La vinícola Raventós Codorníu prevé un menor impacto de la sequía en su producción en comparación con sus competidores gracias al plan de sostenibilidad implantado desde hace años. Mientras en el conjunto de Cataluña las pérdidas de uva se situaron en torno al 50% en la vendimia de 2023, Codorníu vio afectada algo menos del 40% de su cosecha. Su director, Sergio Fuster, espera que la empresa se muestre resistente y no empeore ese dato de cara al próximo septiembre.
El empresario ha presentado las bodegas Raimat como el buque insignia de la sostenibilidad en el grupo empresarial y ha asegurado a Crónica Global que estos viñedos en concreto ya habían logrado reducir el consumo de agua hasta la mitad, logrando vides mejor preparadas al estrés hídrico. “Ya estábamos bien posicionados en consumo”, ha detallado sobre unas instalaciones que también han logrado reducir en un casi 40% el uso eléctrico de la red gracias a los sistemas propios de generación de energía solar y biomasa.
Menos agua
Si bien Codorníu presume de haber logrado gestionar sus viñas con menos agua que el resto de la industria, gracias a la inversión en grupos de trabajo específicos para hacer más eficiente el gasto de recursos hídricos, su CEO reconoce también que buena parte de sus cultivos se encuentran en zonas menos afectadas por la sequía.
En concreto, el grupo Raventós tiene grandes extensiones de tierras propias en la provincia de Lleida, que bebe de la Confederación Hidrográfica del Ebro. Por el momento, esta área se encuentra en situación de normalidad o prealerta por sequía y no se le han aplicado del mismo modo las restricciones de la Generalitat que, en el resto de Cataluña, han llegado a cortar el grifo por completo a los cultivos leñosos como la viña.
Sin embargo, en este tercer año consecutivo de sequía, Fuster teme al “efecto acumulativo” que ha provocado que la planta se haya quedado sin reservas hídricas.
Valor a la tierra
Para explicar la mayor tasa de éxito frente a la sequía, respecto a otros competidores de la industria del vino y el cava en Cataluña, es necesario remontarse al propósito de Raventós Codorníu, un concepto que Sergio Fuster ha compartido con la audiencia en una conferencia en la escuela de negocios Esade este jueves. La centenaria empresa tiene claro su porqué, y es que se debe a aquello que le ha hecho crecer desde sus inicios: dar valor a la tierra.
“No teníamos sentido si nuestro propósito no era aportar valor a toda la cadena, desde la tierra hasta la experiencia del consumidor”, ha sentenciado el CEO, sobre aquello que les ha llevado a sellar 60 millones de botellas de cava y vino al año. Y, ligado a ese dar valor a la tierra, Fuster destaca el compromiso con la sostenibilidad.
Camino a la sostenibilidad
El empresario ha explicado a la audiencia que en Codorníu han logrado no sólo consolidar la transición sostenible “sin sacrificar el dinero”, también lo han rentabilizado. Con esta filosofía, desde octubre de 2023 todo el sello Codorníu se ha convertido en una producción proveniente de cultivos 100% orgánicos. De hecho, el grupo de Sant Sadurní d’Anoia ya supera, desde 2021, el 35% del mercado vinícola ecológico en el mundo.
Fuster ha reiterado la necesidad de la marca por “proteger el planeta” para, en consecuencia, “asegurarse que la tierra seguirá siendo fértil durante varias generaciones” que seguirán a una estirpe que se remonta ya hasta 20 ramas genealógicas atrás.