El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha detallado ante los asistentes al congreso anual de la Asociación Económica Europea de Barcelona que el ciclo inflacionista del país ha pasado factura de forma más acusada a las familias que tienen menos recursos. “Los hogares más pobres experimentan tasas de inflación ajustadas en función del gasto más altas debido a la composición de su cesta de la compra”, ha manifestado en su discurso en la Universitat Pompeu Fabra (UPF).
Recuerda que “gastan de forma proporcional más en energía y alimentos, siendo este último otro factor importante de inflación en 2022” y se enfrentan a “mayores dificultades para modificar sus patrones de consumo a medida que aumentan los precios”. Dos factores que “acentúan el impacto asimétrico de la inflación” que lleva a que “afecte más a los hogares relativamente vulnerables”.
La distribución de recursos de los hogares
Hernández de Cos ha recordado que en 2021 la subida de los precios de la energía llevó a los hogares de España a lidiar con una inflación de hasta el 3,1%. “A medida que los hogares de bajos ingresos dedicaron una mayor proporción de su gasto a electricidad, gas y otros combustibles, su tasa de inflación promedio ajustada fue mayor (3,5%)”.
Esta realidad contrasta con la vivida en los hogares con altos ingresos. “Asignaron una menor proporción de su gasto a estos artículos energéticos”, ha manifestado el gobernador del Banco de España, quien calcula que se “enfrentaron a una tasa de inflación promedio del 2,7%”.
Desigualdad también por edad
También se llega a este escenario desigual si se compara la realidad de los hogares según la edad de la persona que más ha aportado a los ingresos familiares. “Los que cuyo jefe tenía más de 60 años enfrentaron una inflación promedio del 3,4%, mientras que para los que tenían menos de 40 años, era del 2,8%”, ha explicado ante los asistentes.
Además, “estos patrones se acentuaron en 2022”. “La inflación que enfrentó el hogar promedio aumentó al 8,4%, el 60% de la cual fue impulsada por la energía y los alimentos”, ha indicado en su discurso. “Como los hogares de bajos ingresos volvieron a gastar una proporción mayor de su consumo total en esos dos artículos en comparación con los hogares de altos ingresos, esto amplió aún más la brecha entre la inflación ajustada al gasto que enfrentaron estos dos grupos: los hogares de bajos ingresos experimentaron una inflación promedio del 8,9%, mientras que la experimentada por los hogares de altos ingresos fue del 7,8%”.
Demanda de estabilidad, también política
Hernández de Cos ha subrayado la importancia de que la inflación “vuelva a niveles consistentes” y se ha mostrado optimista en que se cierre el ejercicio en curso sensiblenente más bajo que el año anterior.
Ha recordado que la estabilidad es la mejor fórmula para acabar con estas desigualdades tan acusadas en el país. A preguntas de los periodistas antes de la conferencia y mostrando su prudencia habitual, ha sido claro: la demanda de estabilidad incluye también el plano político.