El batacazo bursátil de Grifols ha caído como un jarro de agua fría en el entorno del secesionismo catalán, algunos de cuyos mandatarios expresaron en el pasado sus simpatías hacia la farmacéutica de hemoderivados por sus logros y también por la cercanía del que fuera durante décadas primer ejecutivo y accionista, Víctor Grífols Roura, a sus postulados ideológicos, expresada en ocasiones de forma pública. En los últimos días, algunos de estos políticos nacionalistas se han lamentado por su caída en desgracia -en especial, desde Junts per Catalunya-, defendiendo entre otras cuestiones el hecho de que su compañía no abandonara la región en los momentos más duros del procés. Y recordando la importancia de sus actividades a escala local e internacional.
Uno de ellos ha sido el jefe de Oficina del expresidente de la Generalitat fugado Carles Puigdemont, Josep Lluís Alay, que en sus redes sociales ha hecho gala de su habitual vehemencia refiriéndose a la delicada situación de la compañía recordando de forma velada la fuga de empresas que se ha producido en Cataluña en los últimos años: "Yo sólo sé que Grífols no abandonó el barco en 2017, a diferencia de muchos cobardes y vendidos".
No obstante, cabe recordar que dos años antes de que la deriva del procés llegara a su punto más álgido, al inicio del otoño de aquel 2017, Grifols había traslasado fuera de Cataluña e incluso de España un área clave de su negocio.
Fue en 2015 cuando la empresa abrió en Dublín (Irlanda), un centro desde que el que gestionaría tanto la tesorería general del grupo como todo lo relativo a su unidad Bioscience, una de las principales aportadoras a los ingresos del grupo.
Ventajas fiscales en Irlanda
Grifols admitió por entonces que la decisión había sido motivada por la atractiva fiscalidad que ofrecía el Gobierno irlandés, que tras el rescate por parte de la Unión Europea debido al impacto de la crisis de 2008, diseñó un plan para atraer capital extranjero que ha llevado al país en pocos años a disparar su renta per cápita.
La compañía argumentó entonces que la medida tendría escaso impacto para las arcas de la Administración central, encargadas de recaudar el impuesto de Sociedades, toda vez que la actividad de Grifols en España era ya reducida en el conjunto global de sus negocios.
Canadell elogia su labor y sus inversiones en Cataluña
Otro referente del espacio posconvergente, el diputado de Junts Joan Canadell -expresidente de la Cambra, y representante del ala más ultranacionalista y radical del partido-, ha criticado por su parte el ataque de los "especuladores" y ha alabado el peso de Grifols en la economía catalana. Destacando, por ejemplo, que tiene 5.000 empleados en la autonomía, su vocación internacional, su investigación en terapias contra el alzhéimer o sus inversiones en empresas locales como el Joventut de Badalona, Juvé i Camps y Aigües de Vilajuïga, entre otras.
Rahola acusa a Aragonès y Sánchez de "no defenderla"
Otras figuras del entorno de Junts, como Pilar Rahola, han utilizado la crisis de Grifols para atacar a ERC. Más en concreto, al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, al que acusa por su "indiferencia ante el intento de destrucción de Grifols, la empresa estratégica más importante de Cataluña".
La popular tertuliana, próxima al fugado Puigdemont, ha difundido estas críticas -y también al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por lo mismo- en un vídeo difundido en sus redes sociales.
Guiños al 'procés' en el pasado
Unas redes que, antaño, otros dirigentes e influencers del secesionismo también usaron para alabar los logros de la compañía y ensalzar, también, la afinidad al procés de su propietario, Víctor Grífols, así como sus muestras de respaldo en 2014, año en que Artur Mas convocó la consulta secesionista del 9N. Lo cual le hizo granjeó a Grífols la admiración, entre otros, del por aquellas fechas alcalde de Girona, Carles Puigdemont.
Sea como fuere, el caso es que, tras su caída bursátil, la plana mayor de dirigentes e influencers secesionistas mantienen estos días un llamativo silencio al respecto -caso, por ejemplo, de Puigdemont-. Y los que se pronuncian, por lo general, eluden los argumentos de fondo, obviando el debate sobre la deuda y la situación financiera de Grifols, más allá de criticar a Gotham y el ataque de los fondos especuladores.
Crisis bursátil
Grifols vive desde el pasado martes la peor crisis bursátil de su historia, a raíz de la publicación de un informe de Gotham City Research, que pone en cuestión el verdadero valor de la compañía, hasta el punto de considerar que debería aproximarse a cero.
El fondo especulador, célebre por provocar notables hundimientos en empresas cotizadas previa publicación de artículos que censuran la actuación de sus gestores, pone el foco también en las operaciones que Grifols realizó en su día con Scranton Enterprises, instrumental radicada en Países Bajos, y controlada por la familia fundadora de los laboratorios, a los que da nombre.
Gotham City, que provocó hace casi diez años la quiebra y posterior liquidación de la tecnológica española Gowex al poner en cuestión su modelo de negocio, ha atraído a numerosos fondos especializados en abrir posiciones en corto sobre Grifols, lo que ha envuelto a la cotizada en una espiral de volatilidad y desplomes que la han hecho perder algo más de un 37% de su cotización en apenas cuatro sesiones.
En términos de capitalización bursátil, Grifols vale en la actualidad unos 3.600 millones menos que la víspera del ataque.
A través de esta operativa, este tipo de entidades apuestan a la baja contra un valor mediante operaciones de préstamo de valores, los cuales ponen en el mercado de forma masiva.
Cuando los títulos han bajado su precio de forma significativa, proceden a comprarlos mucho más baratos para hacer efectiva la devolución del préstamo de acciones; de este modo, se apuntan la diferencia entre los ingresos que obtuvieron con la venta y el montante invertido para la compra.
Beneficios para los bajistas
En el caso de Grifols, las plusvalías obtenidas por alguno de estos fondos bajistas superan el 40%. Uno de los que afloró sus posiciones cortas fue General Industries, asociado a Gotham, que declaró un 0,6% del capital de Grifols y cerró la posición dos días después, tras dejarla bajo mínimos a las pocas horas.
Al tratarse de un asunto que sitúa en el centro de la controversia las operaciones con Scranton, el papel de la familia Grifols está ahora puesto a debate. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ya ha solicitado formalmente a la compañía aclaraciones sobre la relación con el accionista, que cuenta con algo más de un 8% de la empresa. Se espera la respuesta de Grifols para los próximos días.