El recién nombrado presidente de Celsa, Rafael Villaseca, ha mantenido encuentros con su antecesor, Francesc Rubiralta y la dirección de la compañía, así como con los miembros del comité de empresa en el marco del traspaso de poderes del grupo siderúrgico, que ha pasado a manos de los que fueran sus principales acreedores. 

A comienzos del presente mes, el que fuera durante cerca de 15 años consejero delegado de Gas Natural Fenosa (actualmente, Naturgy) mantuvo una reunión con Rubiralta en la sede de Celsa, en la localidad de Castellbisbal.

Capitalización

Como se había anunciado previamente, el nuevo presidente también conversó con el equipo directivo y los representantes de la plantilla, con el fin de trasladarles un mensaje de confianza, así como las líneas fundamentales de la nueva etapa que arranca en la compañía. 

Según avanza el diario Expansión, los fondos que se han hecho con el control de la compañía, a través de una capitalización de la deuda incluida en el plan de transformación aprobado en el juzgado de lo Mercantil de Barcelona, han procedido a iniciar la simplificación de la estructura societaria a través de la que la familia Rubiralta controlaba Celsa. 

Estructura simplificada

De las tres instrumentales que sostenían el capital de Barna Steel, la matriz del grupo, tan sólo quedará vigente Inversiones Pico Espadas, que absorberá las dos restantes, Inversiones Pico Aneto e Inversiones Pico Anayet.

Esta maniobra se ha realizado a través de una reducción previa de capital a cero, para asumir las pérdidas y un posterior aumento, en lo que se conoce en el argot financiero como "operación acordeón". 

Nuevo consejo

Hace unas semanas, los nuevos propietarios comenzaron a conformar el consejo de administración que, además de Villaseca, incluye cuatro profesionales con amplia experiencia en procesos concursales y de transformación.

A partir de enero se incorporará a la compañía Jordi Cazorla como consejero delegado y primer ejecutivo. Será entonces cuando se proceda a completar el órgano de gobierno y enfilar la recta final del proceso, con la incorporación de un socio industrial de capital español para cumplir con las condiciones impuestas por el Gobierno.

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