Preocupación en el sector turístico de la costa de Tarragona. El motivo es la alerta médica emitida por Reino Unido e Irlanda después de que se haya registrado un aumento de los casos de criptosporidiosis entre los turistas de estas nacionalidades que regresan especialmente de Salou. El Gobierno británico ha llamado a los visitantes que se dirijan a esta localidad de la Costa Daurada a extremar las precauciones, una situación que puede poner en riesgo uno de los principales mercados para este destino, que ya sufrió la pérdida de los viajeros rusos.
En ambos países anglosajones se han detectado cientos de casos de personas que podrían haberse infectado en España, donde se ha cuadruplicado la incidencia de esta enfermedad intestinal, que suele contagiarse en piscinas y parques acuáticos. Las fuentes consultadas en el sector aseguran que todo parece indicar que el punto caliente del parásito podría ser la piscina de algún hotel de Salou, aunque llaman a la calma.
Higiene y desinfección
"Confiamos en las políticas sanitarias que está llevando a cabo Salut", indican las mismas fuentes. La Asociación Hotelera del municipio no ha respondido a las consultas de este medio, mientras que desde el ámbito de los apartamentos turísticos defienden su "estricto protocolo de higiene y desinfección de los alojamientos", además de la "calidad" y "seguridad" por la que es "reconocida mundialmente" Cataluña como destino.
Otras voces sectoriales expresan inquietud por un episodio "peligroso" que puede hacer "daño", ya que "el británico tiene muchos destinos donde ir y, como falle, será un problema". Sin embargo, minimizan los efectos que puede tener a corto plazo, ya que los visitantes de esta nacionalidad suelen llegar entre abril y octubre.
Aumentan los casos en España
En los últimos nueve meses, los contagios en España se han cuadriplicado: más de 3.000 casos detectados hasta el 19 de septiembre de 2023 frente a los 805 en 2022. Con estos últimos datos, y tras recibir la comunicación de Irlanda y Reino Unido sobre el brote de contagios en Salou, el Ministerio de Sanidad ha activado un grupo de trabajo para mejorar la vigilancia de este protozoo.
El año pasado, las incidencias acumuladas más elevadas se observaron en el País Vasco, seguido de Navarra, La Rioja y Cataluña, donde se registró un brote de gastroenteritis causado por el parásito que obligó a cerrar la piscina municipal de Callús (Barcelona).
Aun así, fuentes médicas aseguran que la reacción por parte de las autoridades inglesas e irlandesas y, en concreto, sus recomendaciones son "algo exageradas", pues no se conoce el origen exacto de la infección. Además, insisten en que el parásito está presente en todo el mundo y que en países occidentales se detectan numerosos brotes cada año.
Principales síntomas de la infección
La criptosporidiosis es una enfermedad gastrointestinal causada por el protozoo cryptosporidium. Su transmisión suele producirse a través de aguas residuales o contaminación del agua de las piscinas. Una vez el parásito entra en contacto con el agua, el cloro de la piscina no elimina la bacteria. La infección puede ser asintomática, pero en la mayoría de casos se presentan diarreas.
Además, puede ir acompañada de calambres abdominales, pérdida de apetito, febrícula, náuseas, vómitos, entre otros síntomas. En alguna ocasión puede durar unas cinco o seis semanas y puede ser más grave en personas inmunosupresoras o en mayores con enfermedades crónicas. En cualquier caso, los médicos insisten en que "no es una enfermedad grave" siempre y cuando la persona infectada no pertenezca a un grupo de riesgo o sea un niño muy pequeño.
Críticas al alarmismo británico
Por ahora impera la precaución ante una alerta sanitaria que aún debe ser investigada. Sin embargo, que esta haya aparecido ahora que hay menos afluencia tras un verano sin intoxicaciones graves hace desconfiar a los empresarios turísticos. No han olvidado que en los alrededores de 2010, muchos británicos "llegaban con dolor de tripa e infecciones intestinales".
"Era para reclamar y que les pagasen las vacaciones", denuncian. Y es que es habitual que este perfil de visitante llegue a través de agencias de viajes y turoperadores. "Al final, pasó, pero nos costó horrores", recuerdan. Aunque es pronto para llegar a conclusiones en uno u otro sentido, y a pesar del alarmismo de la prensa británica, el empresariado local se reivindica: unos aseguran no haber visto ningún caso, otros hablan de reacción desmedida por "una decena" de casos y recuerdan que los hoteles de la zona "llevan entre 50 y 70 años recibiendo ingleses y haciendo el trabajo".