio Junts. Y es que cabe recordar que los de Carles Puigdemont acabaron apoyando la investidura de Pedro Sánchez a cambio de la amnistía que se aprobará definitivamente el 30 de mayo.
Pese al difícil contexto de ERC --que se encuentra ahora en un dilema sobre si facilitar o no la investidura de Illa o provocar una repetición electoral-- Aragonès ha confirmado que "seguirá trabajando para que estos acuerdos se produzcan y se implementen". Aunque sea desde la oposición.
Las recetas de Guardiola
Por su parte, el presidente del Cercle d'Economia, Jaume Guardiola, ha instado a repensar el modelo productivo actual, ya que Cataluña y España “están perdiendo terreno frente a la media Europea desde el 2006”. Aunque los indicadores macroeconómicos, como el PIB o el número de cotizados, no dejan de incrementar, el crecimiento productivo del país está sustentado en sectores de bajo valor añadido, como la construcción, el turismo y el comercio.
“Si queremos mejorar el bienestar, aumentar los salarios, redistribuir la renta y reducir la pobreza, es clave revertir este modelo ”, ha señalado el presidente de la institución.
Evitar una repetición electoral
Tras las elecciones del 12 de mayo en Cataluña, en las que por primera vez los partidos independentistas han perdido la mayoría, Guardiola ha apelado a los políticos de todos los signos a formar gobierno, pues lo contrario “sería una mala noticia para todos”. Y ha instado a las fuerzas catalanas a explorar todas las opciones posibles para constituir un nuevo Govern.
Lo contrario, asegura Guardiola, generaría más desafección política, pues Cataluña se ha acostumbrado en los últimos años a una anormalidad de legislaturas cortas; así como desafección económica, como evidencia la caída de los presupuestos de la Generalitat este 2024, que ha imposibilitado la puesta en marcha de proyectos tecnológicos, empresariales, universitarios o sociales, además de impedir un mejor financiamiento para la comunidad.
Con todo, la élite económica y empresarial está expectante ante la posibilidad de un desbloqueo de la política catalana de la mano de Illa. Tras un tiempo fuera de foco por la alta polarización política y las estrategias partidistas, los altos representantes del mundo económico están motivados ante el inicio de un cambio de ciclo y la formación de un Govern transversal que sea más permeable a sus demandas y anhelos para reactivar la Cataluña más boyante, enterrando el mal recuerdo del procés.