La enorme volatilidad experimentada por el mercado energético, especialmente en cuanto a precios se refiere, ha puesto contra las cuerdas desde el punto de vista financiero a Holaluz. La compañía ultima la firma de varias operaciones en los próximos días con vistas a elevar temporalmente su liquidez y evitar males mayores.
Holaluz afronta un escenario condicionado por la negativa evolución de su negocio, basado en la venta de electricidad de origen renovable, sobre todo en el segmento de autoconsumo, que ha hecho que la empresa acumule un fondo de maniobra negativo próximo a los 40 millones de euros.
Flujo de caja negativo
Esta variable mide la capacidad de una empresa para asumir sus compromisos de pago a corto plazo, relacionados frecuentemente con el día a día. El hecho de que el balance presente signo negativo representa que la capacidad de generar ingresos es inferior a los gastos que debe asumir de forma inmediata para el normal funcionamiento de la compañía.
En el caso de Holaluz, la situación se ve agravada por la evolución que han mostrado en los últimos años los flujos de caja libre, que también han pasado a terreno negativo.
Concretamente, el último dato publicado por la compañía, correspondiente al primer semestre de 2023, refleja una cifra negativa de 9,7 millones de euros.
Un gran contraste con el flujo de caja que Holaluz presentaba al cierre de 2021, cómodamente situado por encima de los 21 millones de euros positivos.
Empresa en funcionamiento
El hecho de no poder generar caja suficiente agrava el escenario del fondo de maniobra negativo tanto por el riesgo de que se incremente como por el de tener que recurrir a otros mecanismos para financiarlo y evitar así el colapso financiero de la empresa.
Holaluz admitía a finales del primer semestre de 2023 que había incrementado en 10 millones de euros el fondo de maniobra negativo en apenas seis meses, desde finales de 2022, aunque contaba con diferentes líneas de crédito y préstamos, además de previsiones de futuros ingresos por contratos de suministro a largo plazo firmados con clientes para asegurar la continuidad de los negocios de la empresa.
El escenario se ha tornado más complicado a la vista de la batería de operaciones que trata de rematar Holaluz en las próximas horas con vistas a atender sus obligaciones a largo plazo. Entre ellas figura la consecución de un préstamo de hasta 10 millones de euros con el Instituto Catalán de Finanzas (ICF), entidad dependiente de la Generalitat de Cataluña.
La comercializadora fundada por los emprendedores Carlota Pi (que es su presidenta), Ferrán Nogué y Oriol Vila, que se mantienen como los principales accionistas, también prevén cerrar un préstamo convertible por valor de dos millones de euros con varios family offices catalanes y una línea de crédito de hasta seis millones de euros, disponibles para su empleo en cualquier momento y cuantía, la que sea necesaria.
Desplome de la cotización
La empresa ha informado de estas operaciones al BME Growth, la plataforma para la cotización de compañías en crecimiento de Bolsas y Mercados Españoles, en la que cotiza desde hace casi cinco años, a raíz de que ha trascendido la petición de auxilio al Govern por parte de la empresa.
Precisamente, las dificultades de los mercados y el deterioro de la situación financiera de Holaluz ha tenido un fiel reflejo en su cotización y, por ende, su capitalización. Desde el cierre de 2021, el valor de la empresa en este mercado se ha desplomado cerca de un 75%.
Año en negativo
Su capitalización ha pasado de superar los 257 millones de euros a finales de 2021 y situarse levemente por encima 65 millones en la actualidad.
Tras conocerse más detalles de la situación financiera de Holaluz, sus títulos han retrocedido el 1,6% en la sesión de este lunes y acumulan una depreciación próxima al 7% desde que comenzó 2024.