Holaluz ha acabado el primer semestre del año con unos ingresos de 163,1 millones de euros, un 32% menos que en el mismo periodo de 2022 y un 19% menos que en el primer trimestre de este año. La energética, que comunicó los resultados a BME Growth, atribuyó las cifras a la caída del precio de la electricidad. En contrapartida, destacó que las ventas de instalaciones solares crecieron un 14% interanual y los contratos solares bajo gestión aumentaron un 62%.
El pasado mes de abril, la comercializadora catalana ya se vio obligada a comunicar al mercado e inversores una rebaja sustancial de sus previsiones de negocio para este 2023 y los siguientes ejercicios como consecuencia del descenso de los precios de la electricidad en el primer trimestre del año y el frenazo en las ventas de placas fotovoltaicas.
Menos contratos
En concreto, anunció una rebaja del número de contratos solares gestionados en 2023 desde los 40.000 a unos 18.000 y para 2024 recortó el número de 75.000 a unos 37.000. El ebitda normalizado prevé que pase de 32 millones previstos en 2023 a entre 4 y 10 millones y desde 80 millones previstos a 27 millones en 2024.
Pese al importante reajuste, la comercializadora afirmó que los fundamentos del mercado solar siguen intactos y que hay margen de crecimiento, puesto que las instalaciones residenciales están ampliamente infrapenetradas en España y los principales operadores tienen camino por recorrer en el sector del autoconsumo y de las energías renovables.
Un 2022 volátil
El 2022 fue un año trascendente y de impacto para todo el sector energético español. Holaluz cerró el ejercicio con una cifra de facturación de 919 millones de euros, un 60% más, aupada sobre todo por la subida de los precios de la luz por el colapso del mercado y a la apuesta por el negocio solar, que sigue su lento despliegue.
Aun así, la energética catalana no logró abandonar los números rojos y acabó con unas pérdidas de 5,1 millones de euros. Asimismo, la deuda neta de la comercializadora pasó de los 44,1 millones de euros de 2021 a los 54,8 millones del pasado año.
La línea de negocio del gas, fuera
El 2022 también estuvo marcado por la decisión de Holaluz de abandonar el negocio del gas –donde entró en otoño de 2015--para centrarse en el negocio de la electricidad. En octubre, la compañía comunicó esta medida alegando que lo hacía porque era “lo mejor para los clientes” en un contexto de extraordinaria volatilidad.
En plena crisis energética, un total de 70.000 clientes fueron enviados a la tarifa regulada, con mejores condiciones que el mercado libre, según justificó en su momento la energética que cofundó Carlota Pi. Calcularon un impacto negativo en el ebitda de 3,9 millones y de 6 millones para este 2023.