La magistrada del Juzgado de Instrucción 1 de Tarragona ha dado por finalizada la investigación de la explosión de material químico en la planta de Iqoxe el 14 de enero de 2020, por la cual murieron tres personas, y ha enviado a juicio a la empresa como persona jurídica y a tres de sus directivos en el momento.
En un auto consultado por Europa Press este viernes, la jueza ha abierto juicio oral por los presuntos delitos de tres homicidios imprudentes, lesiones por imprudencia a varios heridos, estragos, daños también por imprudencia, falta de seguridad en la empresa y delito contra los derechos de los trabajadores.
Además de la empresa, los procesados son los entonces CEO de Iqoxe, director de la planta de Tarragona y jefe de servicios generales de seguridad y medioambiente de la empresa.
Indemnizaciones
La jueza estima que las indemnizaciones de la causa ascenderán a 20 millones de euros, y ha dado un plazo de 24 horas para que los acusados y responsables civiles depositen esta cantidad como fianza.
Por su parte, los abogados de los procesados cuentan con 20 días de plazo para presentar sus escritos de defensa de cara al juicio que se hará en la Audiencia de Tarragona.
Condiciones y seguridad "deficientes"
La magistrada procesó a la empresa y a los tres directivos en junio al concluir que la causa de la explosión podrían ser "las deficientes condiciones en que se desarrollaba la actividad industrial".
En el auto de procesamiento, la jueza también señaló sobreproducción, la falta de personal, el incumplimiento de las normas de prevención de riesgos laborales, deficiencias en las instalaciones y equipos, falta de medidas de seguridad, deficiencias en el funcionamiento y activación de los planes de Protección Civil, y que la empresa no tenía homologado su plan de autoprotección de emergencia exterior.
También hizo referencia al "deficiente mantenimiento de las instalaciones y el ejercicio de la actividad sin las debidas condiciones de seguridad" industrial, laboral y de protección interior y exterior frente a accidentes graves, en una empresa que contaba con una plantilla insuficiente.
Esto implicó "unas deficientes condiciones de producción, trabajo y seguridad en la empresa, al priorizarse la producción y rentabilidad, con reducción de costes, sobre la seguridad", que llevó a que a los trabajadores subcontratados del servicio de extinción de incendios también se les adjudicaban otras tareas como control de accesos, trasladar muestras a laboratorio y funciones de portería.
Alarmas apagadas por "ruido molesto"
La instructora también ha constatado que el nuevo reactor que había incorporado la empresa tenía diferentes sistemas de alarma visual y sonora, pero que "desde meses antes de la explosión, y como quiera que las alarmas sonaban con un ruido molesto, fueron silenciadas dichas alarmas sonoras", y no había un empleado que estuviera vigilando siempre los paneles visuales.
El día de la explosión de un reactor, se estaba fabricando un producto inusual en Iqoxe, que la empresa sólo había elaborado seis veces antes -en todas se detectó problemas en la fabricación- y esta vez lo hacían en un lote inferior al que habían hecho las otras veces, por lo que el jefe de planta ordenó reajustar la fórmula.
Entre las 15 y las 16 horas se detectó que se había quemado la fibra de la bomba del circuito pequeño del reactor, por lo que empezó a salir humo, y el contramaestre jefe de turno -que murió en el hospital tras la explosión- comprobó que había una fuga de gases.
Una víctima quería parar el reactor
Sin embargo, tras una reunión del jefe planta -fallecido en la explosión-, el supervisor y el jefe de turno decidieron continuar con la producción a pesar de que el contramaestre dijo que era partidario de parar el reactor.
Entre las 18 y 18.40 horas, la mezcla del reactor entró en estado de agotamiento pero la jueza concluye que en todo este rato "ningún operador atendía la pantalla de control, de modo que no se hizo un seguimiento de la reacción, puesto que las alarmas sonoras estaban silenciadas y únicamente se disponía de alarmas visuales en pantalla", y a las 18.40 horas fue la explosión.
Tercera víctima y afectados
La tercera víctima de la explosión murió por el impacto de un fragmento del reactor, que salió despedido en distintas direcciones, y ese en concreto se desplazó hasta 2.480 metros y golpeó al hombre en su vivienda, en el barrio de Torreforta.
También resultaron heridos 10 trabajadores de Iqoxe y tres personas fuera de la empresa, y hay 28 vecinos de Tarragona perjudicados por daños en sus viviendas, entre ellos en la fachada de un edificio que recibió el impacto de un fragmento de acero de dos metros de largo por uno de ancho y seis centímetros de grosor.
En la causa también constan como perjudicados una empresa de Tarragona y el Ayuntamiento por daños en varios espacios municipales, el Ayuntamiento de La Canonja por daños materiales directores y 16 vecinos de este municipio por daños en viviendas, además de ocho empresas colindantes a Iqoxe por daños a las instalaciones.